Revivamos el antiguo arte de la broma telefónica.
Hay que buscar una guía telefónica (en toda casa hay una escondida), llamar a cualquier número al azar y preguntar por José, por Marcelo o por el abogado.
No hace falta ser el doctor Tangalanga, eximio maestro que debería tener un monumento.
Vamos, que no queda mucho tiempo!
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