El tiempo es así: hay mucho, y se precisa tomarlo de a poco.
Para eso hay que ir encontrando diferencias, comparar tardanzas que son amplias, pero no iguales. Caminatas que llegan a veces lejos, y a veces no tanto. Cosas así.
Y de esas imprecisiones se van haciendo medidas más precisas.
También en el arte se llega al refinamiento de la técnica por repetición de los errores: la primera nota fué un golpe, el primer trazo una herida, la primera danza un tropiezo.
Volviendo al tiempo, decía que hay que tomarlo de a poco, como un trago fuerte, y hacerlo ritmo, antes que nos imponga su viscosidad.
A nadie le caen bien los babosos.
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