Sé muy bien que estar viviendo donde vivió mi vieja 40 años no me
hace amiga de toda la gente que la quería. Pero hoy, recién, a la
una y media de la mañana, salgo (poco menos que en calzones) a sacar
la basura y me encuentro con una de sus amigas. Una de las que la
acompañaron hasta último momento. De esas de fierro: ella se enteró
que la llevaban al Pirovano y fue al Pirovano. Dale que va. Y cómo
está Negrita y qué pasó y todo eso.
Y respetuosa. La mar
de respetuosa. No me tocó el timbre ni media vez. Me saludó
cariñosamente siempre, pero no me invadió en esta toma de
territorio.
Y hoy nos
encontramos en el pasillo. Yo medio en bolas. Ella volviendo de su
coro. Y charlamos. Y hablamos de Almudena Grandes. De mis autores. De
su poesía (la de la vecina), de mis amigas poetas (María Laura). De
mis libros. De su canto. De mi vieja. De la vida. Nos tocamos, nos
miramos a los ojos…
Ya está.
El otro día, una
amiga me decía: “los que vivimos solos tenemos que ser amables”.
“Pero yo soy tremenda jodida”, le respondí al toque. Hoy no fui
jodida. Esa mujer amaba a mi mamá. La acompañó más allá de lo
que pude hacerlo yo. Y conecté. Y no me costó nada.
A veces parece que soy gente, mamá.
Te quiero taaanto. Este texto es el reflejo de tu mejor vos. Y siempre lo tenés!❤
ResponderEliminarNo sos gente. Sos persona. Esa es la diferencia, sos singular. Por suerte sos muy singular!
ResponderEliminarhermosos texto y más cosas.
ResponderEliminargracias!