jueves, 13 de febrero de 2020

Jugar al gallito ciego

La vieja y nunca bien ponderada deprivación sensorial.
Cuenta la leyenda que Isaac Newton se jodió la vista tratando de mirar el sol de frente, por lo que tuvo que pasar un par de semanas en una habitación a oscuras (las malas lenguas dicen que tenía fotofobia por la resaca, tss), y que en esos días hizo los descubrimientos fundamentales sobre el comportamiento de la luz.
Pero jugar al cieguito en tu propio cuarto es fácil: está todo en su lugar. El juego de verdad es que uno deambule sin saber, o peor, trate de atrapar a los compañeros que cambian de lugar.
Pensándolo bien, qué juego de mierda el gallito ciego.
¿Quién inventa los juegos de los chicos?

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