domingo, 31 de mayo de 2020

Listas negras

Hay que terminar con el voluntarismo bienintencionado, de la misma manera que con la moralina de lo que está bien y lo que está mal.
Hay cosas que son básicas en las personas, rasgos que se mantienen estables, con suerte, a lo largo del tiempo. Créanlo: la mayor parte de los cambios que trae el tiempo son para peor. Deterioro cognitivo, pérdida del control de esfínteres, acumulación de multas, muerte de plantas en macetas.
Por eso, cuando alguien amenaza, defrauda, agrede, boicotea, manipula, lo más seguro es que se comporte en el futuro de manera similar ante situaciones similares.
El voluntarismo te pide dar segundas oportunidades, porque "cualquiera puede cometer un error". Bueno, llegar tarde puede ser un error, cancelar un compromiso sin avisar no tanto. 
Es fácil orientarse: por un lado tenés los resultados de las conductas ajenas, que pueden gustarte o no, pero son siempre resultados. Por otro lado, tenés las acciones en relación con cada situación: ahí se ve lo estable.
Y de ahí la utilidad de hacer listas negras.
Que parece algo negativo? Hay que evaluar eso en función del grado en que afecte la libertad de todos.
En lugar de hacer una lista negra, hagamos una lista de recomendación. Cuántas opciones le doy a los demás de esta manera y cuántas le daría al revés?
Parece bastante obvio que es preferible escuchar "no hagas esto", que "hacé esto".
Mejor llevarlo al terreno sexual: "no cojas con a, b, c, y d" versus "cojé con a, b, c y d".
Claro después uno recuerda que se hacían listas negras por simpatía política, por "pertenencia", por "identidad", que son los rasgos que menos dicen de los demás.
La verdadera lista negra es la de quienes creen que te conocen.

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