Según veo, o bien se pierden estos avances culturales y la próxima exposición al loncoteo traerá una epidemia de piojos devastadora, o bien se convertirán en artes ceremoniales, cultivadas por tradición como el origami o la jineteada. Un desastre evitable? O inevitable? Debemos hacernos a la idea de un futuro de cabezas rapadas? Ojo que hasta ahora, nadie que haya probado la maquinita por propia decisión volvió a someterse a la proliferación capilar.
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