Foto BRS MEAS via photopin cc |
Finalmente, ocurrió: voy a comprarme un celular tras años de arreglarme con aparatos heredados. No vendrá con un pan bajo el brazo, sino en una caja protectora que tendré que conservar para que sea válida la garantía. Envuelto en una bolsita. Con ooootro cargador más. Después de la buena noticia que fue la estandarización del puerto USB en los celulares, faltó la otra que obligara a vender cargadores por separado. Pero no; como total se rompen y hay que tirarlos...
No se rompen. No para tirarlos, al menos. A la mayoría se les corta el cable, y bastan unos minutos y un soldador para que funcionen.
Es uno de mis temas favoritos: al medio ambiente no lo arreglamos entre todos. No entre todos por igual. La empresa que te vende cada celular con su cargador (pero no con un diseño que exima de comprar una funda protectora) es mucho más responsable que sus compradores. Entre los consumidores, tampoco vendría nada mal que reincorporemos la industria del arreglo en lugar de la del reemplazo, sobre todo porque el reciclado no es más que un manotazo de ahogado, una curita sobre el hachazo del pobre piojo.
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