El ritual se repite con variaciones. En el corazón: hojas secas, piñas, líquenes. Ramas chicas alrededor; troncos más grandes por afuera. Invocar al demonio del fósforo. Soplar, esperar que la llama crezca. Los chicos quiere echar maderitas, las lanzan y retroceden entre risas. "Qué hermoso fuego", dice alguien. Siempre así: hermoso.
Nunca estoy solo cuando enciendo un fuego. Me acompañan mi padre, mi abuelo, mis tíos, miles de antepasados; hombres y mujeres con la mirada perdida en la misma hoguera.
Tres palabras de yapa
Una lechuga mustia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario