(Un robot.) (Un amigo me dice que va a estudiar música.) (Una imagen inusualmente sensual y desagradable de una mujer que conozco.)
—Amor.
(Circe)
—¿Mmm?
—Amor, entró un sapo por la ventana.
—¿Sapo?
—Sapo, bicho, qué se yo. Algo.
Miro la ventana: está abierta, y la persiana deja un hueco por el que podría entrar un sapo.
—¿Te fijás?
—Bueno.
—Por ahí en la esquina.
Miró bien por los rincones, abajo de la cama. Todo está como siempre.
—No hay nada.
—¿Te fijás de nuevo? Yo escuché.
Miro nuevamente, con cuidado. Aquí no entró ningún sapo; bajo la cama están los cincuenta y ocho de siempre, en racimos violeta.
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