"¡Cambio, pago más!", dice uno. "¡Cambio, cambio!", responde otro en la vereda de enfrente. "Cambio euro, reales, cambio", hace eco una chica con lentes espejados, un poco más allá."¡Cambio, cambio, cambio!", resuena la calle.
Es como un canto de cortejo. En lugar de arbolitos, bien podríamos llamarlos pajaritos, chicharritas, grillitos.
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