lunes, 1 de abril de 2019

Tirar la basura


Esto de la orfandad se convirtió en incapacidad. No puedo escribir. No puedo llevar a cabo tareas básicas. En público parece que me comporto según lo esperado (no hubo quejas al respecto).
La mínima tarea de tirar la basura se me hace hercúlea. Complicada. Aburrida (bue, siempre lo fue). Postergable (eso también).
  • Tirar todo lo tirable,
  • cerrar la bolsa,
  • sacarla del tacho,
  • poner la traba en la puerta (no sea cosa que me quede afuera en cumplimento de tan deleznable tarea),
  • ir hasta el cuartucho (AKA) incinerador,
  • depositar la bolsa,
  • volver a casa,
  • poner la bolsa nueva,
  • poner la tapa del tacho…
Uf. No puedo. Me agota pensar en tan nutrida sucesión de eventos. Creo que no soy capaz. ¿Se siente el olor a podrido desde el pasillo? A ver…
LPM. No puse la traba. Ahora tengo que blanquear frente al portero. Bajar, hablar con el sereno, pedirle la llave de repuesto (que no sé si la tiene él o el portero que duerme) mientras explico las circunstancias en las que me quedé fuera de casa...
¿Y si me hago un bollito y duermo en la escalera? Mañana encaro con el ayudante de portero que es más copado, creo…

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