lunes, 30 de marzo de 2015

Día de buscar desesperadamente

swords & other stuff at the antique shop
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"Aquí está. lo encontré. Sabía que iba a estar en el último lugar en que buscara, así que busqué ahí primero."
Delirio en Sandman: Vidas breves, Neil Gaiman



80 palabras de yapa (sí, de nuevo)

—Lo último, lo último, lo menos que menos quiero en el mundo es tener despelotes en el colegio.
—No digo ya mismo, pero en algún momento.
—¿Vos no eras la que preguntaba qué iba a hacer cuando Sol volviera?
—Sí, pero nunca dije que esperaba que te volvieras a juntar.
—Ajá, así que querés conseguirme alguien antes del supuesto regreso.
—Dicen que un clavo saca otro clavo.
—Cosa que nunca supe como. Y si yo comparara mujeres con clavos, me crucificarías.

Día de imprimir tarjetas

I got a broken face (FAF)
I got a broken face (FAF) via photopin (license)
Vos, que tajaí mirando blogcitos, ¿tenés tiempo para un cuentito zen? Claro que sí.

Érase que se era un médico militar brillante. Atendía a los heridos que llegaban desde el frente, los curaba en tiempo record y los volvía a enviar a la batalla. Una, dos, tres, tres veces hasta que el soldado volvía manco, rengo, o muerto.
Con el paso de los días y los muertos, el médico comenzó a cuestionarse su vida: "¿Para qué hago esto?", pensaba. "¿Qué sentido tiene curar a estas personas para enviarlos a morir?". Tan apesadumbrado se sentía que finalmente pidió licencia y buscó refugio en un monasterio cercano.
Tiempo después, volvió al hospital de campaña, a curar a los heridos con el empeño de antes, e incluso más.
Uno de los enfermeros se acercó y le preguntó por qué había vuelto a la tarea.
—Es que ahora sé por qué lo hago: porque soy médico.

Y con un floreo, extrajo del bolsillo interior de su saco Armani una tarjeta recién impresa.

Bienaventurado aquel que pueda decidir con claridad qué poner en su tarjeta. Atenti: tal vez no coincida con la ocupación. Puede que una diga: "Sí, soy escribana, pero no solo escribana". Por ahí te cabe mejor alguna otra cosa. Cantante de ducha, silbadora profesional, desmoldadora de flanes impecables. Fijate.




80 palabras de yapa

—No te hagas la víctima.
—Pensé que era la víctima.
—Sí, pero no te hagas. Además, ¿que pretendés, que nadie se entere? ¿Es pecado separarse?
—Me hubiera gustado que no se supiera, sí. Vas a ver, en menos de un mes lo saben todas las madres y los chicos. Sobre todo los chicos me van a romper las bolas. Huelen la sangre, como los tiburones.
—Mirale el lado positivo; seguro que hay madres separadas con una excusa perfecta para hablarte.




viernes, 27 de marzo de 2015

Día de largar por la mitad

And love may grow
And love may grow via photopin (license)
A ver, cerebrito voluntarista, si nos entendemos: cuando el cuerpo dice basta, es basta.

79 palabras de yapa

—Mariela; seguro se deschavó ella, con lo chusma que es.
—¿Pensás que no puedo darme cuenta solo? Mirá esa sala: son todas mujeres. Los únicos profes somos Eduardo y yo. Esto es un gallinero y yo...
—...sos el gallo?
—Ni ahí. Pero por tu culpa, ahora soy un pollito mojado. Se ponen maternales.Están las paredes pegajosas de oxitocina, te juro.
—Bue, mirá qué mal, tenés gente que te cuida.
—A lo mejor no quiero que me cuiden, Ani.

jueves, 26 de marzo de 2015

Día de quedarse sin palabras

Foto por Juan Pablo Luppi, CC y todo eso.
—Pucha. Eeeemmm...

Al día siguiente:
—...

Al otro:
—...

Otro más:
—...

Y otro:
—...

Y por fin:
—¡Avasallante! "Overwhelming" en español es "avasallante".

¿Diccionarios? ¿Quién tiene tiempo de mirar en diccionarios?




77 palabras de yapa


—¡Chau profe!
—Chau, Andrea.
—Profe, ¿puedo pasarme de grupo?
—¿Con quien?
—Con Lorenzo y León.
—Si ellos quieren, no hay problema. Pero quedate en un grupo hasta termina el trabajo al menos.
—¡Gracias!
—¡Profe!
—¿Qué... ah, sos vos.
—¿Qué tal todo?
—¿Todo, todo?
—La clase, digo.
—Es un buen grupo. No hace quilombos, como cierta gente.
—¿Como quien?
—Como vos, Ani, no te hagás. Contaste lo de Sol.
—¿Quién te dijo?
—Nadie me dijo, se les nota.


miércoles, 25 de marzo de 2015

Día de inventar una religión

Marvel
Marvel via photopin (license)
Dicen algunos que para admirar el poder de la Bestia en toda su inmensidad es necesario salir de las ciudades: acudir a los parques erigidos sobre Su poderoso vientre, visitar los santuarios llenos de gaviotas, a los que acuden peregrinos en busca de algo que los ayude a sobrevivir. Yo prefiero estar aquí en el centro de su devoción, aquí donde recibe diariamente las ofrendas.Cada uno aquí sirve a la Bestia a su manera, y a todos valoro: los que escrutan los cielos, los que organizan grandes festejos en su honor. Me emocionan las fiestas de fin de año, en las que todos hacen esfuerzos para superar la ofrenda diaria. Estremece ver tanto amor, sentir el latir de una ciudad unida por la Bestia. Millones unidos en Su alabanza, millones iguales frente a Su inmensidad.

Confieso, no obstante, que mi investidura me hace sentir afortunado, distinto, incluso —¿osaré decirlo?— superior. No creo que peque de soberbio: hay otros superiores a mí, al fin y al cabo. Los que administran Sus pseudópodos; mi Principal, que nos lleva por el Recorrido noche a noche, recogiendo las ofrendas, alimentando Su prodigioso apetito. Nada de eso impide que sienta la importancia, la fortuna de subir con mi compañero a los flancos de la Bestia, sentir el viento en mi cara mientras recorremos las calles, atentos a las ofrendas que los fieles colocan cuidadosamente frente a las casas al caer el sol. Nosotros las levantamos amorosamente, encerradas en sus bolsas verdes y negras, y alimentamos a la Bestia cada noche, después de las nueve, salvo que los Hermanos meteorólogos presagien tormenta.

76 palabras de yapa

Tras ponerse los anteojos limpios, me mira y se sonroja. Las señoras de los changuitos buscan como disculparse y culparnos al mismo tiempo. Él se levanta y me tiende la mano para levantarme. Es más bien flaco y bastante alto; me siento como izada por una grúa. Me pregunta si estoy bien y asiento con la cabeza. "Menos mal", concluye y sigue corriendo. Lo veo alejarse. Hubiera querido decir algo más, pero no sé qué sería.

lunes, 23 de marzo de 2015

Día de usar punto y coma

Semicolon
Semicolon via photopin (license)
Una amiga me pide consejos gramaticales, principalmente sobre uso de comas. Le sugerí que utilizara más puntos y comas. Ella, diligente como pocas, se mandó a una librería y revisó las novedades. No encontró ni un punto y coma. Más tarde me envió una nota en la que se hablaba de la desaparición paulatina del pobre signo.

Con lo lindo que es, el guacho. Cuando coordina dos proposiciones, es lo más; nada como dejar al lector el trabajo de relacionarlas. Y sí, ponele que podés zafar con un punto, pero no es lo mismo. El ritmo cambia. Dicen que se pierde porque no saben usarlo; pero acaso sea porque se lee cada vez menos en voz alta. Yo, por mi parte, pienso abusar de ellos. Comienza la campaña: "Salven al punto y coma; nadie lo hará sino nosotros!"

75 palabras de yapa

Paso frente a la feria; esquivo a las señoras con bolsas de la compra. De pronto, dos changuitos bloquean la senda. Freno y alguien cae contra mi espalda. Caemos los dos al piso, los cuatro si cuento los changuitos. Giro para ponerme boca arriba. El flaco se corre a un costado, tratando de no aplastarme más. Se pone los anteojos y musita "no veo un soto". Mientras limpia los vidrios con la remera, sonríe incómodo.


Día de cambiar para que nada cambie

gartensessel rebuilt
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—¡Venga! ¡Venga! —gritaba la Reina—. ¡Más deprisa! ¡Más!
    Y corrían a tal velocidad que finalmente fue como si volaran por el aire, sin tocar apenas el suelo con los pies; hasta que, de repente, cuando ya Alicia se estaba quedando completamente exhausta, se detuvieron, y se encontró con que estaba sentada en el suelo, mareada y sin aliento.
    La Reina la apoyó contra un árbol, y le dijo con amabilidad: «Puedes descansar un poco, ahora».
Alicia miró en torno suyo, muy sorprendida.
    —¡Vaya, para mí que todo el tiempo he estado debajo de este árbol! ¡Todo es igual que antes!
    —¡Naturalmente! —dijo la Reina— ¿Qué pretendías tú?
    —Mira, en mi casa —dijo Alicia jadeando todavía un poco— habríamos llegado a algún sitio... si hubiésemos estado corriendo deprisísima tanto tiempo, como hemos corrido aquí.
    —¡Pues sí que es lento ese país! —dijo la Reina—. Aquí, como ves, necesitas correr con todas tus fuerzas para permanecer en el mismo sitio. Si quieres ir a otra parte, tienes que correr lo menos el doble de deprisa.
Lewis Carroll, A través del espejo

En evolución, la hipótesis de la Reina Roja es el nombre que recibe la idea de la selección continua de las especies. Funciona así: para una especie, la mayor fuente de presiones de selección la constituyen otras especies: los predadores, las presas, las especies que compiten por el mismo alimento. Las poblaciones van cambiando generación tras generación, de manera que se impongan los que mejor huyen de los predadores, los que mejor cazan a sus presas, los que madrugan a los que comen lo mismo. Pero resulta que al cambiar, se transforman en un factor de selección para las otras especies. Entonces, si la población ahora corre más rápido, también correrán más rápido sus predadores o sus presas; todos metidos en una carrera armamentística cuyo resultado final es que cada especie mantiene su lugar en el ecosistema.

Cosas en las que pienso mientras me paso de Windows XP a Windows 7.

74 palabras de yapa

Te molesta si sigo al lado tuyo, pregunta. Es más llevadero correr acompañado, no te parece.
Siento la sangre subirme a la cara pero no estoy segura de que se me note; bastante roja debo estar ya de tanto correr. Le digo algo que espero que suene como que se vaya a la mierda sin que suene demasiado como que se vaya a la mierda. El tipo dice alguna pavada y se las toma.

viernes, 20 de marzo de 2015

Día de quedarse en casa

AcHoO
AcHoO via photopin (license)
Me pregunto en qué momento de la historia se transformaron los médicos laborales en lo que son hoy: guardias de tren que pican boletos. Un tipo que (supongo) estudió, se quedó noches en vela preparando exámenes, hizo su residencia y ahora va de casa en casa para preguntarte de lejos qué te pasó. No diagnostica, no revisa: anota en una planilla si podés caminar o no. Si dejás tu casa para a ir a un médico que te revise, y el médico laboral llega, sonaste: día perdido en el trabajo. Te atrapó el chancho.

Me da bronca. Pero me da bronca por ellos, porque no pueden ejercer. Me recuerda perversamente a una viñeta de mi amigo Nico Canedo. Mostraba una empanada bailarina, de las que publicitaban a la cadena Sólo empanadas en la calle. Debajo, la leyenda: "El trabajo dignifica".

73 palabras de yapa

El tipo se pone a mi lado. Gracias, dice, pero esto es lo más rápido que puedo ir; voy a tardar en pasarte. Sonríe de una manera tan canchera que me dan ganas de estamparlo. Encima, no estoy segura porque es algo bajito, creo que me mira las tetas un poco demasiado. Al menos no me mira la panza, que se me está pegando a la remera. Sonrío mínimamente y miro el horizonte.

Día de mirar hacia arriba

Growing up
Growing up, por Devin Stein, en Flickr


El paraíso
es exactamente igual
al lugar en el que estás ahora
solo que mucho mejor.
Laurie Anderson - Language is a virus

El cielo
El cielo es un lugar
Un lugar donde nada
Nada sucede nunca
David Byrne - Heaven


72 palabras de yapa

La meditación me dura poco. Alguien está corriendo justo detrás de mí. Por más que miro a los costados, no puedo verlo. Espero que me pase, pero no: lleva un paso casi igual al mío. Se viene acercando muy despacio, y no puedo verlo. Por Dios, acelerá y ya, nene.
Me voy hacia la derecha de la senda, bajo el ritmo. ¿En qué peli se conocen dos personas mientras corren? En miles.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Día de saltar de liana en liana

Oriental Vine Snake, Ahaetulla prasina in Kaeng Krachan National Park
Oriental Vine Snake, Ahaetulla prasina in Kaeng Krachan National Park via photopin (license)
Esta parábola la leí en un libro sobre investigación en laboratorios:

Es de noche, y estás esperando el colectivo para ir a tu casa. Usualmente llega a horario, pero hoy está tardando, y se hace tarde. Para más inri, llueve. El colectivo no viene y no viene.
Dando vuelta la esquina, a dos cuadras de distancia, pasa otra línea de colectivos que te dejaría cerca de tu casa. Claro, tendrías que caminar bajo la lluvia para ir a tomarlo, y para llegar finalmente a tu casa.
Viene haciendo hambre.
Si dejás la parada en la que estás, una vez que dobles la esquina no podrás ver si viene tu colectivo. A lo mejor te vas y llega enseguida. Puede que se haya retrasado un servicio, y que esté por pasar el otro. O puede que se trate de un problema más grave, y no venga.
¿Cómo decidir en qué momento hay que dejar la opción cómoda para optar por la alternativa incómoda pero efectiva? ¿En qué momento la espera ya es inútil?

Aplíquese a tantas situaciones de la vida como sea posible. Desespérese de encontrar la respuesta.

71 palabras de yapa

Comienzo a correr, encuentro mi ritmo. No tengo música; debería conseguirme uno de esos brazaletes para llevar el celular. Pero el aire está calmo, se oyen los pájaros y parece que las cotorras duermen o se mandaron mudar. Voy llegando a ese punto perfecto en que solo soy dos ritmos, el de la respiración y el del trote. No pienso en nada más que en el camino. Casi como meditar, supongo.

martes, 17 de marzo de 2015

Día de desconfiar de todo

Girlfriends
Girlfriends por Julien Belli, en Flickr
Un biólogo alemán, convencido de que el sarampión es una enfermedad psicosomática ofreció cien mil euros a quien demostrara que era causado por un virus. Vino un médico, juntó los estudios pertinentes y reclamó el premio. La justicia alemana acaba de fallar a favor del médico.

Lo que asombra es la inmensa falta de fe en las personas que requiere una postura como la del biólogo. Para llegar a pensar como lo hace, el tipo tuvo que tachar internamente de mentirosos/estúpidos a sus profesores, a los investigadores originales sobre el sarampión y su causa, a los que desarrollaron la vacuna, a los epidemiólogos que estudiaron sus efectos (y falsearon las estadísticas), a las personas que trabajan en hospitales que ocultaron los casos de sarampión en vacunados, a los que financiaron a toda esta gente, a los que auditaron a toda esta gente, a los padres que no denunciaron que sus hijos se enfermaban igual, a los psicólogos que se dieron cuenta de que podían curar el sarampión, y un etcétera para las personas que no se me hayan ocurrido. Todos engañadores o engañados frente al tipo que encontró la verdad.

Ahora espero que el biólogo publique un libro de autoayuda: me vendría bien aprender a tener una pizca de tanto ego.

70 palabras de yapa

Hace rato que no corro; me siento como si estuviera empujando un camión para que arranque. Por suerte hay poca gente, si no pensaría que todos me miran. Basta, In, no estás tan gorda. No, pero estoy del lado más bien rectangular de la vida. Las semanas en lo de mis viejos no ayudan: mamá me embucha como si tuviera dos años y me hubieran encontrado desnutrida en la calle.

lunes, 16 de marzo de 2015

Día de luchar contra el sueño

Siesta
Siesta via photopin (license)

La civilización moderna, occidental y cristiana no comenzó hasta que se popularizó el consumo de café. Antes de eso, la humanidad era una manga de marmotas atontados a base de vinacho y cerveza aguada.
Si alguien pudiera confirmarme la hipótesis, se lo agradecería. En lo posible, en revista con referato. Chas gracias.

69 palabras de yapa

Voy a salir a correr. Pero Ingrid, me dirán, hace treinta grados. Yo salgo igual, o el departamento me va a volver loca. Es temprano, falta para los treinta. El calor se agradece, así puedo prescindir de las calzas. Me pongo los short, y una remera cualquiera y salgo.
En el parque todavía hay poca gente; la mayoría haciendo cola en la feria desde temprano para esquivar el calor.

Día de discutirle al diccionario

ñu via photopin (license)



Hoy quería escribir algo sobre la ausencia de límites en la naturaleza, versus la inveterada costumbre de tratar de encajar el mundo en palabras. Pero recordé a Popper, así que para qué gastarme. Con ustedes, Karl:

La situación parece ser la siguiente: el aristotelismo y los sistemas filosóficos con él relacionados nos enseñaron durante largo tiempo cuán importante es poseer un conocimiento preciso del significado de nuestros términos, y todos nos sentimos inclinados a creer en ello. Seguimos aferrándonos, así, a ese credo, pese al hecho incuestionable de que la filosofía, que durante veinte siglos viene preocupándose por el significado de sus términos, se halla repleta de verborragia deplorablemente vaga y ambigua, en tanto que una ciencia como la física, que no se preocupa prácticamente en absoluto de los términos y su significado y sí en cambio de los hechos, ha alcanzado una notable precisión.

[...] 
La idea de que la precisión de la ciencia y del lenguaje científico depende de la precisión de sus términos es, por cierto, muy plausible, pero no por eso deja de ser, en mi opinión, un mero prejuicio. La precisión de un lenguaje depende, más bien, precisamente del hecho de que no recargue sus términos con la tarea de ser precisos. Términos como «duna» o «viento» son, ciertamente, muy vagos. (¿Cuántos centímetros de altura debe tener una masa de arena para merecer el nombre de «duna»? ¿A qué velocidad debe moverse el aire para que se pueda llamar «viento»?) No obstante, para los fines geológicos, estos términos son suficientemente precisos; cuando se quiere ser más exacto no hay ningún inconveniente en agregar: «dunas de 1 a 10 metros de alto» o «viento de una velocidad de 40 a 60 km por hora».
Con las demás ciencias exactas sucede lo mismo. En las mediciones físicas, por ejemplo, siempre se tiene en cuenta el margen dentro del cual puede haber error en el cálculo, y la precisión no consiste en tratar de reducir este margen a cero, en pretender que no existe, sino más bien en su reconocimiento explícito.

Karl Popper - "La sociedad abierta y sus enemigos"

68 palabras de yapa

—Bienvenido a la Tierra, entonces. Te va a gustar, está lleno de minas buenísimas.
—Paso de minas, gracias. Che, Ani, esto está buenísimo. ¿Qué le pusiste?
—Nuez moscada, algo de cilantro.
—Yo quiero ver cuánto aguantás con el "paso de minas"
—Larguen, che, ¿podemos hablar de otra cosa?
—Sólo una pregunta más. Si es que Watson puede preguntar, claro.
—Decime.
—¿Pensaste qué vas a hacer cuando Solange vuelva?

sábado, 14 de marzo de 2015

Día de poner los puntos sobre las íes

Abstract flower
Abstract flower via photopin (license)
No se puede creer el despelote que arman estos chico, me va a llevar horas ordenarlo. Todo tirado. Encima, ni siquiera son iguales. Fijate, los de "Los hermanos Karamazov" son medio sesgaditos, y los de "Derzu Usala" un poco más chicos. Por suerte los del Perelman quedaron medio en un costado. Pasame el pegamento, por favor.

67 palabras de yapa

—No me vas a decir que no te preguntás.
—¿Cómo no me voy a preguntar? Llevo un mes preguntándome. Pero ya basta.
—¿Te vas a quedar así de tranquilo?
—Permiso, que está caliente. ¿Qué me perdí?
—Nada. Sherlock que persiste.
—¿Llamaste a la madre, al menos?
—No tengo ninguna intención de rastrearla, Juan. Ya fue. Llevo un mes de encierro, ahora vuelvo a reunirme con la humanidad.

viernes, 13 de marzo de 2015

Día de comprar dos libros

Maastricht
Maastricht via photopin (license)
Cada cual tiene lugares de perdición. Los míos, las fiambrerías y las librerías. No puedo entrar a esos locales y llevarme una sola cosa. Cómo, pero cómo no voy a llevar un poco de lomo para acompañar el fontina. Y ya que entré para comprar el regalo de mi sobrino, ¿qué tal si me llevo este? Mirá, es el único que queda, si no es ahora cuándo.
La diferencia: es raro ensartarse con un poco de fiambre extra.

66 palabras de yapa

—Pero cómo no. ¿Querés algo de tomar? Con la noticia, no te ofrecí nada. ¿Cerveza?
—Dale.
—Voy a ver el arroz, ya vengo.
—Entonces, no tenés idea de qué pasó.
—No me importa, Juan. No volvamos al tema.
—Es que me encanta descifrar enigmas.
—No es un enigma que descifrar, es mi vida.
—¿No es la vida toda un enigma?
—Andá a freir churros, Deepak Chopra.

Día de prestar el cerebro

3 kringlass
3 kringlass via photopin (license)
Los artistas mueren menos que otras personas. Físicamente, sí, se van como todos; pero lo que hay de ellos en su obra queda a la espera de ser tomado y reproducido en los cerebros de otras personas. Así, de alguna manera, uno puede pensar "uy, esto lo hubiera dicho Terry Pratchet" o "parece un cuento de Bradbury". Hacer eso, ponerse en el lugar del artista, o al menos en el lugar en el que se ponía a crear el artista, es una forma de revivirlo.

Hofstadter, en "Yo soy un extraño bucle", lleva esta idea un poco más lejos: si nuestros cerebros son máquinas de representar lo que venga, en particular esa cosa ilusoria que llamamos "yo", también pueden servir para simular otros yoes, como los de Pratchett o Bradbury, sí, pero también (y más) los de nuestros amigos y familiares. Cuanto más conozcamos a la persona, más fiel será esa representación, mayor la capacidad del cerebro de recrearla. Ahora bien, si de una recreación se trata, ¿es uno el que piensa como la otra persona, o es la otra persona, otro yo que está tomando nuestro cerebro prestado? Hofstadter se inclina por lo segundo, y me encanta pensar que tiene razón, que puedo a veces correrme a un costado para dejar que mi abuelo, mi tío, mi padre, aquel profesor de la facultad con el que charlé tantas veces, pueden estar un rato pensando en mi lugar, hablándome, tomando mi cerebro prestado por un rato.

65 palabras de yapa

—Ah, ¿sí? ¿Vos sabrías qué hacer si Juan te abandonara?
—Buscar un abogado, porque lo mato.
—Qué linda es mi chica. Terror y fidelidad, ese es el lema.
—Ani, si te ofende que no se los contara, me disculpo. Tenía que procesarlo antes.
—¿Y, cómo lo llevás?
—Igual que hace un mes.
—Te anda mal la procesadora, hermano.
—Por eso vengo a manguear la tuya.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Día de preparar un ritual

Fogón, por Juan Pablo Luppi. cc
Se trata de resonar. Suena la nota del piano, y la copa vibra con la misma frecuencia. Se trata de ponerse en círculo, de verse las caras; o de mirar todos hacia el mismo lado, pero todos viendo lo mismo. Se trata de entonar un canto, de oír una historia, de ver una película, de bailar, de alentar al mismo equipo. Se trata de resonar.
Cuanto más largo, cuanto más repetido, mejor. Los patrones se repiten, se amplifican, se sincronizan. Así sucede que mirás al de al lado y sabés que estás dentro de su cabeza, que él está dentro de la tuya; los dos pensando lo mismo. Comunión es la palabra, aunque la hayan tomado prestada para otras cosas.
Tiene algo de siniestro, también. Pensamiento único, idea fija, esas cosas. Pero es lo más cerca de la telepatía que podemos estar.

64 palabras de yapa

—No sé, Ani. Si mi pareja se rompe, algo tendré que ver.
—Ponele.
—¿Y cuándo pasó?
—Hace un mes.
—¡¿Qué?! Pero, ¡la puta que te parió!
—Ani, pobre pibe.
—Ningún pobre, amor. Este, este... tarado se lo viene callando hace un mes. ¿Qué clase de amigos somos para vos, eh? ¿Cómo no nos decís?
—No sabía qué hacer.
—Si no sabés qué hacer, ¡preguntá!

martes, 10 de marzo de 2015

Día de arrepentirse

Ritmooooooo... ritmo de la noche...
Ritmooooooo... ritmo de la noche... via photopin (license)
Dicen los cartelitos de Internet que para tener éxito en algo hay que fracasar mucho, seguido, y aprender de cada fallo.
Está bien.
Pero no es recomendable hacer lo mismo con las personas.

63 palabras de yapa

—Ay, Migue.
—Empecemos de nuevo. ¿Estás seguro de que no le paso nada?
—Seguro. Me llamó después. Dijo que está bien.
—¿Vos no notaste nada?
—Qué se yo, viste como es Sol. O será que soy yo el que no nota nada. Será por eso.
—No Migue, no te culpes ahora. Si Solange se fue de esa manera, ella es culpa de ella.

lunes, 9 de marzo de 2015

Día de poner las cartas sobre la mesa

Rage
Rage via photopin (license)

La sinceridad goza de una prensa demasiado buena. Por supuesto que preferimos al sincero antes que al hipócrita, pero cada tanto la sinceridad debería ceder frente al tacto. Abundan los que, con tal de sincerarse, te tiran tremendo balde de estiércol y esperan que te hagas cargo. Si se los hacés notar, se escudan "y bueno, eso es lo que siento". Pues son unos sentimientos nefastos, querido.

62 palabras de yapa

—¿Y Solange? Pasá, no te quedes ahí.
—Sol se fue.
—¿A dónde?
—No sé. Se fue.
—¿Cómo que se fue?
—Se fue, armó una valija y se fue sin despedirse. Así.
—Me estás jodiendo.
—No, Juanchi, qué te voy a joder.
—Vení, Migue, sentate.
—Perdoná que te lo pregunte así, ¿se fue con otro?
—No. No sé, no lo creo. No sé.

Día de arrancar la curita

Face Off
Face Off via photopin (license)
¿Se acuerdan de "Vulnerables"? En una de las temporadas Alfredo Alcón hacía un personaje atormentado por la culpa de un accidente en el que había muerto su hijo mayor. Tras mágicas sesiones de terapia, el tipo lograba armarse de valor y hablar del tema con su hijo menor (Nicolás Cabré, creo). Y lo hace, cuando abre su corazón con todo el esfuerzo del mundo y le cuenta al chico lo que pasó, recibe la respuesta; "sí, ya lo sabía".

Si hablamos de escenas "como la vida misma", esta me parece de colección. La vida es esencialmente anticlimática (¿anticlimáxtica?).

Se me ocurren, en el fragor de la escritura ociosa, dos tipos de anticlímax. Uno es al estilo Neil Gaiman:  la cosa se viene, se viene, se viene... y cuando llega, ocurre a través de un acto inesperado, usualmente simbólico, importantísimo pero sin la pirotecnia que veníamos esperando. Un poco como lo de Vulnerables.

Por otro lado, está el anticlímax estilo Lost: cosas importantísimas que suceden sin previo aviso, salidas de la nada y cambiando todo. Pero que en el siguiente capítulo, es decir dos segundos después, tienen que naturalizarse para seguir adelante. Sí, sí, todo muy trascendental pero ¿sabés qué? Tengo muchos urgentes para andar preocupándome por lo importante.

O tal vez esté siendo injusto con la narrativa y con la vida. A veces los clímax ocurren, pero la vida sigue mientras que la narración pone punto final. En ese caso, agrego un tercer, falso anticlímax: el de "El señor de los Anillos", donde el clímax ocurre, pero queda mucho, mucho por recorrer hasta que uno puede decir "Bueno, estoy de vuelta".

61 palabras de yapa

—¿Vas vos?
—Voy. ¡Ya va, ya va! Ani, ¿las llaves?
—Sobre el...
—¡Listo! ¡Ya va, che! ¡Qué rompebolas!
—Sí, un gusto verte también.
—Qué hacés, Mi. Pasá. ¿Venís solo?
—Eeem. Sí.
—¿Viste qué observador? Soy el Sherlock Holmes de Urquiza.
—Primero aprendé a buscar las llaves dentro de tu casa, Sherlock.
—Hola, Ani.
—¡Hola Migue! ¿viniste solo?
—Elemental, mi querida Watson.

viernes, 6 de marzo de 2015

Día de poner buena cara

RoboClock
RoboClock by Tama Leaver
—¿Algo más?
—Eso es todo.
—Serían veintiocho con cincuenta.
—"Serían" no. Son.

Así, sin una sonrisa. Corrigiendo. El tipo paga, se va.

Internamente, confieso, lo acompaño: siempre pienso eso frente al "sería". Y también: me molesta que los mozos (más bien las mozas) me digan "dale" como si estuviéramos discutiendo juntos lo que vamos a comer. Y que las que atienden los negocios en Rosario me digan "flaqui" o "gordi", según de qué lado del sobrepeso decidan que estoy. Y que el verdulero me diga "papá".

Pero a ese tipo quejoso lo llevo dentro de mí y ahí lo dejo. No veo por qué compartirlo con el resto del mundo.

60 palabras de yapa

Me pongo la ropa de anoche y salgo al palier. Bajo los dos pisos por escalera y por una vez prescindo del apuro, voy con mi carga peldaño por peldaño. En la esquina respiro profundo, abro el contenedor, cierro los ojos y suelto la carga. Mientras vuelvo a casa, casi llorando, dudo: creo que al cofre lo compré yo sola.

jueves, 5 de marzo de 2015

Día de hacerse el chancho rengo

Pig in the Mud
Pig in the Mud via photopin (license)

Ya hice el bien sin mirar a quién. Ahora quiero saber si alguien me estaba mirando.
Ya dí la otra mejilla. Ahora quiero ver quién me da la otra mano.
Ya arrojé mi pan sobre las aguas. Ahora solo espero que la corriente no me lleve.


59 palabras de yapa

Cuando termino, el cofre derrama objetos por los costados. No sé qué hacer. Son objetos de Lucas, cierto; pero también son míos. Parte de mí, o yo parte de ellos, no sé. Seis años de mi vida amontonados, y no sé qué hacer con ellos.

Ahora bien, si no sé qué hacer, ¿para qué me sirven? Exacto: para nada.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Día de soltar la vaca

Cow with no body.
Cow with no body. via photopin (license)
Dice la leyenda que un monje y su aprendiz pidieron asilo en una casa en medio del campo. Los acogió una familia muy pobre. Tenían una sola vaca de la que dependían para subsistir: todas las mañanas el padre la ordeñaba y le daban leche al hijo menor. El hijo mayor separaba la crema y hacían un poco de manteca. La mitad la consumían y la otra mitad la vendían en el pueblo por unas miserables monedas, o las cambiaban por algo de comer.

Caída la noche, el monje ordenó al aprendiz que soltara a la vaca. El aprendiz, escandalizado, se negó, pero el maestro insistió hasta que la vaca fue soltada. Llegada la mañana, mientras la familia dormía, ambos religiosos siguieron su viaje.

Un año después, el monje volvía de su viaje por el mismo camino junto con el aprendiz. Al acercarse a la casa, apenas la reconocieron: estaba rodeada de un jardín y de campos sembrados. La familia los recibió con alegría y les contó la historia: al quedarse sin la vaca, el padre y el hijo comenzaron a buscar otros medios de subsistencia. Comenzaron a comerciar cuidadosamente hasta obtener un poco de grano, y de a poco comenzaron una época de prosperidad.

Cuenta la leyenda que el monje dedicó al aprendiz una mirada sobradora. Y cuenta otra que el aprendiz opinó que el maestro era un hideputa manipulador capaz de las peores bajezas con tal de lograr un poco de superioridad moral, y lo dejó al instante.

Y otra más dice que, años después, el aprendiz devino monje y se encontró en una situación similar. Pero no soltó la vaca; se limitó a contar la leyenda de la que él era parte, y la familia entendió el mensaje.

O puede que nada de esto haya sucedido.

58 palabras de yapa

Dejo las cartas y las demás cosas en el cofre y pongo ahí el portarretratos. Ahora sí, a dormir. Pero en la cama está ese peluche rosa y celeste que me regaló. Y la pulserita en el cajón de la mesa de luz. En la pared, el espejito ese. Termino haciendo un "Goodbye Lucas Tour" por la casa.

Día de ir por partes

Green Plastic Bricks
Green Plastic Bricks via photopin (license)
Una de las cosas que más me fascinan de las plantas es que son modulares. Cada tallo se divide en entrenudos, de cada nudo sale una hoja; en la axila de la hoja, donde se une al tallo, sale una yema que no es más que una rama comprimida con sus nudos, entrenudos hojas y yemas. Una y otra vez. Tanto evolutivamente como en el desarrollo, el esquema es el mismo: todas las partes de una planta son esas mismas estructuras modificadas. Las flores, ramas modificadas; las espinas, hojas modificadas. Una y otra vez a lo largo del tiempo.

Ahora un perejil como quien suscribe puede afirmar esto en un blog, y parece todo tan fàcil. Pero llegar a estas afirmaciones supuso tanto tiempo y tantas personas que ni siquiera podríamos rastrear quién se dio cuenta primero. Seguramente no lo hubo, sino que el conocimiento fue aflorando, observación tras observación, dibujo a dibujo, uno confirmando el resultado del otro, este observando en otra especie lo que aquel en la primera. Uno más aportando modelos evolutivos, otro postulando la existencia de genes, otro relacionando ambas cosas.

Una de las cosas que más me fascina del conocimiento es que es modular.


57 palabras de yapa

En un rincón tengo un cofre de mimbre que me compró Lucas en el Mercado de frutos, en una visita al Tigre cuando estábamos en el secundario. Adentro tengo un par de carteras, que dejo a un costado. Más hacia el fondo recuerdos, chucherías, papelitos. Cartas, ¿pueden creerlo, en pleno siglo veinte? ¡Cartas, de las de papel!

martes, 3 de marzo de 2015

Día de subir un cambio

Night_Drive_in_the_Mountains_02
Night_Drive_in_the_Mountains_02 by frank atencio, on Flickr

Manejar solo no es lo ideal, y menos de noche. Pero la oscuridad y el fresco tienen su encanto; las líneas de la ruta esa cadencia hipnótica y peligrosa. Y sobre todo, ir cantando a voz en cuello y desafinado es un lujo impagable. Deberían alquilarse cámaras insonorizadas solamente para eso. Sospecho que la felicidad aumentaría de a toneladas.


56 palabras de yapa

Lo miro. Él, boca abajo, no. Si lo dejo ahí, me conozco, lo voy a terminar pisando. Tampoco lo quiero en mi mesa de luz. ¿A la basura, entonces? Demasiado melodramático.
Busco una caja. En las películas siempre tienen cajas; no sé de dónde se supone que las sacan. Yo, por supuesto, no tengo ninguna disponible.

Día de dar nombre a las cosas

Nameless faceless veterans
Nameless faceless veterans via photopin (license)


-¿Eto? -pregunta, subido a la escalinata.
-Un monumento.
-¿Eto?
-El escudo.
-¿Eto?
-El sol.
-¿Eto?
-Laureles.
-¿Eto?
-Un gorro frigio.

Mientras me pregunto si no es "el" gorro frigio, el interrogatorio continúa. El dedo señalador pasa de un detalle a otro. Voy respondiendo como en un concurso y él asiente, siente el poder que viene con cada nombre, cada pedacito de universo que cobra entidad al nombrarlo.

Saber el nombre de algo da cierto dominio sobre lo nombrado. Será por eso que le ponemos nombre a los hijos y no esperamos a que lo elijan por sí mismos.

55 palabras de yapa

Quiero seguir durmiendo, pero el calor no me deja. El ventilador está a kilómetros de distancia. Me levanto, cierro la persiana. Subo el ventilador a la silla y reniego a tientas con el enchufe hasta  conectarlo. El motor se pone a ronronear.  ¿Ven?, no tengo gato pero sí ventilador. Y un portarretratos en la penumbra.

lunes, 2 de marzo de 2015

Día de estrenar cuaderno

El descanso del escribano
El descanso del escribano via photopin (license)
Llegar. Entrar ansioso, buscando caras conocidas en el tumulto. Reconocerse, reencontrarse con caras que no vimos en todo el verano. Comprimir información antes de que comience el acto: ¿a dónde fuiste? Comprobar decepcionado que no nos tocó la maestra linda. Ordenarse. Seguir la charla mientras la directora habla. Sentirse en falta por no saber la oración a la bandera.
Cantar el himno como para adentro, practicando ventriloquía.

Seguro que nuestros hijos están pasando por lo mismo.

54 palabras de yapa

Entonces estiro el brazo, doy vuelta el portarretratos, saco la foto y la tiro al piso. Queda el marco vacío, con unas ganas bárbaras de ser el símbolo de algo pero, ¿saben que, queridos?, no pienso hacerme cargo. Trato de recordar de dónde salió el coso este. Por si las moscas, lo tiro también.