sábado, 31 de octubre de 2020

Enterrar la batata

Los perros entierran los huesos, y yo tuve uno que enterraba sapos, los desenterraba podridos y se revolcaba con eso. 
Otros entierran tesoros, como un amigo de un amigo de mi viejo, que metió muchos dólares en latas selladas y las enterró en un terreno. Después de muchos años consiguieron ubicar algunas: las latas se habían podrido y los billetes se perdieron casi por completo.
Ahora nos dicen los diarios que el gobierno griego cubrió la entrada de la Acrópolis con cemento.
Escándalo.
Como pasó en su momento con el Ecce Uomo, y también el caso menos conocido del Castillo de Matrera, el sentido común dice que las antigüedades deben mantenerse en su forma original, conservarse, mantenerse libres de alteraciones debidas ya sea al tiempo o a la voluntad. Esto es pensar como un coleccionista, y los coleccionistas valoran la originalidad, porque la originalidad se paga bien. 
Les pediría que se metan un rato en ese mundo para que se entienda hasta qué punto es un microcosmos ajeno al devenir histórico. Y los museos, en su versión moderna, son eso mismo, grandes colecciones ordenadas de acuerdo a la potencia testimonial de sus ítems.
Lo que se hizo en Atenas nos puede gustar o no, pero sinceramente, en cuanto a conservación arqueológica, los europeos deberían hacer un respetuoso silencio.
Capaz que cubierta de concreto hasta se conservan mejor los mármoles.
Lo que crece bajo la tierra es raíz, por eso la batata no es una fruta.

viernes, 30 de octubre de 2020

Crear neologismos

Con el ánimo de ser prolijo, comento que los neologismos tienen una larga tradición literaria, pese a lo cual, la psiquiatría los mira con desconfianza y los cataloga como síntoma psicótico. A poco que uno compara, se va dando cuenta de la profunda diferencia que separa eso que en el habla de un delirante funciona como un mojón, piedra de toque o lomo de burro del discurso, de los neologismos verdaderos que proliferan por ejemplo en las publicidades ¿Y vamos a dejar que nos digan que el lenguaje de la propaganda, con su tecnología de marcas y nombres de fantasía hechos para rebañar un rescoldo de atención del fondo de la indiferencia generalizada, es un fenómeno reciente, propio de la modernidad, la posmodernidad y sarasa? 
Siempre hay que sospechar de esas ideas tipo "esto no existía hasta ahora", porque son hermanas gemelas de "antes había respeto", "la vida era más sencilla", y todas esas estupideces.
Cuando la gente no tenía nada que inventar, porque todavía no tenían físico-química ni dibujo técnico, se pasaban todo el tiempo que podían (no tenían mucho, la verdad) inventando palabras, expresiones y giros para decir lo mismo de manera diferente.
La regla siempre es la misma: las expresiones tienen que ser lo suficientemente nuevas para que una vez dichas, se puedan entender en términos de las expresiones conocidas, y lo suficientemente nuevas para que no suenen demasiado como las expresiones conocidas. El receptor tiene que sentir que descubre algo, porque así siente que comparte el don del poeta.
El prejuicio hace que cuando nos dicen neologismos, pensamos en monstruosidades como "orlopro", "mboheio", "subtrenmetrocleta" o "infectadura". Neologismos son todas las palabras nuevas, que estén remachadas por un carpintero loco, traídas de las Islas de las Especias por un aventurero temerario o zurcidas de retazos por un hada madrina no cambia nada. 
Por empezar, toda palabra extranjera es un neologismo. Incluso hasta para la semiología psiquiátrica, donde una palabra conocida usada en un contexto atípico puede contar como formación neológica.
Hoy ya no podríamos vivir ni amar con dignidad sin palabras como "vals", "mambo", "puto", "stand-by".
Los buenos neologismos, como se ve, se adoptan de una, y dejan de ser neologismos. Los que siguen sonando raros, parecen neologismos, pero en realidad son palabras falladas, cacologismos, precarismos, palabroides.

jueves, 29 de octubre de 2020

Crecer a lo ancho

Dicen que el secreto de la juventud (¿y de la vida?) eterna es nunca dejar de crecer. Pero los seres humanos crecemos hasta los veinticinco años y no más. Por eso los antropólogos afirman que nuestro cuerpo está "programado" para vivir treinta años, porque a partir de ahí baja la capacidad de regeneración de tejidos y reservas energéticas, así que el organismo empieza a decaer, lenta e inexorablemente.
Si fuéramos como los tiburones, que en lugar de huesos tienen cartílagos, podríamos seguir creciendo muchos años, pero nuestro ADN decide que los huesos se solidifiquen y la cosa se termina.
Ahí está la respuesta del yoga: estirarse constantemente para que el crecimiento continúe. O la respuesta de los incas: tomar chicha para hincharse y borrar las arrugas.
Ahora, doblarse más de ciento ochenta grados no se puede, así como engordar más allá del círculo no es aconsejable. Las posibilidades son dos: o hacer un cálculo fino y repartir el crecimiento horizontal en los años que se aspira a vivir, o crecer y descrecer. Como engordar y adelgazar no se puede hacer sin daño, la solución para la juventud eterna es practicar yoga, pero mal, con inconstancia e irresponsabilidad.
¿Será eso a lo que llaman "tener espíritu joven"?

miércoles, 28 de octubre de 2020

Enamorarse de una caricatura

De una ficción literaria cualquiera se enamora, y ni que hablar de un personaje del cine o la tele. Con la literatura tenemos la ventaja de la imaginación que llena los huecos que deja la descripción, y los autores son los más interesados en dejarnos las pistas necesarias para que idealicemos. Así es como después todo el mundo quiere ser pirata y rescatar a la hija del Corsario Negro. 
La pantalla ataca por el lado opuesto: satura la retina y el oído para que se nos disparen las hormonas. Rulos, abdominales, caderas y pestañas a granel hacen de cualquier corazón un esclavo.
Todo esto nos decimos en realidad para justificarnos el vicio de engolosinarnos y recrearnos con hombres y mujeres inventados.
Algunas personas van más lejos, son personas que entendieron que lo mejor de enamorarse es nunca llegar a nada, y no tienen problema en ponerse como ideal romántico figuras animadas surgidas de las historietas. Ni siquiera hace falta que sean figuras humanas, todo vale mientras el personaje tenga suficiente carisma.
A mucha gente le resultan raros, los tachan de inmaduros, los convierten en chiste.
Separar el amor en una forma de amor noble y en otra vulgar es estúpido desde Platón en adelante, así que mejor es reconocer que al final todos tenemos algo de Pigmalión, y que ni siquiera hace falta que Galatea se parezca a Venus.

Marcar un billete

Cada tanto escucho que alguien dice que escribir en los billetes "es delito". No quiero ni entrar a considerar la irrelevancia de ese fetichismo de la integridad numismática, me parece más interesante la teoría de Borges sobre la moneda marcada que "en Buenos Aires" es un zahir.
¿Por qué hay un zahir válido para cada región?¿Qué pasa cuando se pierde el zahir de un lugar?¿El objeto que es zahir en Montevideo pierde su poder en Rosario?¿Puede haber zahires válidos para distintas personas, como los hay para distintos lugares?
Un billete con unos trazos puede convertirse en zahir, al menos para uno mismo. No cuesta nada hacer la prueba. El experimento está condenado al éxito, eventualmente.
A los psicólogos nada nos complace más que el aumento del índice de locura.

lunes, 26 de octubre de 2020

Hacer fierros

Desde la antigüedad se conocen distintas maneras de ejercitar el cuerpo. Como su nombre lo indica, el ejercicio es algo profundamente ligado al ejército. Los griegos son famosos por haber inventado el deporte, una forma de combate atenuado y atomizado en sus partes componentes. He leído mucho sobre la mutación simbólica de la guerra en los juegos, muy poco sobre el trabajo de análisis de las acciones que lleva a buscar la reproducción de sus elementos como forma de preparación.
¿Qué habrá venido primero? La estrategia o la disciplina. Estoy seguro de que los primeros en pasar de meras bandas organizadas a instituciones estables se contentaban con que la casualidad seleccionara a los afortunados que llegaban a ganar algo de experiencia. Eso de entrenar, de fabricar a los soldados desde los críos tuvo que venir mucho después.
Y las disciplinas... la primeras eran repeticiones de acciones sencillas: correr, saltar, tirar cosas. Lo que hizo Descartes viene a ser un atletismo de la mente.
Así se pasaron tres mil años, nota al margen para los indios que descubrieron la utilidad de la elongación y la capacidad respiratoria.
Pero el camino occidental sigue inexorable, buscando imitar los prodigios de algunos fenómenos de circo y de los campeones vascos del levantamiento de rocas.
Si el maestro Rammeau pudo hacer que cortes enteras se movieran con gracia gracias al recurso de dividir la danza en pasos elementales y hacer que los aprendieran en series progresivamente más complejas, bien podían los instructores de los deportistas ir un paso más allá de la gimnasia sueca de Sandow, la calistenia y demás: había que mover cada músculo por separado para llegar a convertir a cada alfeñique de 44kg en un patovica altanero y detestable.
No hay duda de que somos la cúspide de la edad del hierro, espero que falte poco para que se termine.


domingo, 25 de octubre de 2020

Sexo furtivo

Cuando se es adolescente (y pobre) se coje a escondidas, y cuando se es padre (y pobre) también. Alguna gente renuncia prematuramente a la intimidad y coje delante de los demás, o en público, o en la pieza de al lado, que es casi lo mismo: resignarse a naturalizar el que todo el mundo se entere. Acá entra el argumento trillado de que en realidad, el problema es que el sexo está prohibido y por eso se vuelve excitante y a la vez conflictivo.
Se repite tanto que nadie se pone a pensar ¿por qué prohibir algo lo iba a hacer interesante o tentador? Que si se impide tener sexo se acumulan ganas le debe bastante a una analogía caduca del deseo y la presión hidráulica. Pero también a una confusión inexcusable entre prohibir e impedir. Y tiene como consecuencia, solapadamente se naturaliza el supuesto de que las prohibiciones crean algo.
A ver si pensamos un poco: nada se prohíbe que no se hiciera antes. Si alguien trata de poner límite a algo, es porque ese algo ya existe y le molesta.
Con el sexo pasa eso: la tendencia a buscarlo es primaria, original, y no nace de las formas que le da la educación. Nace de que el cuerpo está hecho especialmente para cojer todo lo posible.
Después pasa que la cultura le pone formas y ocasiones, promoviendo algunas y obstaculizando otras.
Pero esto no tiene nada que ver con que nos dé pudor. El pudor es la respuesta displacentera a la excitación prevista del observador. Es el instinto de conservación que nos dice "si me ve, me va a querer cojer: mejor me escondo"
Por eso, cojer ordenadamente unos junto a otros es algo que no se hace sin un grado muy avanzado de "cultura"(v.g. de control de impulsos). 
De donde se entiende que hacerlo a escondidas, o hacerlo a la vista, es en realidad lo mismo: excita porque uno sabe que el otro no puede ver, o si puede ver, no puede tocar.
Pero cuando se tienen hijos, eso sería perverso. Mejor no hacer ruido.


viernes, 23 de octubre de 2020

Hacer pelotitas de papel

Pelotas chicas, pelotas grandes! Será la pelota la FORMA primordial manufacturada por el ser humano?
Si hacemos caso a la topología, sí. El elemento central de esta rama de la matemática es la "bola N dimensional", esto es: un segmento de espacio de una cantidad de dimensiones cualquiera, definido por la forma en sus límites interactúan entre sí.
Pero si ustedes quieren jugar al Escher de monoambiente, bien pueden usar un bollo para sostener el celular, balancear un estante o taponar una rejilla. O descubrir los principios formales de la seriación, ordenando pelotitas de menor a mayor. Esto que parece fácil, ya lo tenemos automatizado en tantos niveles, que no tenemos idea de lo que hacemos. De verdad, antes de empezar, ya hicimos tantas cosas con lo que tenemos ante los ojos, que si por una vez viéramos las cosas como son, creeríamos estar en otra dimensión.
Hacer pelotitas... hasta un escarabajo puede hace una bola, la gravedad puede hacer esferoides bastante parejos, y eso que no tienen manos.Por eso son cosas que hacemos medio distraídos: estamos pensando en el metegol, en el proyectil, en el huevo del avestruz. Tampoco es la idea ponerse a pensar pelotudeces, la idea es hacerlas.

Atar a la rata

Otra que ponerle el cascabel al gato. Por eso a las ratas no se las puede dominar. Para los chinos era sinónimo de prudencia, frugalidad, previsión y ahorro.
Una rata.
Y la usamos en laboratorios porque se parece mucho a nosotros, genéticamente, sólo que se desarrolla y envejece más rápido.
El ser humano es una rata lenta.
En nuestra iconografía pop, la rata nos representa frente al gato opresora. El origen de eso es la costumbre de los roedores de comerse sus crías. Y de los humanos de robar. siempre que pueden.
Por cada humano vivo, existen cuatrocientas ratas.
Rata suelta, ratero atado.




miércoles, 21 de octubre de 2020

Tirar balines

¿Se acuerdan de la vez que el Diego atacó a los paparazzi a balinazos?
Por supuesto, el espíritu de cuerpo del periodismo recalcó hasta el hartazgo el carácter salvaje del suceso. Para el pueblo, en cambio, tuvo el valor de un acto de protesta contra el acoso impune de los medios.
Dato marginal: en cierta medida este hecho parece convivir en la memoria colectiva lado a lado con la zambullida de nueve pisos de Charly, como ejemplos de arrojo (sic) y capacidad para llegar al extremo.
Yo no sé qué estaba pensando Maradona, no es probable que se haya tomado muy a pecho las advertencias respecto del daño que puede llegar a causar un arma de aire comprimido, creo que como la mayoría se ríen del cartelito que afirma "Esto es un arma, no un juguete". Aunque también es posible que se sintiera plenamente justificado para responder con agresión a quienes no respetaban límites bastante obvios.
Y desde ese punto de vista, podría haber planeado hacer un uso de la fuerza que minimice los daños. No salió a pelearse, no salió a atropellar con el auto, no los bajó a tiros, como acaso creía que estaba en su derecho, él y muchos más, entre ellos, al menos la mitad de los paparazzi congregados frente a la quinta, que seguro había muchos de los que afirman que al chorro hay que matarlo.
Tal vez si nosotros, que no somos Maradona, queremos hacer lo mismo nos sale mal. Pero todos sufrimos atropellos de gente que por "hacer su trabajo" se pasó nuestros derechos por el culo, y sabemos qué bien les hubieran venido unos balines.

martes, 20 de octubre de 2020

Obedecer al deseo

Hoy es el día ideal para meterse de lleno en la paradoja de la ética moderna, esa que mejor que nadie sintetizó el General San Martín con su famosa arenga "Seamos libres, que lo demás no importa nada".
Los burgueses nos olvidamos muy rápido lo que es no tener libertad, lo que es ser tratados como personas de segunda por los que son más fuertes. Y en seguida entramos en la cosa abstracta de preguntarnos si somos realmente libres cuando hacemos lo que queremos, y sobre todo cómo saber si lo que hacemos es lo que queremos.
Y salen las propuestas facilistas que sospechosamente alientan el capricho individual. Y vienen los psicoanalistas a decirnos que los deseos son ajenos, como las vaquitas. Y vienen los fundamentalistas y los fatalistas y los fetichistas.
Todos tienen algo para decirnos respecto a qué hacer. Bueno, los psicoanalistas justamente no, pero sí son de pretender que uno se pregunte, y eso también es hacer (no sólo producir es hacer).
La libertad no es hacer lo que dicta la conciencia, porque la conciencia tiene oscuras determinaciones.
Pero tampoco es obedecer al deseo si ese deseo es ajeno.
Tal vez la libertad tampoco sea sinónimo de controlar todo. Tal vez para liberarse de los amos no sea indispensable convertirse en uno. Tal vez el deseo de ser convertirse en amo sea sólo un deseo pasajero.


lunes, 19 de octubre de 2020

Andar por la sombra

Después de milenios en la oscuridad inventamos el sol. Y todo se vió. Y a casi nadie le gustó lo que vió. 
Pero hubo algunos que aprendieron a no pestañear, y siguieron mirando a casi todos.
Ahora es muy difícil que no se sepa quién anda por dónde y en qué compañías. 
Y aunque es lo que elegimos, y mucho lo pedimos, nos incomoda y nos inquieta.
Como los salvajes, tememos que la mirada ajena se lleve nuestra alma. Creemos estar condenados a perder la piel, como los habitantes de cierta isla, a causa de tanto exponer nuestra imagen.
¿Es necesario volver a vivir en cuevas?¿Está el futuro bajo la tierra?
¡Claro que no! No hace mucho más de medio siglo, nuestros abuelos y abuelas se paseaban bajo el sol sin miedo de insolarse. Llevando la sombra a donde fueran, una sombra propia a la medida.
Es un misterio que hayamos perdido esa costumbre, y es difícil que se vuelva a llevar, pero es innegable que si algo se hizo, se puede volver a hacer.
Está en cada uno hacerse una sombra para llevar y no mostrarse.
No cuesta nada y alivia mucho.




domingo, 18 de octubre de 2020

Desesperar

Nada de revisionismo autoayudista de la esperanza: a desesperar con los pelos al viento, corriendo a la deriva y gritando incoherencias.
A perder la calma y el sentido común.
A transpirar frío y tener palpitaciones, tomar de la botella y limpiarse con la manga.
Hoy es lícito golpear la mesa, las paredes, llamar a las ex y acordarse de las deudas. 
Ni que hablar de saqueos y autos incendiados en la madrugada.
Pero no tanto como se imaginan: para la mayoría la desesperación es miedo paralizante, no furia, ni mucho menos inimputabilidad.
Abandonados por los poderes terrenales y por el destino ¿qué pueden sentir que no sea culpa?
Hasta la culpa dura poco: es evidente para todos que no hay penitencia que valga.
Los actos de vandalismo se deben a los más duros y obstinados creyentes. Quedan pocos pero hacen mucho ruido, por contraste.
La esperanza no es un concepto a deconstruir, es un pilar del mundo cotidiano que sólo se puede derrumbar como las columnas del templo, aplastando a Sansón por gil. 

viernes, 16 de octubre de 2020

Tocar rapidito

Quién no se ha quedado alguna vez fascinado con uno de esos músicos virtuosos del piano, el violín o la guitarra, que parecen tener manos biónicas porque tocan notas tan veloces que el oído no llega a distinguirlas. Al margen de algunos trucos más o menos conocidos, como el glissando, los ligados o el tapping, los verdaderos virtuosos siempre de desembarcan con el numerito donde dejan de lado las trampitas y tocan todas las notas una por una a una velocidad diabólica.
Si tienen tiempo vean la película "Crossroads" donde el karate Kid hace lo suyo (derrotar al malo) con la guitarra. 
Una vez le preguntaron a Mark Knopfler qué les podía aconsejar a los jóvenes que lo admiraban y querían llegar a tocar como él, su respuesta fué: "qué toquen trece horas por día".
Una elegante manera de esquivar el bulto. Es cierto que para llegar a ciertos niveles de habilidad hay que practicar mucho. Pero no alcanza, hay que saber cómo practicar. Pero esto nadie lo dice porque es un secreto que permite a millones de profesores vivir de la ilusión de los que quieren llegar a virtuosos de un instrumento. Y es hora de terminar con eso.
En primer lugar, una regla muy importante: 
ANTES QUE TOCAR RÁPIDO HAY QUE TOCAR BIEN
Esto quiere decir que hay que empezar tocando pocas notas, pero haciendo que suenen musicales. Mejor tocar lento y expresivo que meter muchos dedos sin sentido.
También quiere decir que hay que cuidar la postura: algo que parece una molestia se convierte en una lesión grave cuando se llega a practicar durante horas.
Ahora viene lo bueno. Ustedes ya conocen las notas, saben algunas escalas y melodías, las repiten y repiten pero llegan a un límite, hay un ritmo más allá del cual no se puede pasar. En este punto lo que tienen que hacer es agrupar las notas, no tocar todas en un ritmo parejo, sino en series más rápidas. Primero haciendo pares, ej. LA-SI... DO-RE... MI-FA... Después en grupos de tres, después en grupos de cuatro. Lo importante es que vayan cambiando los intervalos que se hacen cortos y los que se hacen largos. (en el ejemplo, pasar a LA... SI-DO... RE-MI...).
Por último, para lograr continuidad en ciertas partes "difíciles", cambios de notas que según la digitación quedan incómodos, no caen naturales, la forma de superar esto es practicarlos AL REVÉS: tocar primero la nota de llegada y hacer el camino inverso (no de toda la melodía, sólo las notas posteriores al punto conflictivo). Después hay que hacerlo otra vez al derecho, eh. Una vez al revés y otra al derecho.
Con estos tres consejos pueden llegar a tocar todo los que quieran, sorprender a sus amigos, ser el alma de las fiestas.

jueves, 15 de octubre de 2020

Tirar piedras

Allá por los '90 se dió que en varios pueblos del interior llovían piedras. Bochas bastante grandes, capaces de hundir un techo en un descuido. Caían de noche en los patios de las casas.
Los noticieros mandaron equipos a inspeccionar y entrevistar a los lugareños. Los porteños nos decíamos que eran bolazos de la gente del campo.
Pero yo me enteré la verdad, es una de esas cosas que te hacen valorar el hecho de tener muchos amigos, o en mi caso, lamentar ser poco sociable. El hecho es que mi viejo tenía amigos por todos lados, uno de ellos vivía en el pueblo vecino a donde se dieron los piedrazos, y muerto de risa nos contó que todo se debió al desempleo. En sus palabras "los vagos estás sin trabajo, y como andaban aburridos y con mucho tiempo al pedo, se hicieron una catapulta con un elástico de camión".
Ya ven lo importante de combatir el desempleo.

miércoles, 14 de octubre de 2020

Encanutar

"Los que no saben guardar
Son pobres aunque trabajen"
Así lo dice el Martín Fierro, y vale tanto para abstenerse de consumir todos los recursos propios, como para guardar nuestros bienes de la codicia ajena.
No es que nos guste generalizar acerca de los malos instintos de la especie humana, pero un porcentaje definitivamente significativo de nuestros congéneres no tiene problema en tomar todo lo que esté a su alcance sin pararse a pensar siquiera en el principio de reciprocidad.
¿Y por qué iban a hacerlo? La reciprocidad no es natural, no es un instinto sino una regla de conducta social.
Lo podemos mirar por el otro lado ¿podemos garantizar la universal inclusión de todo el mundo en un colectivo regido por el principio de reciprocidad, cuyo colectivo sea capaz de responder a las necesidades de sus integrantes en forma recíproca a los sacrificios que les exige?
Claramente no. Luego, cada cual tiene que cuidarse el culo.
Está muy bueno compartir el conocimiento, por ejemplo: los datos, las noticias, la bibliografía, los yeites. Pero saben qué, a veces no. A veces hay que encanutarse algunos trucos y darse ventaja.

martes, 13 de octubre de 2020

Consultar a un abogado

 Creo que estamos de acuerdo en que la profesión peor vista es la abogacía, se los vé a un tiempo como aves carroñeras, parásitos y embrolleros. En general, se concibe a la abogacía como la profesión innecesaria por excelencia, algo que nadie pidió y se instaló en nuestra sociedad con el recurso de autolegitimarse.
Por supuesto, los más intensos denostadores de la abogacía suelen estar más a favor de las formas "expeditivas" de resolución de conflictos. Sintetizando, están a favor de la violencia, que en la práctica es la ley del más fuerte.
"Pero con los abogados reemplazamos la fuerza por la plata: el que tiene más consigue los mejores representantes".
Perfecto, pero las críticas nunca pasan por la desigualdad del sistema, sino que apuntan a quienes sacan un provecho de la abogacía. Curioso: los primeros parásitos en imponerse a las sociedades no fueron los hombres de leyes, sino los hombres de armas: ellos empezaron robando y luego se alquilaron como seguridad. 
Al final, el problema con los abogados parece una mera cuestión de envidia.
La envidia de los perdedores.

Con mucho hacer poco

Es un viejo dicho que se usa cuando se tienen insumos o herramientas grandes y poco precisas.
El tiempo es así: hay mucho, y se precisa tomarlo de a poco.
Para eso hay que ir encontrando diferencias, comparar tardanzas que son amplias, pero no iguales. Caminatas que llegan a veces lejos, y a veces no tanto. Cosas así.
Y de esas imprecisiones se van haciendo medidas más precisas.
También en el arte se llega al refinamiento de la técnica por repetición de los errores: la primera nota fué un golpe, el primer trazo una herida, la primera danza un tropiezo.
Volviendo al tiempo, decía que hay que tomarlo de a poco, como un trago fuerte, y hacerlo ritmo, antes que nos imponga su viscosidad.
A nadie le caen bien los babosos.

domingo, 11 de octubre de 2020

Pensar en todo

Vieron ese personaje de Los Premios que se entretenía tratando de ser consciente de todo' Normalmente hacemos ese tipo de experimentos cuando estamos fumados (curiosamente el alcohol no induce ese tipo de cosas). 
Para los que tienen la suerte de no haber caído en esa porción de Cortázar, la cosa va más o menos así: 
Considere el lugar donde está, su estructura, lo que lo rodea, los materiales que lo componen. 
Fije su atención en los objetos e individuos que comparten su espacio. Luego tome en cuenta los espacios adyacentes y quienes los ocupan. Recuerde que los demás tienen existencias complejas como la suya, recuerdos, ideas y puntos de vista propios. 
Repase los edificios las infraestructura, la flora y fauna parásita que convive con la civilización (donde sea que esté está la civilización, no se haga).
Examine el subsuelo, la corteza, las corrientes de aire y los meteoros.
Todavía no ha salido del microcosmos y la la imaginación tiende a simplificar las cosas. No se puede enfocar un aspecto del mundo sin que el fondo se vuelva genérico y estereotipado.
Cuando los fumados tratan de pensar en todo, fantasean desde el vamos una esfera de colores y resumen la vida en esa burbuja. Por eso sienten euforia.
El experimento consciente apunta a lo contrario, a la modestia.

viernes, 9 de octubre de 2020

Entrar a una sociedad secreta

Las sociedades secretas son el blanco constante de todas las conspiranoias, que no contentas con achacar cuanto evento adverso se cruza en el camino al accionar de las sociedades existentes, inventan sectas nuevas para poder cubrir todas las regiones de la existencia. 
Si miramos el papel que estas sociedades tuvieron en la historia de las luchas contra el poder y la opresión en todas sus formas, es claro que no hubo movimiento importante que no haya tenido su etapa clandestina.
Si nos muestran a las sectas como antros de perdición, círculos perversos que sólo quieren cojerse a los reclutas o inducirlos a prácticas sexuales aberrantes y denigrantes que los reducen a un estado de decadencia moral y pérdida de identidad, si es tan constante el empeño en demonizar a toda forma de asociación que carezca del visto bueno del estado ¿no tenemos que sospechar de la incomodidad que generan las agrupaciones de personas que simplemente pretenden proteger su privacidad?
Todos tenemos algún punto en conflicto con la representación oficial del mundo (entiéndase la versión de curso legal), todos sabemos que hay algún aspecto de la normalidad con el que no encajamos. Luego, todos tenemos un rincón en el que nos quedamos solos, aislados del resto, y cada tanto pasamos por ahí, es inevitable. Cuando estamos ahí sentimos la impotencia de ser el loco del pueblo, y ya sea que reaccionemos con vergüenza, ira o temor, terminamos evitando esa porción de nuestro ser.
Las redes sociales nos vienen ofreciendo una alternativa amigable: buscarse y conectarse a la distancia con quienes supuestamente compartimos esos elementos disidentes. Una jugada magistral: en lugar de correr atrás de las sociedades secretas para espiarlas y tenerlas mínimamente bajo control, les ofrecen la sala de reuniones. Quien quiera soñar que de ahí pueda salir algo útil, que siga soñando.
En resumen: nada puede reemplazar la potencia de las personas que se ponen de acuerdo al margen de cualquier otra pertenencia. Y mientras más profundo sea el alcance de los medios de control, con más seguridad se seguirá conspirando en secreto, y más necesario será.

jueves, 8 de octubre de 2020

Escuchar por última vez una canción

¿Te acordás cuándo escuchaste por última vez, digamos, "Tazas de té chino"?¿Podés decir si la escuchaste con atención, de pasada, o voluntariamente siquiera?
¿Te planteaste que no iba a haber otra vez?¿Alguna vez, con alguna canción?
¿Fué por hartazgo?¿fué por principio?¿fué por haberla incorporado al punto de no poder olvidarla?
¿Podrías volver atrás y cambiarlo?¿Volverías a escuchar todo?¿Qué sí y qué no?
¿Será un síntoma de crecimiento?¿Será un síntoma de vejez?
¿Cuál es la canción que alguien haya escuchado más veces?
¿Existe una canción de la que nadie se canse?
¿Se escribirá una canción nueva cada vez que una se pierde?
¿Qué secretos guardan las canciones que dejamos atrás?
¿Tendrán respuesta estas preguntas una vez que se hayan cumplido todas las tareas del año?

miércoles, 7 de octubre de 2020

Controlar esfínteres

Los chicos controlan esfínteres de a poco, en la medida en que su sistema nervioso madura, se "mieliniza", las neuronas se conectan y los reflejos rudimentarios se pierden. Hay gente estúpida que cree que "estimulando" a los hijos con premios o castigos puede adelantar este proceso, y consiguen casi siempre crear una marca de insuficiencia imperecedera, un sentimiento de incapacidad perdurable, y posiblemente un trauma inconsciente. Esos chicos tienen problemas de adultos que no saben de donde vienen, porque los problemas con el control de esfínteres se suelen dar a una edad en que no existe un registro biográfico de los eventos.
Lo loco del asunto es que el famoso control de esfínteres, que se supone "voluntario", es eminentemente automático, al punto si dependiera de un acto consciente andaríamos por la vida dejando un reguero de pis y caca. 
Afrontemos la verdad: no estamos a la altura de que se nos confíe la vigilancia de nuestro propio culo.
¿Será una consecuencia de la orientación cefalo-caudal de nuestros sistemas?
¿Será por esto que el perro, animal apto para la filosofía entre otros, persigue su propio tujes?
¿Será el mono que orina en su boca un mensaje crítico acerca del fin de los tiempos?
¿Llegó Deepak Chopra a afirmar "como cuando tengo hambre, cago cuando tengo ganas"?

lunes, 5 de octubre de 2020

Llamar un gato con silbidos

Si el futuro llegó hace rato, no creo que sea promovido para Navidad.  Ahora que  el bote volcó en mi ciudad, ya no hay tiempo de lamentos. Aunque el mono siga empañando ray-bans vas a volver a herirme otra vez, porque la noche tira una buena traición de mujer, como te gusta a vos. 
Vas como un ciego en la bodega bebiendo mucho vino malicioso: un héroe del whisky más que miraba el cielo justo a tiempo.
Un tipo pan comido que obliga a su aventura a brillar, tan chiflado y obnubilado con las muchachitas fatales que no son dulces, no. 
Ya llegó la hora de los marines que huelen a tigre. Montados a los contáiners, reclamando el botín que tenemos allí en mi remolque de mil caravanas. Yo me bajo acá: me voy trepando a los radares con mi delicioso campeón.
¿Cómo puede ser que te alboroten mis placeres?

domingo, 4 de octubre de 2020

Dorar la píldora

En la salud mental, la llegada de los psicofármacos significó una revolución. Los que hoy en día sostienen prejuicios contra las "pastillas", a veces debidos a malas experiencias propias o cercanas, a veces por cuestiones de pertenencia ideológica, o simplemente por identificación con ideas ajenas, no recuerdan que hace cincuenta años, el problema no era la medicación, sino el encierro.
Eso era control y poder ejercido de manera absoluta. Seres humanos sometidos al capricho de sus cuidadores sin más apelación que el dinero y la buena voluntad de sus familiares.
Al lado de aquello, que algunos pretendan que la medicación se usa para "dopar" a los pacientes, implicando que se pretenda anularlos, sujetarlos, limitarlos... bueno, es un poco ridículo: todos los proyectos de desmanicomialización sólo son posibles a partir de que existen medicamentos.
Estamos todos mil por ciento a favor de considerar cuidadosamente la relación costo-beneficio para el paciente, desde que todo fármaco tiene algún efecto secundario, y también a favor de que los pacientes participen en la decisión, bien informados y orientados.
Justamente lo que es nocivo es creer que una misma política es aplicable a todos, o "medicar" o "no medicar". Ya al plantearlo así se advierte la estupidez.
En un mundo perfecto, en lugar de salir a meter cuchara por reflejo a favor o en contra, nuestra respuesta sería siempre "depende".

sábado, 3 de octubre de 2020

Visitar un sitio histórico

Buenos Aires, donde vivo, es un lugar relativamente avaro de historia. De los hechos anteriores a la llegada de los españoles no queda casi evidencia, y ninguna que nos hable con nombre propio desde que, para nuestro mal, los borramos sistemática y decididamente.
Los amantes de la arqueología me van a desmentir, y también los cazadores de anécdotas. Pero no les presten atención: ellos encuentran "abundante" material simplemente porque como todo adicto, ante la escasez terminan por bajar sus estándares hasta encontrar suficiente substancia con que regodearse.
Lo cierto es que salvo las Invasiones Inglesas y la Primera Junta, los hechos históricos determinantes para nuestro destino ocurrieron lejos de la ciudad de Buenos Aires. 
Ya que no podemos remontarnos en el tiempo mucho más allá de los doscientos años, tal vez podríamos en cambio apreciar la historicidad de sitios que han sido testigos de eventos más recientes, pero comparativamente mucho mas terribles y profundos.
La fuente de la plaza del Congreso ahora se encuentra cercada por rejas, impidiendo que la gente se pasee por el monumento. Lo que es una verdadera pena, ya que de otra manera podrían leer la discreta placa colocada a media altura de uno de los laterales del pilar.
"En este lugar, el 28 de agosto de 1963, Juan Salvo y su grupo atacaron el puesto de comando de los Ellos, contribuyendo con su acción heroica a la defensa de la humanidad frente a la invasión alienígena."

viernes, 2 de octubre de 2020

Tomar el palo

"Estás desorientado y no sabés
que trole hay que tomar
para seguir"
Es algo que pasa especialmente cuando te recibís y empezás a trabajar: nada de lo estudiado tiene sentido. O mejor dicho: el mundo de sentido que incorporaste no tiene punto de contacto con el día a día de tu práctica.
Es un mapa fuera de escala con los nombres de las calles anotados en el reverso.
Como un ciego, hay que usar un palo y darle al mundo para que chille. 
De punta, de plano y cruzado.
Al final, después de mucho tiempo el mapa empieza a servir.
Mientras tanto es comer o ser comido, asi que ya sabés.


jueves, 1 de octubre de 2020

Hacer negocios

Si tenés que hacer negocios con alguien, la mejor manera es sentarse a comer. Comiendo llegás a conocer a los demás, y si son musulmanes, sabés que después no pueden asesinarte, como sí puede hacerlo un cristiano.
Mi regla personal es nunca hacer negocios de materias que no maneje, o sea, de nada en realidad. Pero al margen de eso, hay que estar siempre dispuesto a aportar recursos propios, y tener cuidado de no arriesgar los ajenos sin consentimiento.
Mucha gente cree que pierde la cabeza con los negocios, pero lo que les pasa es que quieren siempre más dinero. Hay que separar las dos cosas.
Negocios son pactos de colaboración, ganar plata es un fin entre otros, y uno que tiende a torcer la colaboración. Pero se necesita conseguir plata, es algo engañoso.
Por eso hay que juntarse a comer antes, después no hay tiempo, porque el propio hay que ponerlo todo.
Al final termina siendo una de las experiencias de desprendimiento más completas.
De hecho, no van a ver a ningún tacaño haciendo buenos negocios.