jueves, 31 de diciembre de 2020

Pensar en nada.

Cierre los ojos.
Suelte el aire.
Espere.
Abra los ojos y aspire.
Vea lo que hay delante.
Vea lo que hay detrás de lo que hay delante.
Sépalo.
Cierre los ojos.
Suelte el aire.
Abra los ojos y aspire.
Vea lo que hay más lejos.
Vea lo que no puede encontrarse.
Quiéralo.
Cierre los ojos.
Suelte el aire.
Abra los ojos y aspire.
Vea un punto fuera del tiempo.
Vea el destino.
Acéptelo.
Cierre los ojos.
Acéptelo.




miércoles, 30 de diciembre de 2020

Intolerar

 Mi abuelo decía que América era la verdadera tierra de la libertad, porque si tu vecino te molesta, te vas un poco más allá, y siempre tenés lugar. En cambio en Europa están todos los espacios ocupados, te vas caminando de un pueblo al otro, y en todos te miran raro. Algo parecido sintió un amigo al volver de Israel y salir a la ruta: "allá a los diez minutos te chocás con los palestinos que te cagan a piedrazos, o con los ortodoxos que te cagan a piedrazos".
Como se ve, la tolerancia es cuestión de espacio. O de tiempo.
Y nos faltan ambos.
El tiempo se termina. El espacio no alcanza para mantener la distancia mínima.
Hay que volver a salir con bastón, pero de esos que tenían una púa, para picar a los imbéciles que se enciman. Hay que volver a ir por la vida cortando mano cortando fierro.
Qué se gana con esto? La PAZ INTERIOR
El precio, no voy a mentir, es altísimo.

martes, 29 de diciembre de 2020

Aprobar la legalización del aborto

Lo más lindo y lo que más les va a doler a los torturadores, a los violadores, a los que quieren poder preñar mujeres cuando se les dé la gana (qué otra cosa cabe cuando dicen "¿y si el padre lo quiere tener?"), lo mejor de la justicia poética, es que la historia no va a decir "el peronismo aprobó la legalización del aborto". En los libros dirá que el congreso aprobó la ley: nadie se va a acordar de cómo votó cada uno. Y los que hoy voten en contra, van a haber votado a favor, porque los que tratan de volver el tiempo atrás están muertos aunque caminen.
Eso y empezar a vivir en un país menos injusto.

lunes, 28 de diciembre de 2020

Sangrar

Hace mucho mucho tiempo, en un país lejano y salvaje llamado Occidente, se curaban las enfermedades desangrando a la gente. Cómo es que sobrevivía esa gente no es tan llamativo como el hecho de que el sangrado, que es una acción opuesta a todas las evidencias sensibles, era un concepto lógico, si no directamente imperioso, dentro de la teoría de los "humores", o fluidos básicos que regulaban el metabolismo. 
¿Qué creían que hacían? Por supuesto, provocar un "equilibrio". Ustedes ya deben saber que cuando algo cambia no existe forma de que vuelva a su estado anterior, pero esta gente, de nuevo contra toda evidencia, creía que sí.
Ellos creían en sangrar al otro, que quitarle el exceso de fluido vital lo fortificaba. 
Los bancos deben pensar lo mismo, por la manía que tienen de quedarse con nuestro fluido vital.
Y siempre se están quejando de los mucho que se sacrifican y lo mal que les va.
Así que cada día esto mas convencido de que a los que se quejan de llenos hay que sangrarlos hasta que ya no se quejen más.

domingo, 27 de diciembre de 2020

Estudiar geografía

Cuando se acuñó la frase famosa "el mapa no es el territorio", se dió nacimiento a un ejército de irracionalistas empeñados en que nos olvidemos de los mapas y recuperemos el terreno real.
Así se pasa de una sana advertencia, que el sentido común pone en su lugar a la hora de actuar, a una especie de principio fundamental. El pensamiento paranoide trata cada enunciado como de la misma categoría que un principio fundamental. Pero tampoco puede manejar principios fundamentales que no sean unívocos y absolutos. Es la consecuencia de que no pueden tratar los sentidos con plasticidad.
La plasticidad del sentido no es primaria: se adquiere dando a las palabras un uso superfluo.
Es cierto que luego hay que inventar andamiajes, arneses disciplinarios para que podamos aplicar lenguaje al trabajo. Es mucho trabajo, de ida y de vuelta, dar flexibilidad y después sumar rigideces.
Pero sin eso no se puede dar valores tácitos a las cosas, no se puede usar lo mismo para señalar lo otro.
Separar el mapa del territorio es entender que el mapa también está en algún lugar, y que por más chato que sea está en uno acordarse de seguir estudiando.

sábado, 26 de diciembre de 2020

Considerar escenarios apocalípticos

Hay algún otro escenario que permita fantasear con la vuelta al salvajismo, a la manifestación irrestricta de los instintos? El formato "a cojer que se acaba el mundo" es tan remanido como limitante. 
En la antigüedad esta función la cumplía el carnaval, luego las tierras lejanas, de oriente o las indias. 
Mientras que el apocalipsis es algo final porque su forma es el caos, el carnaval es un espejo invertido perfectamente organizado, en tanto que el país de jauja, hace innecesario el orden por su abundancia paradisíaca. Las fantasías de la ciencia son parecidas: se trata de que la tecnología nos provea lo que dios no puede por falta de existencia.
Una variante son las situaciones de encierro, o de aislamiento: el modelo Robinson Crusoe, Náufrago, la Laguna Azul... Viven...
Un caso curioso son las historias de superhéroes: tipos y tipas que adquieren superpoderes, y que a diferencia de los dioses y semidioses griegos no los usan para encamarse con gente, sino para ayudar a la policía. Valientes superpoderes!
El apocalipsis es un invento de los obsesivos, porque ellos viven postergando, eludiendo, neutralizando sus impulsos, hasta que llegan al límite del tiempo disponible. Entonces se apuran a hacer todo, y lo hacen a medias, pero siempre se quedan con la ilusión de que funcionan mejor bajo presión.
Funcionan como todo el mundo bajo presión, pero antes de eso no funcionan en ningún sentido.
Y falta mucho para el próximo milenio.

jueves, 24 de diciembre de 2020

Irse de putas

Lo primero que tienen que tener claro cuando se vayan de putas es: lleven mucha plata.
No piensen en ahorrar, no discutan el precio. No se hagan los cancheros ni cancheras. Las putas quieren la pasta, están ahí por eso. También les gusta pasarla bien ¿Ustedes prefieren que los traten mal en el trabajo? Claro que no ¿Trabajarían gratis porque los tratan bien? Claro que menos.
La lección de las putas es: ubicarse equivale a gozar. No hay cosa más pedagógica.
Recompensar los buenos modales y sobre todo la generosidad.
La renuncia a los bienes materiales.
La renuncia al control: dejen que las putas hagan lo que saben, siempre funciona.
Aprendan a no encapricharse conque "ponete así, hacé asá".
Déjense desplumar, pavotes y pavotas.
No se van a llevar nada.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Hacer huevo

Duro, poché, pasado por agua, frito. También revuelto, homelet, ranchero.
El flan también cuenta como hacer huevo.
El huevo es la paradoja de la naturaleza. Lo que ablanda otras cosas, al huevo lo endurece, es fin y principio: su irreversibilidad representa el tiempo mismo.
Hacerlo es lo contrario que ponerlo.
Sus extremos asimétricos permiten fundar las antinomias básicas, y al mismo tiempo conciliarlas.
Ya lo demostró Brunelleschi: la cáscara de huevo es una estructura autoportante.
Y como todo, como el todo, se realiza mediante el no obrar.
Esperando.

martes, 22 de diciembre de 2020

Resistir ahora y siempre al invasor

Los entendidos saben de qué estoy hablando. Ironía platear como cosa de hoy algo que se debe mantener sin pausa. Es como el problema del carcelero que debe vigilar al condenado pero invertido: con sólo que cierre los ojos un momento, el otro logra su cometivo, porque su voluntad no tiene pausa.
¿Porqué debo creer que los invasores nunca dejan de intentar?¿No es un pensamiento paranoico creer que los imperios viven acechando la más mínima oportunidad de avanzar sobre la soberanía y los derechos ajenos?
No, y se demuestra fácilmente:
¿Cómo llega una organización a convertirse en potencia? En el mundo real, sólo lo puede hacer desplazando a otras potencias. Esto es imposible sin una conducta consecuente y constante de aprovechar cada oportunidad para acumular más poder.
¿Cómo hace una organización para tener un comportamiento sostenido? Desarrollando estructuras que aseguren ese comportamiento: las que llamamos instituciones, que tienen su dimensión material tanto como simbólica. Sin instituciones ninguna organización humana dura más de una generación. En una generación no se puede llegar a potencia.
Como se ve, cualquier potencia que exista en un momento dado de la historia, tiene necesariamente que ser un invasor.
Y uno bueno.
Cocodrilo que se duerme, es cartera.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Aparentar calma

En la película Beau Geste hay una escena donde están en un fortín de la legión extranjera, en medio del desierto, sitiados por un montón de argelinos rebeldes que los van matando de a poco. Con la moral por el suelo, llegan a la noche reventados, ya tiene ganas de no despertarse. El comandante del fuerte, que durante el día acomodaba a los muertos en las aspilleras para que pareciera que tenían tropas de repuesto, al ver que están cagados de miedo los obliga a reírse, uno a uno les ordena que se rían... El asunto es quue al final se ríen todos, de verdad. Esto está en la película, pero funciona en la realidad. Es como el chiste de "jabón no, radio". Los griegos lo sabían y por eso juntaban a todo el pueblo para hacer sus comedias. La magia del teatro es esa: que el motor de la emoción es la masa del público, no la obra. La obra es la chispa, el fulminante. 
La risa grabada de las comedias de TV nunca sirvió para lo mismo, es solamente un sucedáneo para que no nos sintamos culpables de ver el teatro en la soledad de nuestra casa.
Bueno, eso respecto de la risa, algo que se puede exigir únicamente si sos un soldado.
A nosotros no nos hace falta tanto.

domingo, 20 de diciembre de 2020

Maquillarse

Los muchachos de antes no usaban gomina, pero se ponían talco en la cara para parecer más blancos. No vamos a perder el tiempo explicando que la belleza es un concepto racista, clasista, elitista, etc. Si en algún momento se volvió un atributo de género debió ser porque para los varones se puso de moda afeitarse pero no aplicarse maquillaje. Como los soldaditos.
Los soldados: toda la vida se pintaron la cara para el combate. Sólo desde que ser militar es un oficio de tiempo completo se impuso la cara lavada y sin barba. Porque la barba se convirtió en privilegio de los jefes máximos. Pero los hombres siguen añorando ponerse cosas en la cara.
En los años noventa había una división: los modernos se ponían Angelface y los Darks sombra de ojos. A las chicas las excitó siempre pintarnos, eso les daba un nivel de intimidad superior a cualquier otra cosas que se pudiera hacer en público.
¿Y por qué habría que maquillarse ahora, cuando nadie debería salir a la calle? Porque todas nuestras apariciones son digitales. Todo se transmite y registra. Los encuentros privados son a cielo abierto. Todo se traduce en información que es botín de guerra.
Y si hay guerra, mejor salir pintado, no sea cosa que a uno lo confundan con simple tropa.

viernes, 18 de diciembre de 2020

Secretos en reunión

...son de mala educación.
Secretos en la infancia: son de poca importancia.
Secretos en la vejez: son una boludez.
Secretos del oficio: no tienen desperdicio.
Secretos militares: son todos familiares.
Secretos de hospital: te dicen que estás mal.
Secretos mañaneros: los que se saben primero.
Secretos ominosos: para los niños morbosos.
Secretos de mujeres: pegados con alfileres.
Secretos de varones: son segundas intenciones.
Secretos muy jodidos: cuando todo está perdido.
Secretos chiquititos: no se te para el pito.
Secretos de carnaval: no tomés si te hace mal.
Secretos del poder: te escupen y ves llover.
Secretos del amor: cuanto más fácil mejor.


jueves, 17 de diciembre de 2020

Dar la razón a los locos

Vengo a dar un consejo, que al mismo tiempo es una aclaración y una precisión.
A los locos nadie les da la razón. Tampoco nadie los corre por su lado.
Para empezar ¿quiénes son los locos? No son los que viven en otra realidad, esos son los delirantes. Tampoco son los que se asustan de todo, esos son los ansiosos. Capaz deberían ser los que no pueden parar, pero son maníacos.
Los locos son los que están sueltos. Y están sueltos porque nadie los agarra.
Está claro que a esta gente no se les puede dar nada, porque para recibir hay que permanecer. Y también es casi seguro que si los corrieran por su lado, bueno, los agarrarían más seguido.
A los que a cada rato se les da la razón, aunque nadie tampoco los corre, sino que a lo sumo tratan de correr cuando los ven, es a los violentos. A los que dan miedo les damos todo para que se vayan, no tanto para que se queden tranquilos (por qué si no están nerviosos) como para que nos dejen a nosotros en paz.
A esos sí que habría que correrlos, y tal vez darles algo más que razones, pero no sería cosa fácil.
Así que si ven un loco, no traten de agarrarlo, tampoco hace falta que le dan la razón, esa traten de tenerla un rato con ustedes. Pero al menos no le den patadas.


miércoles, 16 de diciembre de 2020

Poner apodos

Los apodos son una costumbre denigrante, pero también son una forma de homenaje. El universo de los apodos tiene su raíz en la escuela. Ignoro si los Jesuitas, que inventaron la escuela en su forma moderna, instituyeron esta costumbre de manera intencional, o era una de esas cosas que pasan de generación en generación de niños, sin pasar por los adultos, como ciertos mitos, y ciertas rondas.
Piénsese que ya en el antiguo testamento se utiliza el cambio de nombres como parte de los ritos iniciáticos. Al tener una nueva identidad, se anulan los vínculos del individuo con su antigua comunidad y se lo incluye en otros lazos que por haber dejado atrás los anteriores de una manera radical, son ahora su único sostén.
Yo creo que los abusos que se cometen al poner apodos, y el hecho de que actualmente sean una herramienta funcional a la estratificación de los grupos, no tienen que confundirnos. Los apodos son una potencia esencialmente liberadora, generadora de caos. Son máscaras, no capuchas. Y quienes siempre se oponen a las máscaras se oponen a todo lo que sea fiesta. Son los de la cantinela de "libertad-libertinaje". Los chupacirios, los perro-del-hortelano-agarramela-con-la-mano, los incojibles, los manguera pinchada, los techo-de-rancho, los mendigo sin suerte.
No los escuchen.

martes, 15 de diciembre de 2020

Cambiar los chichés

Recuerdo que en cuanto pude independizarme alquilé y mudé sin preparar realmente nada. Ocupé el departamento llevando un colchón atado con una soga, ropa de cama (más necesaria que muchas otras cosas), la guitarra, y el equipo de mate. Después compré heladera, pizzeras y un cuchillo. Me instalé con lo mínimo pensando que si uno pone muchas cosas de entrada, en seguida se llena la casa de boludeces.
Me equivoqué: igual se me llenó la casa de boludeces que no sé dónde poner.
Como esos chirimbolos que ocupan lugar son exactamente los clichés. Si se eligen con criterio dan ambiente, buen tono y personalidad. Pero lo más frecuente es que limiten nuestra capacidad de maniobra.
¡En nuestro propio hogar, que es el lenguaje!
Y parecen difíciles de dejar atrás, son una masa compacta y resistente.
Hoy creo que si no puedo tener menos, al menos cambiándolos de a uno se irá notando alguna diferencia, algún flujo en ese magma de retazos verbales.
Podría, para empezar, dejar de decir que me explota la cabeza. En cambio podría afirmar que se me quemó el bocho. En vez de contar la guita en lucas, la voy a contar en palos.
Cuando hable de un loco irrecuperable, no diré cachivache: lo llamaré incunable.
Las cosas exitosamente reparadas, en lugar de quedar joya, quedarán flama.
Temo, eso sí, que nunca me desprenderé de pipí-cucú.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Comprar los regalos correctos

Hoy es el último día en que se van a encontrar los presentes que aciertan con los deseos ajenos. Ojo que tampoco tenía mucho sentido adelantarse más: acertar no tiene que ver con la previsión. No se acumula certeza con el paso del tiempo sino todo lo contrario. 
La mayor parte de la gente a cierta altura de la vida renuncia a encontrar buenos regalos. Puede que sea por una pareja a la que nunca le adivinan el talle, por un pariente que siempre cambia todo, por esa amiga interesante que nunca se puso esa remera. Algo hizo que el juego pierda sabor y de ahí en adelante se reduce a un ceremonial.
Algunos eligen el camino de ignorar los gustos del receptor: directamente lo avasallan con regalos omnipotentes. Y también están los que humillan regalando porquerías. Estos útimos, desgraciadamente, sí suelen acertar pero tiran dardos de veneno.
Para los malos, tanto como para los buenos, la clave es estar escuchando en la dirección correcta en el momento en que se hace silencio y el deseo queda en evidencia.

Justificarse

Winston Churchill decía que no había que quejarse ni justificarse. Y, sí, cuando ganás en todo y le bancás la parada a la Luftwaffe te podés dar esos lujos. Después los psicoanalistas agarran esas frases y te sorprenden con un imperativo que reíte del "serás lo que debas ser, y si no, no serás nada". Todo con el cuentito de que las excusas y las quejas van al gran Otro, del que deberíamos ¿liberarnos?.
Por si no quedara claro lo que es un discurso psicopático: siempre es aquel que te impone padecimientos bajo la capa de resolverte problemas que no sabías que tenías. Eso se llama "renegación" y es la maniobra mental propia de la perversión.
Así que si viene alguien con humos existencialistas a decirles que no es sano justificarse, mandarlo a cagar. Ahí van a ver cómo de repente sí exigen justificaciones.

sábado, 12 de diciembre de 2020

Hacer un mapa

Por más que la cartografía sea una disciplina más vieja que el mapamundi, la costumbre de hacer mapas y planitos no fué popular hasta un punto preciso de la historia.
Es como el amor romántico, inventado por Enrique Plantagenet y Eleonor de Aquitania. Antes de ellos la gente se calentaba, o se pretendía, como Alcibíades a Sócrates, o se casaba y hasta se tenía cariño, pero no tenían esta novela que tenemos ahora.
De la misma manera, aunque Euclides vivió hace como dos mil cuatrocientos años, todavía en la edad media hacían las catedrales sin un plano: las iban dibujando directamente en el piso. 
No quisiera tener que recordar que El Nombre de la Rosa, con su laberinto de crucigramas, se escribió en el siglo veinte.
Parece que los mapas eran algo tipo secreto de estado, una verdadera "tecnología de representación" como se llama ahora el dibujo técnico. De ahí viene la tradición de la gente de gobierno de sacarse fotos señalando un mapa.
Ahora hacemos planos, croquis, guías de rutas, mapas políticos, google maps, etcétera. Todos estos artilugios populares, son una y la misma cosa: mapas del tesoro.
Quién sabe qué sería de nosotros si no fuera por R. L. Stevenson.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Sospechar

La lección de la caverna de Platón, que seguramente empezó como esos recursos ingeniosos de los pedagogos, que por ganarles la risa nerviosa del estudiantado se convierten pronto en leit motiv, para después tomar vuelo y extenderse como una fábula minuciosa, dejó una huella tan profunda gracias a su componente moral. Es curioso que los filósofos modernos se hayan empeñado de tal manera en hacer de esa fábula un modelo de análisis del conocimiento objetivo, cuando es una escena que sólo se sostiene por la intervención intencional de las personas. 
Lo mismo pasa con el ejemplo de Descartes, con su genio maléfico que lo envuelve en apariencias sensibles para que nunca llegue a percibir la realidad. Siempre hay que contar con una voluntad que hace entrar la mentira y el engaño.
Casi se diría que es a partir del planteo cartesiano que los pensadores renuncian a resolver el problema del engaño, haciendo de cuenta que no existe.
Y como bien dijo Santo Tomás: el mejor truco del diablo es hacerle creer a los hombre que no existe.

jueves, 10 de diciembre de 2020

Juntar bolsitas

La ecología dice que hay que juntar las bolsitas para usarlas de nuevo. Cosa que siempre hicimos. Como aislante, soporte, o envase multiuso son insustituibles. Hasta sirven ante una emergencia cuando falta cinta de teflón. La gente se define y se agrupa según la forma de acomodar las famosas bolsitas.
Algunos las meten más o menos como vengan en una bolsa de bolsas, o en una manga con decoraciones de Utilisima. Tengo un amigo que las dobla como los gringos en las películas doblan la bandera.
Otros las dejan así, sueltas por todos lados. O tienen un cajón donde las tiran.
Un método excelente sería usar cada bolsa para envolver la anterior hasta crear una cebolla gigante.
O hacer una trenza deslizante para que siempre quede una bolsita lista para salir.
Si uno es muy exquisito, clasifica las bolsas más elegantes, las resistentes, las que tuvieron fruta y las que pueden usarse para el freezer.
La bolsa es un objeto mágico.
Un tipo se inspiró en la técnica de sacar un corcho de adentro de la botella con una bolsa, para inventar un dispositivo que reemplaza el fórceps, por ejemplo.
El único problema de juntar bolsitas es que uno puede llegar a arruinar una cita si le muestra prematuramente su juntadero a su acompañante. Cuidado! La incompatibilidad de acumulación de bolsas puede destruir una relación prometedora.
Cojan primero, por las dudas, antes de mostrarse las bolsitas.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Dar el piné

La guerra es el origen de casi todos nuestros avances culturales, es algo descabellado cómo la capacidad de matar subleva todos los órdenes y los pone a su servicio, exigiéndoles además rendimientos exorbitantes. La guerra instala la dinámica de la competencia, que desestabiliza todos los estándares de lo que está bien, lo que es suficiente y lo que es indispensable.
Mucho antes de que la moda impusiera al cuerpo de las mujeres sus mínimos y sus máximos, los cuerpos de todos estuvieron sometidos a la rasa de la utilidad para la guerra: "con armas el varón, con hijos la mujer" (por supuesto, para Disney esto era cosa de chinos bárbaros).
Para los varones, ya instalados en la modernidad y la revolución industrial, el reclutamiento forzoso impuso sus estándares a través de la fórmula del "Piné", una valoración de la masa muscular mínima para ser un soldado, algo así como una Cuota Hilton para la carne de cañón.
No existe expresión que sea más contundente y clara respecto de lo mortífera que resulta la adaptación, el nivel de apropiación y sometimiento que implican los criterios de inclusión.
Se habla y se ve todo el tiempo el daño que produce excluir, ser excluido. Pero se nota muy poco que las personas que encajan están mucho más comprometidas en una pendiente resbalosa hacia nada misma.

martes, 8 de diciembre de 2020

Medir dos veces

Toda medición está sujeta a error. El tiempo hace que las cosas cambien, y al medir de nuevo, ya no son las mismas. Incluso hay cosas que cambian al medirlas, como la gente. El que mucho mide, a sí mismo se conoce. Y si eso se traduce en hacer menos cortes, se debe a que por tanto medir se hizo tarde y es hora de cerrar el taller.
Si a Ud. le pasa que se le hace tarde seguido, tal vez padezca de eso que llaman procrastinar, aunque tal vez tenga otra cosa, como un déficit de la atención, o una psicosis, o simplemente no se confiesa a sí mismo que no quería salir de su casa. La verdadera procrastinación no empieza por casa.
Quien mejor definió el tema fué José Hernández, en el verso que dice "parece que sin largar/se cansaron en partidas". Es decir que todo se queda en acciones preparatorias. Es el equivalente existencial de la anorgasmia. Y el equivalente sexual del refrán de marras vendría siendo "chupa dos veces, echa solo un polvo".

lunes, 7 de diciembre de 2020

Buscar piojos

Alguien vió un piojo este año? Casi nadie: los piojos se contagian en la escuela, en el hacinamiento didáctico. Si esto sigue así, nadie se va a acordar de cómo son, y van a desaparecer los peines finos, el Nopucid, el vinagre y el extracto de Cuasia.
Según veo, o bien se pierden estos avances culturales y la próxima exposición al loncoteo traerá una epidemia de piojos devastadora, o bien se convertirán en artes ceremoniales, cultivadas por tradición como el origami o la jineteada. Un desastre evitable? O inevitable? Debemos hacernos a la idea de un futuro de cabezas rapadas? Ojo que hasta ahora, nadie que haya probado la maquinita por propia decisión volvió a someterse a la proliferación capilar.




Manejar dormido

Quién no tiene un padre o un tío que se quedó dormido al volante y apareció en cualquier lado. No digo de los que aparecieron contra un árbol: la mitad de esos se la querían dar pero disimulan para que no los internen. Los pilotos zombis son como el aviador de ese cuento de Bioy (o era de Borges?) que aparecía en una Buenos Aires paralela. También había un viajante que terminaba en un mundo paralelo por equivocar el desvío en un camino de tierra.
La pampa húmeda permite esas cosas, porque es toda pareja. La meseta patagónica podría tener el mismo problema, si sus rutas no fueran rectas euclídeas.
Todas esas experiencias son necesariamente dudosas, de hecho, los cuentos de viajeros sólo son superados en falta de verosimilitud por las historias de pescadores, que además de viajar son de pasar mucho tiempo callados. Pero el encanto de las realidades paralelas está en que si existen, no iban a ser unos pasados de rosca los únicos privilegiados en encontrarlas y vivir para contarlo.
Cualquiera debería estar cruzando de una a otra sin hacer tanto escándalo. Después de todo, la probabilidad de caer en una línea de tiempo con diferencias notables es ínfima, y para los detalles nimios, el cerebro tiene cómo encargarse falseando la percepción del pasado.


sábado, 5 de diciembre de 2020

Hacer conversación

Hubo un tiempo en que una de mis principales preocupaciones era que no entendía cómmo hacer para conversar. La gente a mi alrededor se la pasaba charlando pero yo no podía seguir el hilo, así como uno no puede realmente seguir el hilo de sus propios pensamientos: después de haber sido testigo de horas de diálogo era incapaz de recordar de qué se había hablado. Mucho menos integrarme: la conversación fluía por al lado mío sin tocarme, como un flujo laminar que se resiste a contaminarse. 
Cuando llegué a la adolescencia se sumó el problema de poder conversar con las chicas. Mi viejo, gran conversador, me decía "aprendé a conversar con las mujeres, hacete amigo de ellas". Mi hermano mayor, gran mujeriego, me decía "hablales de cosas serias, de tu vida, el trabajo... se vuelven locas".
Yo no me entendía ni con mi compañero de banco, así que todo eso era para mí como viajar al espacio.
Crecí con la idea de que tenía un problema de timidez, cuando mi problema era que no estaba en las cosas que está la mayoría. Me dí cuenta cuando ví que por extraño que parezca, siempre hay gente que se interesa en las mismas rarezas que uno. 
El tiempo ayuda a encontrar esas personas. Y entonces, la conversación no se termina nunca.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Podar los frutales

"¿Por qué podan los árboles? -Porque si no, se van en vicio." 
El hombre llama vicio a todo lo que no puede vender: el "vicio" son las ramas sin frutas. Y los árboles que no dan fruta ¿para qué los podan? Porque más allá de ese resabio inquisitorial de "limpiar los pecados", la poda sigue una lógica de contradicción, de desafío y revanchismo: lo que se corta crece luego con más fuerza, con más ímpetu. La naturaleza es un caballo que se excita cuando cuando lo sofrenan.
También se cree que el pelo crece más fuerte después de cortarlo.
De las podas decorativas no vale la pena hablar, ni siquiera toman al arbusto como un ser vivo: se lo trata como un bloque indistinto y se aplica lo que los tanos llamaban la "vía di levare".
El podador de frutales sabe que se mete con un ser vivo. Con algo que tiene sus propias intenciones y que responde en su propio idioma cuando él le habla con sus argumentos hechos de fierro.
"Para que puedas crecer yo tengo que herirte", como dice la canción.
Claro que todo esto pasa en otra época del año. Pero la poda es de por sí tan contradictoria...




jueves, 3 de diciembre de 2020

Morir en la calle

La gente andaba asombrada de que se judicializó la muerte de Maradona. Parece algo loco, porque se muere gente todo el tiempo. El sentido común dice que está mal, que lo único que hacen es caranchear y causar más dolor. Quien sepa de alguien que llegó a la casa de un ser querido, encontró la puerta cerrada, nadie que responda el timbre, y terminó prestando declaración indagatoria en un juzgado penal, puede sentir lo profundamente sacrílego que es esto.
En la Ciudad de Buenos Aires esto se llama un óbito en domicilio, y de oficio, o sea por defecto, tiene que intervenir un juez. Porque si no interviene un juez, matan a los viejos y dicen "llegué y lo encontré así".
O matan a la esposa y le dicen al comisario "sacame la policía de encima". Las funerarias siempre conocen un médico que firma el certificado de defunción.
Pero pero pero pero... Sin peros: no hay otra forma.
Todo eso se ahorra si se está en una sala de hospital, con la correspondiente Historia Clínica donde queda asentado cómo, por qué y a qué hora se termina la cosa.
Pero para la gente exquisita, morir en un sanatorio es artificial, frío e impersonal.
Y qué, entonces?
Hoy había una marcha de médicos. En el día del médico. Esos que te atienden en el hospital para que no te mueras en el hospital. Y este médico va y se muere ahí, marchando. En un lugar lleno de gente. De personas que seguro lo conocían, y otros que sin conocerlo igual sabían quién era.
Y yo estoy seguro de que si una persona se muere así, sabiendo quién es, donde todos tienen un lugar, pero siempre están queriendo ir a otro lado, esa persona nunca termina de ser, se queda un poco en el medio de la vida de todos los demás.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Pasar factura

Siempre digo que si hablamos de pedir, se puede pedir la luna. Porque si te piden la luna podes decir que sí, decir que no, decir dentro de un rato, o te juro que mañana, podés pedir algo a cambio, podés ofrecer algo a cambio, podés poner excusas y hasta ofenderte.
Es muy distinto cuando alguien en lugar de pedir, reprocha. Porque por más que digan, no: no tiene que salir de uno. Hay gente con iniciativa, y hay gente que responde a la demanda. También hay perezosos que se hacen los dormidos, y por cada uno de ellos hay un psicópata que la va de espontáneo para sabotearte la vida. Para algo inventamos el lenguaje, justamente el modo más primitivo es el imperativo. "Andá, vení, comé" son todas expresiones útiles, mientras que "hubieras, tendrías que haber" no llevan a ningún lado. Y no hablemos de "Ah, pero vos, no me hagás acordar, mira que yo también tengo cosas para decir" y otras joyitas de la catástrofe comunicacional.
Pensándolo bien, mejor pedir la luna. O el culo, que queda más cerca.

martes, 1 de diciembre de 2020

Andar en espiral

Eso que llaman la dialéctica, dos pasos adelante y uno para atrás, primero como tragedia y luego como farsa, la cabra al monte tira, y la mula vuelve al trigo. Repetimos, pero los que repetimos somos nosotros.
La naturaleza no repite, la naturaleza está cayendo constantemente. Pero dentro de esa caída también estamos nosotros, que hacemos tirabuzón.
Nosotros somos como Homero escalando la montaña: resbalamos hacia abajo cuando dormimos. Volvemos a pasar por los mismos errores, propios y heredados. Si hacemos algo distinto, casi nunca es por aprendizaje, sino por una contingencia.
Si acaso, se consigue estar advertido, para no desesperarse cuando la curva apunta para atrás, porque es sabido que se puede recuperar terreno más luego.
Pero tampoco para confiarse y dejar hacer, porque si hay algo que ninguna especie de avance humano tiene, es ser natural.