miércoles, 30 de septiembre de 2020

Llenar el vacío existencial

La filosofía puede andar muy descaminada. Necesariamente, porque seguir las articulaciones del discurso, del pensamiento, la razón, o incluso del álgebra siempre termina en un descalabro. Pero si en algo se han topado los pensadores de toda época de manera unívoca, repetida y contundente, es con la profunda ausencia de finalidades últimas que puedan ser propuestas a la humanidad considerada como un todo, y mucho menos representada por cualquiera de sus encarnaciones singulares.
Los médicos pueden observar que típicamente la sensación de vacío se debe a deshidratación, hipoglucemia o falta de serotonina. Y proponer soluciones prácticas a todas esas condiciones. Hagan la prueba: el agujero negro en el fondo del espíritu humano sigue ahí, porque es a donde conducen todos los hilos.
Sin ese hueco no tenemos literalmente posibilidad de existir como seres pensantes, conscientes, o como dicen ahora (horror) "sintientes". Porque si realmente existiera un punto de apoyo que determine el sentido de todo, la mente no pasaría de ser la pura ejecución de un algoritmo muy complejo.
Nadie que tenga una razón real de ser puede ser alguien. Las razones, si fueran reales, nos destruirían.
Se ha visto pasar, incluso.
Así que en lugar de cerrar ese agujero, hay que llenarlo de cosas: comida, regalos, chistes, canciones, cuerpos, artefactos.
Un lugar lleno no se puede cerrar del todo nunca.

martes, 29 de septiembre de 2020

Correr como loco

Cuando se dejan de escuchar los ruidos a que nos acostumbramos al punto de no sentirlos, en nuestra mente aparece un sentimiento difuso que no llega a ser alarma pero tampoco es la tranquilidad que se imagina la gente que vive en zonas ruidosas cuando seña con mudarse a un lugar tranquilo.
Los oídos, que siempre están soportando una carga constante de basura acústica, reaccionen como el cerebro de un adicto en abstinencia, creando sus propios ruidos con que aturdirse. Pero por supuesto que fracasan, y uno empieza finalmente a tomar un principio de consciencia del hecho de que algo no anda bien, tal como lo vienen presintiendo las entrañas, que al no tener un aparato de interpretar, pueden recibir las noticias de la realidad sin la mediación de la idea.
Cuando el destino cuelga de un hilo, y el mundo que conocemos se inclina sobre el filo de una giro catastrófico, hay un precioso momento de lucidez clarividente, un instante donde la noción de lo que se viene es tan precisa y real que alcanza el nivel del ideal de la belleza aristotélica, ocasionando esa parálisis del ser que contempla sin más, colmado por la incumbencia de la verdad en su alma indivisa.
Él es en un todo no otra cosa que el saber sobre la única cosa que puede anunciarse de manera unívoca.
Se pudrió todo, rajemos.

lunes, 28 de septiembre de 2020

Hacer bullicio

Uno de los capítulos memorables de Los Simpsons, ese donde Homero va a la universidad, tiene que pedir ayuda a los nerds más nerds, y termina organizando una hilarante cadena de bromas pesadas que terminan invariablemente mal. a
Todo el capítulo es una cadena de inversiones de sentido, como en el grotesco, heredero del carnaval tradicional, se invierten las cosas. Homero, el ya-no-joven, es el irresponsable, el director toca en una banda, los estudiantes disfrutan sus obligaciones y se fastidian con las diversiones propuestas por Homero.
¿Será así, o será esa la verdad acerca de la diversión? ¿No resulta una carga la gente que quiere agitar todo el tiempo y sacar a los demás de sus rutinas y sus "zonas de confort"? 
Que el carnaval dure unos días al año pudo ser tanto una imposición de los ricos para que los pobres trabajen, o una conquista de los pobres que necesitaban trabajar para vivir y no pueden sostener el ritmo de parranda de los ricos sin perjudicarse.
Seguro que es mucho más fácil hacer bullicio cuando se tiene el ingreso asegurado.
Para el resto es una misión, un desafío, una tarea compleja de recompensa incierta. 

domingo, 27 de septiembre de 2020

Pedir perdón

Los judíos tienen la tradición de pedir perdón una vez al año. Lo que piden en realidad es que el dios los anote para un año más en el libro de la vida. Fuera de esto, pedir perdón ya es un acto tan desdibujado que se volvió un equivalente de ofrecer disculpas, una confusión facilitada porque las mismas disculpas tanto da pedirlas que ofrecerlas. Parece un caso que confirmaría la teoŕia de que las palabras tenían originalmente un sentido reversible, denotando al mismo tiempo un sentido positivo y negativo, activo y pasivo.
Como "huésped", que señala a veces al sujeto y a veces al objeto de la hospitalidad.
Y perdonar es un poco ser hospitalario, alojar bajo el techo del lazo social.
Pero más bien creo que la culpa de que el perdón se haya degradado es de la educación. A los chicos se les PIDE que PIDAN perdón, se les exige que cumplan con un ritual que al final se reduce a pronunciar una sola palabra.
Con eso, se termina en que en lugar de pedir a los demás que nos comprendan, lo que hacemos es mostrarles sometimiento "mirá, hago lo que me pedís, pido, me humillo".
Si los ritos iniciáticos tienen como base el estado de humillación del novato, los rituales de redención los replican.
Nada que ver con el sentido verdadero del perdón, que debería ser un regalo nacido de la generosidad del alma.
Cierto que si es por la generosidad de nuestros semejantes, estamos fritos.

sábado, 26 de septiembre de 2020

Mirar una película en blanco y negro

A los ocho años ví por primera vez un TV color, uno con control remoto, además. Por supuesto que lo primero que hice fué tocar los controles hasta encontrar la forma de poner la imagen en escala de grises. Después me pasé un rato experimentando variaciones desde el sepia al color saturado, pasando por toda la gama de tonalidades de foto vieja, día nublado o revista de historietas.
Tengo que confesar que al margen de esa manía infantil de buscar lo mismo en lo otro, el blanco y negro en la tele no funciona para nada como en la fotografía. Es sabido que cualquier foto más o menos bien enfocada se vuelve artística pasada a blanco y negro. Con los programas televisivos pasa algo diferente: con poco contraste parecen programas viejos de esos que repetían por décadas, con más contraste se convierten en películas viejas de esas que sólo siguen pasando porque los herederos de los autores tienen cargos en los canales.
Comparativamente, el cine en blanco y negro es mucho más placentero, no se parece en nada a las cosas de todos los días del pasado, ni a las cosas que en el pasado parecían especiales.
Las películas en blanco y negro recuerdan al cine europeo donde por primera vez se veían minas en tetas, gente drogándose y señores en culo.
¿Dije placentero?

viernes, 25 de septiembre de 2020

LLamar al Pompero

Cuentan los pibes tumberos que cuando alguien silba de noche, se aparece el Pomperito.
Es un petiso de patas cortas y brazos largos, te mira y te pide cigarrillos. Si no tenés cigarrillos para darle, te da a elegir entre golpearte con el puño de plomo, o con el puño de hierro.
Es un gran estímulo para promover la generosidad y el desprendimiento. Y para hacer el hábito de tener una reserva de cigarrillos.
Los que no fumamos nos enfrentamos a duras consecuencias, pero sólo si no resistimos la tentación de silbar en medio del silencio nocturno. Ya sea para entretenimiento, como argucia de seducción, o como señal a un cómplice, el silbido es una herramienta filosa, una gillete que deja sangrando la noche.
¿Y quién hace eso? Los tumberos, cuando andan sueltos.
¿Y quién el es Pompero? Un duende bromista que nunca consigue divertirse.

jueves, 24 de septiembre de 2020

Ladrar

El perro del hortelano no come ni deja comer.
Es como un guardabosques del patrimonio universal. Como se ve, todas referencias al reino vegetal, metáforas acostumbradas que nos hablan de enterrar la batata, chupar los limones, comer la papaya, sentarse en el pepino.
El perro cuida la huerta, protege los frutos pero no puede gozarlos. Y por si esto fuera poco tiene que soportar el desprecio de todos. Una vieja costumbre, esa de poner en la picota los roles esenciales: pasa con los recolectores de basura, con los árbitros de fútbol y con los que la chupan.
En el caso del perro, ni eso tiene.
Porque los perros comen carne, no fruta.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Amar en secreto

Hay una edad en que nos ofende el amor. No sólo los nenes ponen cara de asco si les hablan de besos, flores y corazoncitos. A las nenas les tienen que llenar la cabeza desde todos los frentes para que se enganchen con la escenografía romántica. Si es por ellas no te tocan un pintalabios. Y para más pruebas, si de casualidad se tienen que enfrentar a una versión menos edulcorada del amor, las nenas sienten lo mismo que los varones: asco.
En el fondo, aunque no sepan realmente de que se trata, los chicos intuyen que se trata de compartir funciones corporales, y las que ellos conocen son todas chanchadas.
Pero los chicos también tienen sus amores, y como son chanchadas, los tienen sin que los grandes se enteren.
Cuando se enteran, algo se rompe, ya sea que los castiguen, ya sea que los ridiculicen, o que los feliciten.
Todos los pasos en falso de los adultos tienen la misma raíz: creen que los chicos estan haciendo cosas de grandes, ignorando el abismo que separa la sensualidad infantil de la adulta. Los niños tienen otros juegos donde imitan a los adultos, mejor dicho imitan las escenas rituales que nosotros llamamos vida.
Uno quiere creer que el secreto de la felicidad indestructible es haber salido indemne de esas interferencias, por suerte o astucia haber podido guardar en secreto esos amores distintos, de una rara torpeza que nunca es tropiezo.
Pero también, qué pobres serían nuestros amores serios si alguien no los hubiera confundido alguna vez con los secretos.

martes, 22 de septiembre de 2020

Publicar una idea

Quién tuvo alguna vez una idea? Todavía la tiene? Qué está esperando? Las ideas que no se exponen, se convierten en espinas. Las ideas hacen agujeros en el sentido común. 
Las ideas siempre se copian, se roban, se falsean. O se olvidan, que es peor.
Una buena idea tal vez no sea la que está dando vueltas en su cabeza: seguro necesita estirarse para saber qué tiene que decir.
Quiere que sea sólo para usted? Pretende casarse con una idea? A dónde la va a llevar de luna de miel?
No se da cuenta que de donde vino ésa van a salir más? Si tiene tanto miedo de perderla ¿será que no puede hacer más?
Será que tampoco hizo esta?
Las únicas ideas que se atesoran son las robadas.

Cerrar la puerta

Cierren la puerta, apaguen las luces. Dejen los bichos afuera. Pongan la carne en el horno y las botellas en la mesa.
Dejen la calle para los fantasmas. Acerquen la silla a la estufa. Cuelguen un farol en la ventana.
Ignoren los llamados, silencien a los perros. Tengan a mano un almohadón.
Hablen lo justo y necesario. Detengan los relojes. Carguen al niño en brazos.
Cierren la puerta, que aunque está cerrada está abierta.

domingo, 20 de septiembre de 2020

Rascarse a cuatro manos

"Claro, es domingo, día de descanso". 
No, señores. No se trata de hacer fiaca, sino de que el agua de red viene con tanto cloro que bañarse ya es parecido a frotarse con soda cáustica.
¿Qué les pasa? ¿Se compraron el dióxido de cloro?¿Nos quieren sacar lo negro a fuerza de blanqueador?
¿Creen que con eso se compensa la cantidad de gente que circula y se junta a pavear por la calle?
Como decía Guillermo Navaja de Occam, la explicación más sencilla es la correcta: son unos roñosos que no se bañan nunca.
Todo eso del yoga, mindfulness, todo ese coaching y el Arte de Vivir, todo ese espiritualismo tiene como eje central la mugre. No me explico cómo es que respiran tanto con la baranda que deben acumular. La catinga! 
Así como la aristocracia puso de moda vestirse de blanco para excluir a la gente que trabaja y se ensucia, pusieron de moda la piel blanca primero para separarse de los que andaban al sol, y la piel pronceada después para diferenciarse de los que no pueden veranear todo el año. Ahora deben haber puesto de moda no bañarse para dejar en evidencia a la gente que no puede pasar toda la vida con aire acondicionado y transpira.
En tres años vuelve la peste negra.


sábado, 19 de septiembre de 2020

Romper los juguetes

El que no rompe sus juguetes nunca llega a tener cosas de verdad. Que no te engañe la metafísica que quiere hacer de todo un juguete: fué redactada por los que nunca pusieron las manos en algo más pesado que una pluma.
Para el fatalismo, nosotros mismos somos juguetes del destino, de los dioses.
Es la misma doctrina paralizante que patrocina el más allá, la eternidad, para que la gente se quede en el molde.
No. Nada real se consigue mientras estén los juguetes en funciones. 
Por eso los viejos envidiosos pretenden que los juguetes de antes duraban un montón: lo que les molesta es que ahora se cambiar por otros nuevos.
Esos también hay que romperlos.
Y seremos como dioses.

viernes, 18 de septiembre de 2020

Pensar mal

Gracias a los protocolos de prevención, los centros de internación están cerrados a las visitas. Si les parece duro que un paciente pase quince, veinte días sin ver a sus seres queridos, les comento que un tratamiento de adicciones en modalidad de internación implica como mínimo tres meses de internación sin salidas, que según el tipo de tratamiento pueden ser seis o doce, y que si en tiempos normales los pacientes suelen pasar luego a tener permisos de fin de semana, actualmente no se permite que un paciente salga y vuelva a ingresar sin antes hacerse un hisopado.
Esto hace un poco más comprensible para la gente común el hecho de que más pacientes abandonen los tratamientos, o simplemente se fuguen (los centros de internación no son cárceles, ni siquiera las clínicas psiquiátricas, las personas pueden irse en cualquier momento ¿qué creían?).
No piensan lo mismo los familiares de los pacientes: sus hijos, hermanos y parejas no van corriendo a casa porque los extrañan, sino que llegan amanecidos y con resaca, después de haberse colocado minuciosamente.
La verdadera causa de la correlación entre la falta de visitas y las fugas de los adictos es muy obvia: las visitas les llevan droga.
Si les parece duro que un paciente pase quince veinte días sin ver a sus seres queridos, imaginen pasar seis meses sin drogarse.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Descubrir la pólvora

Saben por qué "El Código Da Vinci" vendió tantas copias? Por qué las telenovelas mal llamadas románticas y las series que en realidad son telenovelas tienen tanto público? Porque a la mayoría de nosotros nos gusta jugar a descubrir la verdad. No, de verdad no, porque la verdadera curiosidad se frustra en la infancia de una manera tan amarga que nadie quiere volver a eso... bueno, casi nadie.
Pero descubrir boludeces, eso sí funciona. El famoso retorno de lo reprimido...
Siempre dije que Nirvana era la versión '90 de Creedence y finalmente lo comprobé.
La evidencia empírica que lo demuestra es la versión de "The man that sold the world" que hicieron en el Unplugged de MTV y que no sólo es mejor que la de Bowie (que ya es mucho decir), sino que es la versión que debió haber sido siempre de esa canción.
Uno se pregunta cómo es que salió tan bien con la voz de alambique de Cobain.
Después de tenerla pegada muchos días -muchos días- encontré que el abrojo que la abrocha a la mente son los dos o tres detalles que tiene en común con "Have you ever see the rain". Y ahí se aclara el misterio: aunque la compuso Bowie, es un tema de Creedence, que al final grabó Nirvana.
Porque la Naturaleza se abre camino, y el Arte es la Naturaleza en su máxima expresión. 

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Jugar con las luces

Lucecitas de colores. Ahora cualquiera se compra uno de esos cositos de led que traen de China y cumple su fantasía berreta de que su balcón parezca un boliche.
Bueno, no cualquiera, sólo los viejos que iban a los boliches en los años 80 aprecian eso.
Los que entonces éramos muy chicos para salir, años después íbamos a los telos que tenían botoncitos para las luces de colores, y eso casi casi compensaba la sordidez de cojer en un telo.
Bueno, probemos, capaz compensa el no salir nunca de casa.
...
Es mejor que decorar la casa como un telo.

martes, 15 de septiembre de 2020

Lavarse las manos

La especie está condenada desde que las acciones más útiles al bien común, como la delación, la fuga y la delegación de responsabilidades son el summum de lo despreciable. No hay nada que pueda hacer la educación, el folklore es soberano. Lo que en el idioma de la infancia es motivo de burla, jamás será honorable en la madurez.
La única explicación posible es que la religión cristiana evolucionó para destruir a la sociedad. A Judas, un arrepentido, tal vez un espía, lo volvieron el mismo enemigo. A Pilatos, que le dió poder al pueblo, lo pintaron de pusilánime. Y que la gente haya terminado por aceptar esta manera de ver las cosas, un síndrome de Estocolmo que mamita querida.
Bien se sabe que cuando se toma una decisión que afecta a los demás, nadie queda contento, siempre hay quejas. Y es lógico, porque decidir por los demás está mal.
Pero los filósofos, desde Sócrates hasta Sartre se la pasan fustigando a los que quieren ser algo menos que tiranos. Seguramente los pensadores nunca dejan que sus actos bajen de la categoría de la epopeya.
Ahora se puso de moda en los manuales de autoayuda esa muletilla de "soltar", "aprender a delegar", se vuelve más sospechoso el olvido del arte de lavarse las manos. No hay misterio en eso: lo que nos quieren convencer es de sacarnos de encima los que nos conviene, pero dios no permita que dejemos de pagar por todo.


lunes, 14 de septiembre de 2020

Poner culo en tierra

En las artes marciales existe la filosofía de que todo es un arma, en judo y aikido, por ejemplo, el suelo es EL arma por excelencia. Y "caer" es un sinónimo de hacerse daño, en todos los idiomas. La culpa de eso la tiene la posición erguida, claro: no se cae lo que no se levanta. Pero es tarde para lamentarse, a lo hecho, pecho. Aunque como forma de afrontar una caída, no es nada recomendable.
La evolución, con esos reflejos que olvidamos para gozar de movilidad voluntaria, nos puede dar un ejemplo para que entendamos que a veces lo que nos parece un síntoma molesto, tiene en realidad mucho sentido.
Vean a un bebé que apenas empieza a pararse: al menor indicio de falta de estabilidad, los músculos de las piernas se distienden de golpe ¿Les tiemblan las piernas? Es el viejo reflejo haciendo de las suyas a pesar de que la corteza les dice a los cuádriceps que mantengan el todo.
Cuando el bebé se asusta, se cae de culo, cae sentado a una posición que domina, con suficiente base de sustentación para recalcular todo tranquilamente y empezar de nuevo.
Pero es cierto: si nosotros tratamos de hacer lo mismo nos rompemos algo, o por lo menos nos hacemos un chichón feo. Con nuestras proporciones estilizadas (verbigracia: panza) caemos sobre un codo o una rodilla.
La cosa es aprender a caer. La forma es empezar por el punto de llegada. Hay que estar en el piso, y empezar por encontrar una posición donde no duela ningún hueso. Desde ahí hay que empezar el camino inverso, gradualmente, levantándose un poco y volviendo. Siempre volviendo a la posición donde el culo ya no se quiere mover.

domingo, 13 de septiembre de 2020

Leer una novela romántica

Cuando te enterás de que "Bésame mucho" fué compuesto por una adolescente, y que habla estrictamente de besos, porque en eso pensaba, en besarse, parece claro que sólo desde el punto de vista de la falta de experiencia tienen sentido todas esas historias de amor que se resuelven a través de obstáculos.
Las leemos para volver, no tanto a la "inocencia" como a la curiosidad, a la época en que había cosas por descubrir, y las buscábamos en los libros. 
De las historias románticas, las mejores son las comedias, claro. Los dramas tienen el defecto de querer parecer realistas, queriendo resultar creíbles apuntan que el lector haga el menor esfuerzo posible para alcanzar la complicidad con la ficción. Es una práctica que embota los sentidos, la inteligencia y la capacidad para el ridículo.
Por otro lado, el paso de comedia está en que nunca termina de pasar nada, pero no como en los Dublineses de Joyce, sino como en las historias del Chapulín Colorado. No es raro que las series se hayan asimilado el formato que tan buenos servicios le puede prestar a la continuidad indefinida. Todo es un gran tropezón.
También existe la posibilidad de que historias como las de Dublineses no sean más que un largo y elaborado chiste. 

sábado, 12 de septiembre de 2020

Hacer la tarea

Ya es bastante malo que la escuela tenga por destino central acostumbrar a los chicos a cumplir un horario de trabajo. Al menos eso les sirve para sobrevivir en un mundo donde tener un empleo es casi la única alternativa. 
¿Cómo se explica que además se avenga a demandar tareas en casa? No es que sea un a exigencia excesiva: eso estaría en línea con su vocación esclavista. Es la contradicción misma: en lugar de hacerte trabajar vigilado, te mandan a donde podés hacer todas las trampas.
Así que hacer la tarea sólo te acostumbra a cumplir exigencias sin sentido práctico, con los recursos  que consigas y el menor sacrificio posible.
¿No sería mejor enviar a los chicos a jugar videojuegos?

viernes, 11 de septiembre de 2020

Tomar partido por el más débil

 La debilidad es universal. Ya ni debería hacer falta recordarlo, pero todos, absolutamente todos los seres humanos tienen en su haber la experiencia del desvalimiento.
Nadie se acuerda de eso. Son experiencias tan tempranas que son previas a la memoria misma. Apenas queda huella más bien de la respuesta, una memoria en acto. Por otro lado, a lo largo del desarrollo se pueden repetir situaciones que replican el estado de debilidad primaria. Esos eventos se suceden en situaciones puntuales, particulares en la vida de cada individuo, y en cada ocasión, se asocian con las huellas de las experiencias pasadas, en una cadena que puede ser más o menos continua para cada uno.
Algunas personas no llegar a hacer ese proceso que asimila los registros más básicos con esquemas más elaborados, y los convierte en memoria emotiva. Las personas que olvidaron su desvalimiento, suelen con más frecuencia tratar mal, discriminar o divertirse con el maltrato.
Tal vez porque en lugar de incorporar esa memoria la fueron rechazando, disociándose. Tal vez porque prematuramente se identificaron con los más fuertes, aunque fueran también rivales. 
La única chance de sentir la debilidad absoluta sin querer olvidarla para siempre, parece ser que haya cerca alguien fuerte, alguien en posición de suspender el dolor. La identificación con el otro que cuida es la misma que con el otro que maltrata, en el fondo, la diferencia depende de la circunstancia.
El resultado no es un rol opuesto, sino memoria en un caso, sentido y sentimiento de unidad, y en el otro, un empobrecimiento, limitación de la personalidad, rigidez, paranoia.
Aceptar la debilidad, cura y a la vez previene.

jueves, 10 de septiembre de 2020

Peticionar a las autoridades

Es la mejor forma de aprender que la "democracia representativa" es una pésima idea.
En toda forma de gobierno se delega el poder en un cuerpo que tiende, por la fuerza misma de las cosas, a concentrarlo y retenerlo.
¿Qué utilidad tiene remarcar la irreversibilidad de esta delegación por escrito?
Como el Tai Chi, peticionar no sirve para nada. 
Las acciones que no tienen un fin utilitario son las que más enseñan.
A peticionar, a peticionar.
Que el Estado es nuestro es tuyo y de aquel
De Pedro y María de Juan y José... 

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Entrevistas laborales

Antes de los años noventas con su veinte por ciento de desempleo, no se conocían las entrevistas laborales.
Estaba el día de prueba, que se cobraba, estaban las recomendaciones, estaban los concursos y actos públicos, donde sólo se toman en cuenta datos objetivos sin relación con la idoneidad.
Las agencias de personal temporario operaban por costumbre, por recomendación de pares y acomodo.
El tema de la inserción laboral se daba como una fatalidad.
Por supuesto nadie añora la fatalidad.
Después vinieron las madrugadas de hacer fila con el diario bajo el brazo, las horas pateando la calle. Y después, para terminar con ese espectáculo degradante, llegaron las CONSULTORAS, como empezaron a llamar a las agencias de empleo.
En lugar de esperar en la vereda para entregar el currículum y responder preguntas más o menos a la moda, se concurre con cita previa, o no tan previa, a una oficina muy moderna para tener una entrevista de lo más distendida y moderna con una profesional impecable que evalúa con técnicas precisas nuestro potencial para encajar en un nicho corporativo.
También aparecieron a partir de los noventas un montón de chiringuitos que supuestamente te preparan para desenvolverte con éxito en esa jungla neolaboral.
Todo es verso, eh.
El único truco infalible para ser seleccionado es representar con éxito el estereotipo de clase buscado. Ese y no otro.
Hay que hacer carne la actitud de que el proceso de selección es bilateral. Hacer muchas preguntas.
Las empresas que no quieren preguntones, son garcas.
No hay que trabajar para garcas en la medida de lo posible. 
Y si se tiene la desgracia de trabajar para ellos, en la primera oportunidad venderlos a la AFIP.
Y avisar de esto en las entrevistas sólo simplifica las cosas.
Simplificar el proceso es todo lo que se puede pedir. Que se pierda menos tiempo.
Al fin y al cabo, no lleva tanto tiempo elegir con quién acostarse: un par de vueltas, una o dos miradas, y ya.
(otro día referimos el acertijo de las monedas, donde se ve que no hacen falta muchos pasos para decidirse)
He oído que algunas empresas están volviendo al viejo sistema de la recomendación por pares.
Brindemos por el retorno de los antiguos mecanismos de consolidación de las clases sociales, a los que tantas novelas clásicas debemos.
Nunca nos dejemos convencer de que les debemos otra cosa.

Comparaciones injustas

La franela no es como la gamuza. Comparado con Napoleón, cualquiera es una bala perdida. Cuando Arquímedes pedía un punto de apoyo, estaba pensando es esto: no hay prestigio, confianza o determinación que sobreviva a una comparación malintencionada.
Las cosas que nos rodean, las personas que conocemos, no tienen verdaderas conexiones, somos nosotros los que miramos y decimos "esta piedra es dura, esta fruta es naranja". Una vez descubierto, este poder se extendió sin límites, se perfeccionó, se sofisticó, se convirtió en una necesidad.
Claro que no es lo mismo que un ataque nuclear. Nada es como un ataque nuclear. 
Pero si no es lo mismo un juego de palabras que una bomba, tampoco es lo mismo un mono con navaja que un palo en el culo.
Y si te queda alguna duda, preguntale a un par de tazas de te.

lunes, 7 de septiembre de 2020

Mezclar bebidas

Lo sorprendente del mito de que no hay que mezclar bebidas es que haya quien lo suscriba. Que los borrachos se excusen con eso para disimular su falta de control es folklore, y podemos entender que sus parientes les acepten esos chamuyos.
¿No es más nociva, por ejemplo, la moda de los vinos "varietales", esos que se hacen con una sola clase de uva? Miguel Brascó, el de "Pascual Echagüe los mide, Mansilla los mata", llegaba a decir que en muchos casos eso de los varietales era lisa y llanamente un timo, que las bodegas simplemente trataban de sacar un corte regular y le ponían etiqueta de Malbec, Cabernet o Sirah.
Dicho sea de paso, el Sirah es vino picado, pueden conseguirlo dejando al sol una botella de tinto regular.
"Ortigoso" dicen en Chile, donde hasta hace un tiempo era común que cada pequeño terrateniente hiciera su propia vendimia. 
Uno podía parar a comprar una damajuana, y si tenías las cartas de presentación adecuadas, te hacían probar muestras de vasijas horneadas en los tiempos de O'Higgins, mostos puestos a macerar en distintos momentos de la temporada, que van saliendo más o menos maduros, y ahí era cosa de sentarse a cortar un poco de éste con aquél, probar, rectificar, volver a probar, y así hasta terminar con un peludo épico.

domingo, 6 de septiembre de 2020

Dejar secarse la salsa

Es domingo de pasta, por supuesto, además de ser generoso con el huevo a la hora de amasar, es crucial que el tuco salga rico. Hasta los fideos comprados más comunes son un plato decente si la salsa es una locura.
Ingredientes secretos? Componentes exóticos? Glutamato?
Nada de eso, lo que tienen que hacer es dejar que se seque hasta que el tomate se pegue al fondo, incluso se queme un toque. El verdadero sabor a tuco viene de un cocinero distraído.
No demasiado, eh.

sábado, 5 de septiembre de 2020

Comprar un disco

Será algo anacrónico, pero también snob. Puede ser tanto un ejercicio de nostalgia como un cliché de actitud pseudo alternativa. Ojo, también puede ser una inversión plenamente racional: los discos son artículos en vías de extinción, pronto objetos de coleccionista.
Lo mejor, para mi, que tenían los discos es que no había más remedio que comprarlo todo, así, con el tema de difusión, pegador y pegadizo, que se buscaba, todo el mundo se comía la cola de composiciones raras y caprichosas que los músicos mechaban entre los hitazos. Así nos cultivaba Charly García también en sus recitales: "Un par de cultas más y después tocamos rocanrol hasta el final, chicos".
Ahora esto es cosa de los raros, los nerds de la música que quieren escuchar hasta el último pedo.
Si nos ponemos de acuerdo, metemos un algoritmo que intercale esas canciones que los artistas consideran sus predilectas. 
Total, de una manera o de otra estamos poniendo nuestras preferencias en manos de alguien más. 
No hay nada más necesario: librados a nuestro criterio nunca pasaríamos de escuchar nuestros propios ruidos intestinales.


viernes, 4 de septiembre de 2020

Dar explicaciones

Churchill decía que no había que explicar ni lamentarse. Como buen psicópata de fuste, hacía una filosofía de su biografía moral. Pero es cierto que las explicaciones tienen ese tufillo de mala conciencia que les da mala fama y las fué convirtiendo en una costumbre del pasado. Y el pasado siempre es torpe, bestial y pobre.
Lo cierto es que la didáctica me ha sido siempre ajena. Me subleva que las cosas no se intuyan por su propia evidencia. Es hora de entender que esto es también una barrera.
Explicar puede que no sirva para nada, pero también puede que de algo sirva.
El primer efecto sensible, es que en cuanto uno explica, se pone en deuda, porque gracias a Aristóteles siempre arrancamos avisando qué vamos a decir. Supongo que acá hay lugar para que la práctica permita abreviar ese paso, resumiendo la explicación en una acción directa.
Lo segundo es que aprendemos: aprendemos de la manera más dura que no sabemos lo que hacemos. Lo que pensamos que hacemos es una fantasía. Eso nunca pasó.
Después de haber dado explicaciones, sobre todo si resultaron "satisfactorias", uno se encuentra como vacío, esa clase de vacío que se siente al descender en una montaña rusa. Una ingravidez que seguramente viene de haberse contorsionado para poder verse y representarse.
Y también, seguramente, deber ser que uno se sacó las ganas en el camino.

jueves, 3 de septiembre de 2020

Progresar

Progresar es lo contrario de regresar, como egresar es lo contrario de ingresar. 
Siempre que se hable de progreso, habrá daño, como siempre que se hable de regresión, lo que hay es gente molesta.
Es curioso que el pase de ingresante a egresado se considere un progreso, teniendo en cuenta que en el camino se cambió de sujeto activo a pasivo.
También se usa la palabra éxito como sinónimo de progreso, cuando lo mínimo que se espera de todo exitoso es que regrese.
Cuando un pueblo progresa, se reúne a celebrar, pero aunque se congrega, no es un congreso. Cuando se termina la fiesta, se disgrega la gente, pero una disgresión es algo que pasa durante la cosa, no al final.
Para que la gente se ponga de acuerdo, generalmente hace falta una transgresión, que como es un movimiento atravesado entre el progreso y el regreso, pone los patitos en fila, por así decir.
El transgresor no progresa, pero daña. No molesta, pero vuelve. No convoca, pero divierte.
Es una maquina enigma, de hacer nudos con caminos.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Cancelar a tiempo

Las horas pasan y el juego se termina. De pronto es tarde y en la mesa solo hay deudas. Un mozo irrespetuoso vuelca las sillas. Te están echando.
Hay mucho ruido en la calle. Son una pocas cuadras pero hay que caminarlas. Las manos en los bolsillos, y cuando llegás, la llamada está perdida.
Dos para cenar y nada que hacer al otro día. Platos sin lavar y ganas de olvidarse de uno mismo. La confianza no siempre está bien depositada.
Historias desconocidas, historias inventadas, ambiciones compartidas entre candidatos. La pelea puede unir o separar, pero no hay quien la esquive. Los chicos crecen y también los problemas.
Nada puede llegar a ser si no hay ese empecinamiento del ser, ese empeño en cumplir un destino. Perder no es tan duro como renunciar. 
Renunciar es la única forma de volver.

Tirar un pase

No hace falta que sea un pase de gol. Casi nadie necesita ser Palermo, pero todo el mundo necesita tocarla de vez en cuando para seguir corriendo. Es muy feo que nunca te pasen la pelota: lo más feo es que te vas dando cuenta de que las posibilidades disminuyen a medida que nadie te ve jugar, te vas limitando a agarrar algún rebote desde afuera, de esos que con suerte podés tirarlos más o menos bien para que otro la juegue. De a poco te das cuenta que si todos asumen que estás de relleno, estás de relleno.
La mecánica misma del olvido: otros están siempre delante, porque estar delante una sola vez ya inclina la balanza, cada pensamiento se refuerza con la rememoración, como un músculo que se hace más fuerte con el uso.
En un solo día, en una sola hora, se puede hacer tanto nada más mencionando a este o aquel, escribiendo a una u otra para pasar un dato.
La tecnología nos da más poder, pero el poder no es nada si no se usa.