jueves, 31 de diciembre de 2020

Pensar en nada.

Cierre los ojos.
Suelte el aire.
Espere.
Abra los ojos y aspire.
Vea lo que hay delante.
Vea lo que hay detrás de lo que hay delante.
Sépalo.
Cierre los ojos.
Suelte el aire.
Abra los ojos y aspire.
Vea lo que hay más lejos.
Vea lo que no puede encontrarse.
Quiéralo.
Cierre los ojos.
Suelte el aire.
Abra los ojos y aspire.
Vea un punto fuera del tiempo.
Vea el destino.
Acéptelo.
Cierre los ojos.
Acéptelo.




miércoles, 30 de diciembre de 2020

Intolerar

 Mi abuelo decía que América era la verdadera tierra de la libertad, porque si tu vecino te molesta, te vas un poco más allá, y siempre tenés lugar. En cambio en Europa están todos los espacios ocupados, te vas caminando de un pueblo al otro, y en todos te miran raro. Algo parecido sintió un amigo al volver de Israel y salir a la ruta: "allá a los diez minutos te chocás con los palestinos que te cagan a piedrazos, o con los ortodoxos que te cagan a piedrazos".
Como se ve, la tolerancia es cuestión de espacio. O de tiempo.
Y nos faltan ambos.
El tiempo se termina. El espacio no alcanza para mantener la distancia mínima.
Hay que volver a salir con bastón, pero de esos que tenían una púa, para picar a los imbéciles que se enciman. Hay que volver a ir por la vida cortando mano cortando fierro.
Qué se gana con esto? La PAZ INTERIOR
El precio, no voy a mentir, es altísimo.

martes, 29 de diciembre de 2020

Aprobar la legalización del aborto

Lo más lindo y lo que más les va a doler a los torturadores, a los violadores, a los que quieren poder preñar mujeres cuando se les dé la gana (qué otra cosa cabe cuando dicen "¿y si el padre lo quiere tener?"), lo mejor de la justicia poética, es que la historia no va a decir "el peronismo aprobó la legalización del aborto". En los libros dirá que el congreso aprobó la ley: nadie se va a acordar de cómo votó cada uno. Y los que hoy voten en contra, van a haber votado a favor, porque los que tratan de volver el tiempo atrás están muertos aunque caminen.
Eso y empezar a vivir en un país menos injusto.

lunes, 28 de diciembre de 2020

Sangrar

Hace mucho mucho tiempo, en un país lejano y salvaje llamado Occidente, se curaban las enfermedades desangrando a la gente. Cómo es que sobrevivía esa gente no es tan llamativo como el hecho de que el sangrado, que es una acción opuesta a todas las evidencias sensibles, era un concepto lógico, si no directamente imperioso, dentro de la teoría de los "humores", o fluidos básicos que regulaban el metabolismo. 
¿Qué creían que hacían? Por supuesto, provocar un "equilibrio". Ustedes ya deben saber que cuando algo cambia no existe forma de que vuelva a su estado anterior, pero esta gente, de nuevo contra toda evidencia, creía que sí.
Ellos creían en sangrar al otro, que quitarle el exceso de fluido vital lo fortificaba. 
Los bancos deben pensar lo mismo, por la manía que tienen de quedarse con nuestro fluido vital.
Y siempre se están quejando de los mucho que se sacrifican y lo mal que les va.
Así que cada día esto mas convencido de que a los que se quejan de llenos hay que sangrarlos hasta que ya no se quejen más.

domingo, 27 de diciembre de 2020

Estudiar geografía

Cuando se acuñó la frase famosa "el mapa no es el territorio", se dió nacimiento a un ejército de irracionalistas empeñados en que nos olvidemos de los mapas y recuperemos el terreno real.
Así se pasa de una sana advertencia, que el sentido común pone en su lugar a la hora de actuar, a una especie de principio fundamental. El pensamiento paranoide trata cada enunciado como de la misma categoría que un principio fundamental. Pero tampoco puede manejar principios fundamentales que no sean unívocos y absolutos. Es la consecuencia de que no pueden tratar los sentidos con plasticidad.
La plasticidad del sentido no es primaria: se adquiere dando a las palabras un uso superfluo.
Es cierto que luego hay que inventar andamiajes, arneses disciplinarios para que podamos aplicar lenguaje al trabajo. Es mucho trabajo, de ida y de vuelta, dar flexibilidad y después sumar rigideces.
Pero sin eso no se puede dar valores tácitos a las cosas, no se puede usar lo mismo para señalar lo otro.
Separar el mapa del territorio es entender que el mapa también está en algún lugar, y que por más chato que sea está en uno acordarse de seguir estudiando.

sábado, 26 de diciembre de 2020

Considerar escenarios apocalípticos

Hay algún otro escenario que permita fantasear con la vuelta al salvajismo, a la manifestación irrestricta de los instintos? El formato "a cojer que se acaba el mundo" es tan remanido como limitante. 
En la antigüedad esta función la cumplía el carnaval, luego las tierras lejanas, de oriente o las indias. 
Mientras que el apocalipsis es algo final porque su forma es el caos, el carnaval es un espejo invertido perfectamente organizado, en tanto que el país de jauja, hace innecesario el orden por su abundancia paradisíaca. Las fantasías de la ciencia son parecidas: se trata de que la tecnología nos provea lo que dios no puede por falta de existencia.
Una variante son las situaciones de encierro, o de aislamiento: el modelo Robinson Crusoe, Náufrago, la Laguna Azul... Viven...
Un caso curioso son las historias de superhéroes: tipos y tipas que adquieren superpoderes, y que a diferencia de los dioses y semidioses griegos no los usan para encamarse con gente, sino para ayudar a la policía. Valientes superpoderes!
El apocalipsis es un invento de los obsesivos, porque ellos viven postergando, eludiendo, neutralizando sus impulsos, hasta que llegan al límite del tiempo disponible. Entonces se apuran a hacer todo, y lo hacen a medias, pero siempre se quedan con la ilusión de que funcionan mejor bajo presión.
Funcionan como todo el mundo bajo presión, pero antes de eso no funcionan en ningún sentido.
Y falta mucho para el próximo milenio.

jueves, 24 de diciembre de 2020

Irse de putas

Lo primero que tienen que tener claro cuando se vayan de putas es: lleven mucha plata.
No piensen en ahorrar, no discutan el precio. No se hagan los cancheros ni cancheras. Las putas quieren la pasta, están ahí por eso. También les gusta pasarla bien ¿Ustedes prefieren que los traten mal en el trabajo? Claro que no ¿Trabajarían gratis porque los tratan bien? Claro que menos.
La lección de las putas es: ubicarse equivale a gozar. No hay cosa más pedagógica.
Recompensar los buenos modales y sobre todo la generosidad.
La renuncia a los bienes materiales.
La renuncia al control: dejen que las putas hagan lo que saben, siempre funciona.
Aprendan a no encapricharse conque "ponete así, hacé asá".
Déjense desplumar, pavotes y pavotas.
No se van a llevar nada.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Hacer huevo

Duro, poché, pasado por agua, frito. También revuelto, homelet, ranchero.
El flan también cuenta como hacer huevo.
El huevo es la paradoja de la naturaleza. Lo que ablanda otras cosas, al huevo lo endurece, es fin y principio: su irreversibilidad representa el tiempo mismo.
Hacerlo es lo contrario que ponerlo.
Sus extremos asimétricos permiten fundar las antinomias básicas, y al mismo tiempo conciliarlas.
Ya lo demostró Brunelleschi: la cáscara de huevo es una estructura autoportante.
Y como todo, como el todo, se realiza mediante el no obrar.
Esperando.

martes, 22 de diciembre de 2020

Resistir ahora y siempre al invasor

Los entendidos saben de qué estoy hablando. Ironía platear como cosa de hoy algo que se debe mantener sin pausa. Es como el problema del carcelero que debe vigilar al condenado pero invertido: con sólo que cierre los ojos un momento, el otro logra su cometivo, porque su voluntad no tiene pausa.
¿Porqué debo creer que los invasores nunca dejan de intentar?¿No es un pensamiento paranoico creer que los imperios viven acechando la más mínima oportunidad de avanzar sobre la soberanía y los derechos ajenos?
No, y se demuestra fácilmente:
¿Cómo llega una organización a convertirse en potencia? En el mundo real, sólo lo puede hacer desplazando a otras potencias. Esto es imposible sin una conducta consecuente y constante de aprovechar cada oportunidad para acumular más poder.
¿Cómo hace una organización para tener un comportamiento sostenido? Desarrollando estructuras que aseguren ese comportamiento: las que llamamos instituciones, que tienen su dimensión material tanto como simbólica. Sin instituciones ninguna organización humana dura más de una generación. En una generación no se puede llegar a potencia.
Como se ve, cualquier potencia que exista en un momento dado de la historia, tiene necesariamente que ser un invasor.
Y uno bueno.
Cocodrilo que se duerme, es cartera.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Aparentar calma

En la película Beau Geste hay una escena donde están en un fortín de la legión extranjera, en medio del desierto, sitiados por un montón de argelinos rebeldes que los van matando de a poco. Con la moral por el suelo, llegan a la noche reventados, ya tiene ganas de no despertarse. El comandante del fuerte, que durante el día acomodaba a los muertos en las aspilleras para que pareciera que tenían tropas de repuesto, al ver que están cagados de miedo los obliga a reírse, uno a uno les ordena que se rían... El asunto es quue al final se ríen todos, de verdad. Esto está en la película, pero funciona en la realidad. Es como el chiste de "jabón no, radio". Los griegos lo sabían y por eso juntaban a todo el pueblo para hacer sus comedias. La magia del teatro es esa: que el motor de la emoción es la masa del público, no la obra. La obra es la chispa, el fulminante. 
La risa grabada de las comedias de TV nunca sirvió para lo mismo, es solamente un sucedáneo para que no nos sintamos culpables de ver el teatro en la soledad de nuestra casa.
Bueno, eso respecto de la risa, algo que se puede exigir únicamente si sos un soldado.
A nosotros no nos hace falta tanto.

domingo, 20 de diciembre de 2020

Maquillarse

Los muchachos de antes no usaban gomina, pero se ponían talco en la cara para parecer más blancos. No vamos a perder el tiempo explicando que la belleza es un concepto racista, clasista, elitista, etc. Si en algún momento se volvió un atributo de género debió ser porque para los varones se puso de moda afeitarse pero no aplicarse maquillaje. Como los soldaditos.
Los soldados: toda la vida se pintaron la cara para el combate. Sólo desde que ser militar es un oficio de tiempo completo se impuso la cara lavada y sin barba. Porque la barba se convirtió en privilegio de los jefes máximos. Pero los hombres siguen añorando ponerse cosas en la cara.
En los años noventa había una división: los modernos se ponían Angelface y los Darks sombra de ojos. A las chicas las excitó siempre pintarnos, eso les daba un nivel de intimidad superior a cualquier otra cosas que se pudiera hacer en público.
¿Y por qué habría que maquillarse ahora, cuando nadie debería salir a la calle? Porque todas nuestras apariciones son digitales. Todo se transmite y registra. Los encuentros privados son a cielo abierto. Todo se traduce en información que es botín de guerra.
Y si hay guerra, mejor salir pintado, no sea cosa que a uno lo confundan con simple tropa.

viernes, 18 de diciembre de 2020

Secretos en reunión

...son de mala educación.
Secretos en la infancia: son de poca importancia.
Secretos en la vejez: son una boludez.
Secretos del oficio: no tienen desperdicio.
Secretos militares: son todos familiares.
Secretos de hospital: te dicen que estás mal.
Secretos mañaneros: los que se saben primero.
Secretos ominosos: para los niños morbosos.
Secretos de mujeres: pegados con alfileres.
Secretos de varones: son segundas intenciones.
Secretos muy jodidos: cuando todo está perdido.
Secretos chiquititos: no se te para el pito.
Secretos de carnaval: no tomés si te hace mal.
Secretos del poder: te escupen y ves llover.
Secretos del amor: cuanto más fácil mejor.


jueves, 17 de diciembre de 2020

Dar la razón a los locos

Vengo a dar un consejo, que al mismo tiempo es una aclaración y una precisión.
A los locos nadie les da la razón. Tampoco nadie los corre por su lado.
Para empezar ¿quiénes son los locos? No son los que viven en otra realidad, esos son los delirantes. Tampoco son los que se asustan de todo, esos son los ansiosos. Capaz deberían ser los que no pueden parar, pero son maníacos.
Los locos son los que están sueltos. Y están sueltos porque nadie los agarra.
Está claro que a esta gente no se les puede dar nada, porque para recibir hay que permanecer. Y también es casi seguro que si los corrieran por su lado, bueno, los agarrarían más seguido.
A los que a cada rato se les da la razón, aunque nadie tampoco los corre, sino que a lo sumo tratan de correr cuando los ven, es a los violentos. A los que dan miedo les damos todo para que se vayan, no tanto para que se queden tranquilos (por qué si no están nerviosos) como para que nos dejen a nosotros en paz.
A esos sí que habría que correrlos, y tal vez darles algo más que razones, pero no sería cosa fácil.
Así que si ven un loco, no traten de agarrarlo, tampoco hace falta que le dan la razón, esa traten de tenerla un rato con ustedes. Pero al menos no le den patadas.


miércoles, 16 de diciembre de 2020

Poner apodos

Los apodos son una costumbre denigrante, pero también son una forma de homenaje. El universo de los apodos tiene su raíz en la escuela. Ignoro si los Jesuitas, que inventaron la escuela en su forma moderna, instituyeron esta costumbre de manera intencional, o era una de esas cosas que pasan de generación en generación de niños, sin pasar por los adultos, como ciertos mitos, y ciertas rondas.
Piénsese que ya en el antiguo testamento se utiliza el cambio de nombres como parte de los ritos iniciáticos. Al tener una nueva identidad, se anulan los vínculos del individuo con su antigua comunidad y se lo incluye en otros lazos que por haber dejado atrás los anteriores de una manera radical, son ahora su único sostén.
Yo creo que los abusos que se cometen al poner apodos, y el hecho de que actualmente sean una herramienta funcional a la estratificación de los grupos, no tienen que confundirnos. Los apodos son una potencia esencialmente liberadora, generadora de caos. Son máscaras, no capuchas. Y quienes siempre se oponen a las máscaras se oponen a todo lo que sea fiesta. Son los de la cantinela de "libertad-libertinaje". Los chupacirios, los perro-del-hortelano-agarramela-con-la-mano, los incojibles, los manguera pinchada, los techo-de-rancho, los mendigo sin suerte.
No los escuchen.

martes, 15 de diciembre de 2020

Cambiar los chichés

Recuerdo que en cuanto pude independizarme alquilé y mudé sin preparar realmente nada. Ocupé el departamento llevando un colchón atado con una soga, ropa de cama (más necesaria que muchas otras cosas), la guitarra, y el equipo de mate. Después compré heladera, pizzeras y un cuchillo. Me instalé con lo mínimo pensando que si uno pone muchas cosas de entrada, en seguida se llena la casa de boludeces.
Me equivoqué: igual se me llenó la casa de boludeces que no sé dónde poner.
Como esos chirimbolos que ocupan lugar son exactamente los clichés. Si se eligen con criterio dan ambiente, buen tono y personalidad. Pero lo más frecuente es que limiten nuestra capacidad de maniobra.
¡En nuestro propio hogar, que es el lenguaje!
Y parecen difíciles de dejar atrás, son una masa compacta y resistente.
Hoy creo que si no puedo tener menos, al menos cambiándolos de a uno se irá notando alguna diferencia, algún flujo en ese magma de retazos verbales.
Podría, para empezar, dejar de decir que me explota la cabeza. En cambio podría afirmar que se me quemó el bocho. En vez de contar la guita en lucas, la voy a contar en palos.
Cuando hable de un loco irrecuperable, no diré cachivache: lo llamaré incunable.
Las cosas exitosamente reparadas, en lugar de quedar joya, quedarán flama.
Temo, eso sí, que nunca me desprenderé de pipí-cucú.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Comprar los regalos correctos

Hoy es el último día en que se van a encontrar los presentes que aciertan con los deseos ajenos. Ojo que tampoco tenía mucho sentido adelantarse más: acertar no tiene que ver con la previsión. No se acumula certeza con el paso del tiempo sino todo lo contrario. 
La mayor parte de la gente a cierta altura de la vida renuncia a encontrar buenos regalos. Puede que sea por una pareja a la que nunca le adivinan el talle, por un pariente que siempre cambia todo, por esa amiga interesante que nunca se puso esa remera. Algo hizo que el juego pierda sabor y de ahí en adelante se reduce a un ceremonial.
Algunos eligen el camino de ignorar los gustos del receptor: directamente lo avasallan con regalos omnipotentes. Y también están los que humillan regalando porquerías. Estos útimos, desgraciadamente, sí suelen acertar pero tiran dardos de veneno.
Para los malos, tanto como para los buenos, la clave es estar escuchando en la dirección correcta en el momento en que se hace silencio y el deseo queda en evidencia.

Justificarse

Winston Churchill decía que no había que quejarse ni justificarse. Y, sí, cuando ganás en todo y le bancás la parada a la Luftwaffe te podés dar esos lujos. Después los psicoanalistas agarran esas frases y te sorprenden con un imperativo que reíte del "serás lo que debas ser, y si no, no serás nada". Todo con el cuentito de que las excusas y las quejas van al gran Otro, del que deberíamos ¿liberarnos?.
Por si no quedara claro lo que es un discurso psicopático: siempre es aquel que te impone padecimientos bajo la capa de resolverte problemas que no sabías que tenías. Eso se llama "renegación" y es la maniobra mental propia de la perversión.
Así que si viene alguien con humos existencialistas a decirles que no es sano justificarse, mandarlo a cagar. Ahí van a ver cómo de repente sí exigen justificaciones.

sábado, 12 de diciembre de 2020

Hacer un mapa

Por más que la cartografía sea una disciplina más vieja que el mapamundi, la costumbre de hacer mapas y planitos no fué popular hasta un punto preciso de la historia.
Es como el amor romántico, inventado por Enrique Plantagenet y Eleonor de Aquitania. Antes de ellos la gente se calentaba, o se pretendía, como Alcibíades a Sócrates, o se casaba y hasta se tenía cariño, pero no tenían esta novela que tenemos ahora.
De la misma manera, aunque Euclides vivió hace como dos mil cuatrocientos años, todavía en la edad media hacían las catedrales sin un plano: las iban dibujando directamente en el piso. 
No quisiera tener que recordar que El Nombre de la Rosa, con su laberinto de crucigramas, se escribió en el siglo veinte.
Parece que los mapas eran algo tipo secreto de estado, una verdadera "tecnología de representación" como se llama ahora el dibujo técnico. De ahí viene la tradición de la gente de gobierno de sacarse fotos señalando un mapa.
Ahora hacemos planos, croquis, guías de rutas, mapas políticos, google maps, etcétera. Todos estos artilugios populares, son una y la misma cosa: mapas del tesoro.
Quién sabe qué sería de nosotros si no fuera por R. L. Stevenson.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Sospechar

La lección de la caverna de Platón, que seguramente empezó como esos recursos ingeniosos de los pedagogos, que por ganarles la risa nerviosa del estudiantado se convierten pronto en leit motiv, para después tomar vuelo y extenderse como una fábula minuciosa, dejó una huella tan profunda gracias a su componente moral. Es curioso que los filósofos modernos se hayan empeñado de tal manera en hacer de esa fábula un modelo de análisis del conocimiento objetivo, cuando es una escena que sólo se sostiene por la intervención intencional de las personas. 
Lo mismo pasa con el ejemplo de Descartes, con su genio maléfico que lo envuelve en apariencias sensibles para que nunca llegue a percibir la realidad. Siempre hay que contar con una voluntad que hace entrar la mentira y el engaño.
Casi se diría que es a partir del planteo cartesiano que los pensadores renuncian a resolver el problema del engaño, haciendo de cuenta que no existe.
Y como bien dijo Santo Tomás: el mejor truco del diablo es hacerle creer a los hombre que no existe.

jueves, 10 de diciembre de 2020

Juntar bolsitas

La ecología dice que hay que juntar las bolsitas para usarlas de nuevo. Cosa que siempre hicimos. Como aislante, soporte, o envase multiuso son insustituibles. Hasta sirven ante una emergencia cuando falta cinta de teflón. La gente se define y se agrupa según la forma de acomodar las famosas bolsitas.
Algunos las meten más o menos como vengan en una bolsa de bolsas, o en una manga con decoraciones de Utilisima. Tengo un amigo que las dobla como los gringos en las películas doblan la bandera.
Otros las dejan así, sueltas por todos lados. O tienen un cajón donde las tiran.
Un método excelente sería usar cada bolsa para envolver la anterior hasta crear una cebolla gigante.
O hacer una trenza deslizante para que siempre quede una bolsita lista para salir.
Si uno es muy exquisito, clasifica las bolsas más elegantes, las resistentes, las que tuvieron fruta y las que pueden usarse para el freezer.
La bolsa es un objeto mágico.
Un tipo se inspiró en la técnica de sacar un corcho de adentro de la botella con una bolsa, para inventar un dispositivo que reemplaza el fórceps, por ejemplo.
El único problema de juntar bolsitas es que uno puede llegar a arruinar una cita si le muestra prematuramente su juntadero a su acompañante. Cuidado! La incompatibilidad de acumulación de bolsas puede destruir una relación prometedora.
Cojan primero, por las dudas, antes de mostrarse las bolsitas.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Dar el piné

La guerra es el origen de casi todos nuestros avances culturales, es algo descabellado cómo la capacidad de matar subleva todos los órdenes y los pone a su servicio, exigiéndoles además rendimientos exorbitantes. La guerra instala la dinámica de la competencia, que desestabiliza todos los estándares de lo que está bien, lo que es suficiente y lo que es indispensable.
Mucho antes de que la moda impusiera al cuerpo de las mujeres sus mínimos y sus máximos, los cuerpos de todos estuvieron sometidos a la rasa de la utilidad para la guerra: "con armas el varón, con hijos la mujer" (por supuesto, para Disney esto era cosa de chinos bárbaros).
Para los varones, ya instalados en la modernidad y la revolución industrial, el reclutamiento forzoso impuso sus estándares a través de la fórmula del "Piné", una valoración de la masa muscular mínima para ser un soldado, algo así como una Cuota Hilton para la carne de cañón.
No existe expresión que sea más contundente y clara respecto de lo mortífera que resulta la adaptación, el nivel de apropiación y sometimiento que implican los criterios de inclusión.
Se habla y se ve todo el tiempo el daño que produce excluir, ser excluido. Pero se nota muy poco que las personas que encajan están mucho más comprometidas en una pendiente resbalosa hacia nada misma.

martes, 8 de diciembre de 2020

Medir dos veces

Toda medición está sujeta a error. El tiempo hace que las cosas cambien, y al medir de nuevo, ya no son las mismas. Incluso hay cosas que cambian al medirlas, como la gente. El que mucho mide, a sí mismo se conoce. Y si eso se traduce en hacer menos cortes, se debe a que por tanto medir se hizo tarde y es hora de cerrar el taller.
Si a Ud. le pasa que se le hace tarde seguido, tal vez padezca de eso que llaman procrastinar, aunque tal vez tenga otra cosa, como un déficit de la atención, o una psicosis, o simplemente no se confiesa a sí mismo que no quería salir de su casa. La verdadera procrastinación no empieza por casa.
Quien mejor definió el tema fué José Hernández, en el verso que dice "parece que sin largar/se cansaron en partidas". Es decir que todo se queda en acciones preparatorias. Es el equivalente existencial de la anorgasmia. Y el equivalente sexual del refrán de marras vendría siendo "chupa dos veces, echa solo un polvo".

lunes, 7 de diciembre de 2020

Buscar piojos

Alguien vió un piojo este año? Casi nadie: los piojos se contagian en la escuela, en el hacinamiento didáctico. Si esto sigue así, nadie se va a acordar de cómo son, y van a desaparecer los peines finos, el Nopucid, el vinagre y el extracto de Cuasia.
Según veo, o bien se pierden estos avances culturales y la próxima exposición al loncoteo traerá una epidemia de piojos devastadora, o bien se convertirán en artes ceremoniales, cultivadas por tradición como el origami o la jineteada. Un desastre evitable? O inevitable? Debemos hacernos a la idea de un futuro de cabezas rapadas? Ojo que hasta ahora, nadie que haya probado la maquinita por propia decisión volvió a someterse a la proliferación capilar.




Manejar dormido

Quién no tiene un padre o un tío que se quedó dormido al volante y apareció en cualquier lado. No digo de los que aparecieron contra un árbol: la mitad de esos se la querían dar pero disimulan para que no los internen. Los pilotos zombis son como el aviador de ese cuento de Bioy (o era de Borges?) que aparecía en una Buenos Aires paralela. También había un viajante que terminaba en un mundo paralelo por equivocar el desvío en un camino de tierra.
La pampa húmeda permite esas cosas, porque es toda pareja. La meseta patagónica podría tener el mismo problema, si sus rutas no fueran rectas euclídeas.
Todas esas experiencias son necesariamente dudosas, de hecho, los cuentos de viajeros sólo son superados en falta de verosimilitud por las historias de pescadores, que además de viajar son de pasar mucho tiempo callados. Pero el encanto de las realidades paralelas está en que si existen, no iban a ser unos pasados de rosca los únicos privilegiados en encontrarlas y vivir para contarlo.
Cualquiera debería estar cruzando de una a otra sin hacer tanto escándalo. Después de todo, la probabilidad de caer en una línea de tiempo con diferencias notables es ínfima, y para los detalles nimios, el cerebro tiene cómo encargarse falseando la percepción del pasado.


sábado, 5 de diciembre de 2020

Hacer conversación

Hubo un tiempo en que una de mis principales preocupaciones era que no entendía cómmo hacer para conversar. La gente a mi alrededor se la pasaba charlando pero yo no podía seguir el hilo, así como uno no puede realmente seguir el hilo de sus propios pensamientos: después de haber sido testigo de horas de diálogo era incapaz de recordar de qué se había hablado. Mucho menos integrarme: la conversación fluía por al lado mío sin tocarme, como un flujo laminar que se resiste a contaminarse. 
Cuando llegué a la adolescencia se sumó el problema de poder conversar con las chicas. Mi viejo, gran conversador, me decía "aprendé a conversar con las mujeres, hacete amigo de ellas". Mi hermano mayor, gran mujeriego, me decía "hablales de cosas serias, de tu vida, el trabajo... se vuelven locas".
Yo no me entendía ni con mi compañero de banco, así que todo eso era para mí como viajar al espacio.
Crecí con la idea de que tenía un problema de timidez, cuando mi problema era que no estaba en las cosas que está la mayoría. Me dí cuenta cuando ví que por extraño que parezca, siempre hay gente que se interesa en las mismas rarezas que uno. 
El tiempo ayuda a encontrar esas personas. Y entonces, la conversación no se termina nunca.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Podar los frutales

"¿Por qué podan los árboles? -Porque si no, se van en vicio." 
El hombre llama vicio a todo lo que no puede vender: el "vicio" son las ramas sin frutas. Y los árboles que no dan fruta ¿para qué los podan? Porque más allá de ese resabio inquisitorial de "limpiar los pecados", la poda sigue una lógica de contradicción, de desafío y revanchismo: lo que se corta crece luego con más fuerza, con más ímpetu. La naturaleza es un caballo que se excita cuando cuando lo sofrenan.
También se cree que el pelo crece más fuerte después de cortarlo.
De las podas decorativas no vale la pena hablar, ni siquiera toman al arbusto como un ser vivo: se lo trata como un bloque indistinto y se aplica lo que los tanos llamaban la "vía di levare".
El podador de frutales sabe que se mete con un ser vivo. Con algo que tiene sus propias intenciones y que responde en su propio idioma cuando él le habla con sus argumentos hechos de fierro.
"Para que puedas crecer yo tengo que herirte", como dice la canción.
Claro que todo esto pasa en otra época del año. Pero la poda es de por sí tan contradictoria...




jueves, 3 de diciembre de 2020

Morir en la calle

La gente andaba asombrada de que se judicializó la muerte de Maradona. Parece algo loco, porque se muere gente todo el tiempo. El sentido común dice que está mal, que lo único que hacen es caranchear y causar más dolor. Quien sepa de alguien que llegó a la casa de un ser querido, encontró la puerta cerrada, nadie que responda el timbre, y terminó prestando declaración indagatoria en un juzgado penal, puede sentir lo profundamente sacrílego que es esto.
En la Ciudad de Buenos Aires esto se llama un óbito en domicilio, y de oficio, o sea por defecto, tiene que intervenir un juez. Porque si no interviene un juez, matan a los viejos y dicen "llegué y lo encontré así".
O matan a la esposa y le dicen al comisario "sacame la policía de encima". Las funerarias siempre conocen un médico que firma el certificado de defunción.
Pero pero pero pero... Sin peros: no hay otra forma.
Todo eso se ahorra si se está en una sala de hospital, con la correspondiente Historia Clínica donde queda asentado cómo, por qué y a qué hora se termina la cosa.
Pero para la gente exquisita, morir en un sanatorio es artificial, frío e impersonal.
Y qué, entonces?
Hoy había una marcha de médicos. En el día del médico. Esos que te atienden en el hospital para que no te mueras en el hospital. Y este médico va y se muere ahí, marchando. En un lugar lleno de gente. De personas que seguro lo conocían, y otros que sin conocerlo igual sabían quién era.
Y yo estoy seguro de que si una persona se muere así, sabiendo quién es, donde todos tienen un lugar, pero siempre están queriendo ir a otro lado, esa persona nunca termina de ser, se queda un poco en el medio de la vida de todos los demás.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Pasar factura

Siempre digo que si hablamos de pedir, se puede pedir la luna. Porque si te piden la luna podes decir que sí, decir que no, decir dentro de un rato, o te juro que mañana, podés pedir algo a cambio, podés ofrecer algo a cambio, podés poner excusas y hasta ofenderte.
Es muy distinto cuando alguien en lugar de pedir, reprocha. Porque por más que digan, no: no tiene que salir de uno. Hay gente con iniciativa, y hay gente que responde a la demanda. También hay perezosos que se hacen los dormidos, y por cada uno de ellos hay un psicópata que la va de espontáneo para sabotearte la vida. Para algo inventamos el lenguaje, justamente el modo más primitivo es el imperativo. "Andá, vení, comé" son todas expresiones útiles, mientras que "hubieras, tendrías que haber" no llevan a ningún lado. Y no hablemos de "Ah, pero vos, no me hagás acordar, mira que yo también tengo cosas para decir" y otras joyitas de la catástrofe comunicacional.
Pensándolo bien, mejor pedir la luna. O el culo, que queda más cerca.

martes, 1 de diciembre de 2020

Andar en espiral

Eso que llaman la dialéctica, dos pasos adelante y uno para atrás, primero como tragedia y luego como farsa, la cabra al monte tira, y la mula vuelve al trigo. Repetimos, pero los que repetimos somos nosotros.
La naturaleza no repite, la naturaleza está cayendo constantemente. Pero dentro de esa caída también estamos nosotros, que hacemos tirabuzón.
Nosotros somos como Homero escalando la montaña: resbalamos hacia abajo cuando dormimos. Volvemos a pasar por los mismos errores, propios y heredados. Si hacemos algo distinto, casi nunca es por aprendizaje, sino por una contingencia.
Si acaso, se consigue estar advertido, para no desesperarse cuando la curva apunta para atrás, porque es sabido que se puede recuperar terreno más luego.
Pero tampoco para confiarse y dejar hacer, porque si hay algo que ninguna especie de avance humano tiene, es ser natural.

lunes, 30 de noviembre de 2020

Hablar por telefono

¿Se acuerdan cuando hablábamos por teléfono? Ahora que ya no se hace más, se puede sentir lo raro que era. La verdad es que cada vez que me toca, es como comer verduras de postre. Pero no queda otra, si nos tuviéramos que manejar con lo que podemos decir cara a cara, o con puros textos, la gran máquina explotaría. El mundo que conocemos se volvería de golpe un lugar decididamente peor.
Porque hay que ponerse de acuerdo de alguna manera, y las personas no se quieren poner de acuerdo si no es por el oído. Hasta se considera muy mala conducta terminar una relación de pareja "por mensaje", como si hubiera algo más que transmitir en una relación así.
Para decirlo brevemente: lo que se reclama en esos casos es que el que tiene algo que decir, también esté dispuesto a oír ¿Un revanchismo comunicacional? Tal vez... Una premisa indemnizatoria.
El derecho a hablar se paga permitiendo que el otro pueda meter su bocado, que se largue a contar una historia de cuando no conseguía cospeles, o que te tome de paño de lágrimas, o que te pregunte cuánto pagás de alquiler.
Un gran invento eso de hablar, que el teléfono puso de relieve.


domingo, 29 de noviembre de 2020

Tomar el mate lavado

Hace un par de años el médico me explicó que el mate no te hidrata: es diurético y te hace perder líquido. Si perdés líquido, se concentran las sales, los riñones se saturan y con el tiempo se dañan.
Si se te dañan los riñones, tenés que dejar de comer carne, y otras fuentes de proteínas.
Después de eso, empecé a tratar de limitar las mateadas, porque a mí si me dejan vivo con el termo abajo de un brazo y el mate siempre al alcance.
Es como el cigarrillo, que en un tiempo también se usaba en todos lados y continuamente.
Al igual que con el cigarrillo, y al contrario que con las demás drogas, cuanto más adicto se vuelve uno, menor es el nivel de calidad que se exige para consumirlo. Cuando se terminan los puchos se puede llegar a fumar las colillas. Y cuando se llega a ser un gran tomador de mate, se sigue cebando hasta que sólo es agua tibia. Deliciosa agua tibia.
Si no se aventuran algunos extremos de la tolerancia cada tanto, ésta se atrofia, y se corre el riesgo de volverse uno progresivamente más delicado. 
En cambio, al dejar que la cebadura se degrade a niveles homeopáticos, se agudizan los sentidos, se equilibra el metabolismo, se aclara la mente y se mea con transparencia.

viernes, 27 de noviembre de 2020

Reconocer patrones

Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho, y ocho dieciséis.
Ahí se fué la serie a buscar la pelota al zanjón, porque la música es así.
Hay gente a la que le encanta encontrar las pautas en todo, y te dicen "la música es matemática, la música es relaciones". Que yo sepa, no ha nacido el matemático que sea como músico algo más que prolijo.
Porque reconocer un patrón no sirve para nada si no se usa para algo.
Por ejemplo, puede ser una forma cómoda de ordenar ideas, o una manera de diferenciar fondo y figura. Cómo porque el patrón se separa de lo que no es patrón, o de un patró diferente, y la figura no está precisamente en el patrón, sino en el borde, donde deja de ser patrón, y existe en primer lugar porque no se puede confundir con él.
Aunque sea un peligro la tentación de quedarse con eso, reconocer los patrones hace falta para salirse de ellos y hacer figuras.
Otro día.

jueves, 26 de noviembre de 2020

Hacer autobombo

En tiempos en que está de moda la meritocracia, el saberse vender y la proactividad, es fácil que se caiga en contradicciones. Con tal de hacerse ver, muchos pueden terminar regalando oportunidades, algo en lo que nadie te frena ¿a quién le interesa frenar al competidor que se equivoca?
No pasa un día sin que alguien lamente el desperdicio de energía puesto en autopromocionarse. Ni sin que se defenestre a los que sí consiguen reconocimiento.
La hago corta: las apariencias se determinan por las creencias, y las creencias se determinan por los vínculos. Creemos lo que nos hace estar de acuerdo con quienes nos importan. 
Por eso, en lugar de esforzarse por ganar la olimpiada de los tontos, mejor es esforzarse por ser buen compañero, buen amigo, gente.
Háganse querer.

martes, 24 de noviembre de 2020

Traducir un chiste

Años atrás, en los inicios de la literatura, nadie se preocupaba por los derechos de autor, porque copiar una obra era casi tanto trabajo como escribirla, y también porque las primeras escritas también se habían copiado de cuentos y canciones populares. Y con los chistes es peor, porque al ser el formato más pequeño de la poesía, pasan de mano en mano sin control. Pero traducir un chiste es mucho más difícil que un relato, o hasta que un poema. Hay juego de palabras, puentes verbales que no existen en otro idioma.
Los que doblan las películas casi siempre optan por sustituir algunos gags por otros totalmente distintos pero que son efectivos en el idioma de destino.
Hay que hacerlo bien, porque si no, se siente como matar un bichito.

lunes, 23 de noviembre de 2020

Hacer sonar la campana

¿Alguien leyó "Por quién doblan las campanas"? Yo no, pero es porque conocí la prosa de Hemingway y tuve que hacer fuerza para terminar de leerlo. Pero el título me sigue intrigando. Seguro que si un día lo tengo a mano lo agarro, porque el título es tan bueno que sigue siendo poético después de la traducción.
Estoy seguro de que la novela no responde la pregunta, pero en lugar de averiguarlo, me hice la idea de que la respuesta es el final de la película "Breaking the waves".
Si alguna vez tienen una duda que no puedan resolver, les recomiendo este método de imaginar respuestas. Al fin y al cabo, así se deben haber inventado los mitos y la mitad de la etimología.
Aunque también es cierto que las campanas no suenan anunciando siempre el final de algo. Lo sabía Ringo cuando decía que cuando suena la campana todos te dejan solo: "hasta el banquito te sacan".

domingo, 22 de noviembre de 2020

Poner los patitos en fila

 En el día de la psiquiatría no puedo menos que recordar un aviso de un psiquiatra que, parodiando los productos para adelgazar, mostraba en el "Antes" unos patitos de goma revueltos, y en el "Después" unos patitos alineados. 
Simpatía aparte, siempre me intrigó la historia de la construcción social de las filas. Que la fila en sí sea sinónimo de orden es cosa fácil de deducir para cualquiera que haya ido a la escuela. 
Los estructuralistas creen que se debe a que el pensamiento se ordena como un hilo discursivo, y el discurso se ordena como una sucesión porque tenemos una sola boca ¿Es necesario tirarles por la cabeza con las obras de Vigotsky? O recordar que el habla individual es una rareza moderna, porque los homínidos en general siempre gritaron a coro, pero no desarrollaron una verdadera mente grupal, porque el pensamiento verbal es apenas una parte del pensamiento.
De todas maneras hay que aceptar que la disposición sucesiva es muy útil para organizar información en cantidades. Utilidad que no hay que confundir nunca con naturalidad: no puede ser natural algo que requiere años de entrenamiento dominar.
Por más que los patitos anden en fila, hecho de universalidad y evidencia dudosas, la fila viene de fábrica.
Hay que afilar.

viernes, 20 de noviembre de 2020

Recuperar el sueño

Una de las cosas más difíciles de hacer a propósito es dormirse. Más difícil todavía que tener una erección a voluntad. Uno puede concentrarse en las cosas que lo calientan, y si tiene una imaginación "fuerte" el pito se para solo (por eso es bueno estimular la imaginación de los varones desde chicos).
Hay muchas teorías sobre cómo hacer para dormirse, cada tanto aparece una nueva, y todas se reducen a tres formas básicas: por desgaste, por inducción, y por intoxicación.
Por supuesto que la única que tiene sentido es la tercera. Una droga te duerme y punto, hay drogas mejores y peores, más precisas y más erráticas. Con mayores o menores efectos secundarios. Por ejemplo, el alcohol tiene un efecto inespecífico, bloquea el ciclo de Krebbs haciendo que las neuronas se asfixien y baje el rendimiento de las funciones cerebrales. Según la ley de la demencia, lo último adquirido es lo primero que se pierde, y al primer trago empieza a disminuir el control de impulsos, el foco atencional se reduce, etc. Con suficiente dosis, el aparato digestivo pide gancho y te hace dormir. Con una dosis mayor, desmayo. 
Muchos usan ansiolíticos para dormir. Si se tiene ansiedad, no se puede dormir, por eso funcionan en muchos casos. Pero el sueño que dan los ansiolíticos es un efecto secundario, si los toman para eso los están usando mal.
Los neurolépticos son más directos: bloquean la actividad cerebral. No producen verdadero sueño, pero de alguna manera logran ponerte inconciente y laxo.
Y por último los hipnóticos, no te hacen imitar un pato al sonido de una campanita, te hacen dormir. Cómo? Son benzodiacepinas que salieron mal: el efecto secundario es más fuerte que los demás.
Finito con las drogas, pasemos a los métodos "naturales".
La inducción consiste en convencerse por similitud de que uno se va a dormir. Bajar las luces, poner música suave, pensar cosas relajantes, respirar hondo hasta marearse. Todo apunta a que el cerebro se confunda y crea que tiene sueño. Con un poco de fe, se consigue. Todo esto se basa en el supuesto de que la voluntad puede hacer casi cualquier cosa, como modificar un estado de ánimo. Lo cierto es que debe su eficacia a la magia simpática.
Por último, están los que recomiendan diversas formas de ejercicio para dormir. Suponen que la persona tiene una cantidad de "energía" que se puede descargar al ejercitarse. Es cierto que las reservas de energía real utilizable son finitas, pero cuando se agotan más que dormir se puede tener un coma. La "energía" más bien parece un sinónimo pretencioso de las ganas de seguir jodiendo. No vengan conque si tienen ganas de dormir entonces no tienen ganas de joder, porque así como en un balde puede haber pejerreyes y borriquetas al mismo tiempo, en una persona puede haber ganas de muchas cosas sin que ni siquiera tenga que estar de acuerdo. El ejercicio produce, en primer lugar y principalmente, dolor. Y el dolor induce la secreción de endorfinas ¡Que son drogas!
Lo que deberíamos practicar, es encontrar el movimiento voluntario de dormirse. Uno puede pestañear, puede levantar un brazo, sentarse, y hasta vengarse de un mal tendero sin necesidad de pensar, poner música, visualizar arcoiris ni prepararse conscientemente. Es algo que se hace. Y es algo que no siempre hicimos, así que si se puede mandar un pulso para poner el cuerpo en acción, también tiene que poderse hacer con el bocho.



jueves, 19 de noviembre de 2020

Morder la mano que da de comer

El perro que muerde la mano que le da de comer es el gemelo malvado del perro del hortelano. Son canes opuestos que ejemplifican los destinos de la pulsión oral. Se puede comer o no comer. Quien come, debe comer de otro, y si come de otro, lo devora. Sí, así es: la alimentación empieza con el canibalismo. Pero el perro además es un siervo, así que no se entiende bien que haya sido tan popular en las fábulas y refranes.
Creo que el perro mordedor es como el escorpión que picó a la rana, el pobre can se perjudica, no es vivo como la araña que salvaste. Al fin ¿qué otra opción tiene? 
Y además ¿te mordió el perro?¿por qué no le diste de comer en un plato?
Es sabido que en la mano tampoco entra mucha comida que digamos.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Criar cuervos

Los cuervos comen carroña, la carroña son bichos que ya estaban muertos de antes, o los restos de los bichos que comieron otros. Es muy difícil definir la carroña sin incluir la referencia a un supuesto orden jerárquico. 
Qué hace del león un cazador y de la hiena un carroñero? Aparentemente una mayor tolerancia gástrica. Se dice que el león caza, pero casi siempre caza la leona, y los la manada se ceba con el bicho muerto. Muerto ahí mismo, hace cinco minutos, hace una hora, un día o una semana. No hay diferencia tajante.
Las hienas también cazan, y se comen lo que encuentran. El hombre, como el chancho, come lo que encuentra. Pero la jerarquía imaginaria hace que unos manden y otros obedezcan, o no. Porque los obedientes también pueden ser respetables, y por eso reciben los dones bienganados del que manda.
Los carroñeros son los que se alimentan del "derrame" sin obedecer, y aunque se jueguen la piel en la aventura, no ganan más que un lugar en las fábulas como ejemplo de lo marginal.
Siendo los pícaros de la naturaleza, pueden llegar a ser portadores de algún saber, por eso se asocia a los cuervos con las artes ocultas: no por andar de noche, sino por no andar derecho.

martes, 17 de noviembre de 2020

Decir la verdad

Un 17 de noviembre volvía Perón a la Argentina. Perón dijo que la única verdad es la realidad. Y por más que los fanáticos de Pierre Bourdieu insistan en que la verdad de la historia es la historia de la verdad, la franela no es como la gamuza.
Será que eso inspiró a los diputados del bloque de Cambiemos a admitir que representan al 0,02%, exponiendo la realidad del sistema representativo, como bien saben los fanáticos de Pierre Bourdieu.
Hoy también es el cumpleaños de un pelotudo, y también es el día en que un jugador sintió ganas de volver a apostar. Son cosas que sólo importan a sus protagonistas, a esta altura, pero también son verdades.




lunes, 16 de noviembre de 2020

Pretender

Ser "pretencioso" es uno de nuestros pecados mas comunes y también una pretensión: si la gente común no fuera pretenciosa la estructura social se desmoronaría.
¿Será un anacronismo, un prejuicio sobreviviente de una sociedad extinta?¿Será un defecto de la educación, una contradicción creada por intereses en conflicto (es claro que no se puede esperar que los educadores comprendan realmente cómo funciona la sociedad)? 
¿Es simple hipocresía? La hipocresía también es un pilar de la sociedad, tan necesario como el agua corriente. Sería acaso una dinámica propia de toda sociedad clasista: imponer condiciones morales a los dominados, de las que las clases dominantes se ven eximidas. Si le agregamos a esa dinámica una pretensión de movilidad social... bingo. La pretensión se sostiene a si misma, parece, y la movilidad social es el barón de Münchaussen tirando de su propia coleta para salir del pozo.
Como de costumbre, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Le decimos pretencioso a muchas cosas:
Por un lado está el tipo ideal de alguien que siempre quiere más, que busca y rebusca siempre algo "mejor". A estos pretenciosos les decimos que se calmen que no sean tan exigentes, sobre todo porque NOS exigen a nosotros y no queremos que se note lo flojos que somos. 
Otro caso es el que pide más de lo que "le corresponde", se siente excepcional, y pide que se hagan excepciones con él. Más que pretencioso es un parásito usurpador, pero consiguió que la sombra de su perversidad recayera sobre los que son simplemente exigentes.
También se puede confundir a estos verdaderos pretenciosos con las personas narcisistas, enamoradas de sí mismas. Puede que a veces actúen parecido, que creyéndose mejores de lo que son aspiren a recibir un trato que los demás no les reconocen.
Teniendo presentes estas diferencias se aclara un poco la contradicción. Porque el pretencioso que quiere cagar más alto que el culo, se convierte en un obstáculo para esa estructura que hace de la movilidad social la herramienta más eficiente de acumulación de capital desde la invención del alambrado.
En cambio, los exigentes y los ilusos, tan diferentes, son el yunque y el martillo de la movilidad. Los ilusos fantasean una realidad inexistente, que los exigentes pagan por alcanzar.
Y la nave va ¿qué pretendían?



viernes, 13 de noviembre de 2020

Intercambiar chucherías

"Oro por baratijas... qué abuso, qué trueque tan desigual... Don Rodrigo guardó en un enorme cofre lo que había obtenido: montañas de baratijas"
Estas son cosas que se recuerdan de memoria tal vez porque en su tiempo se recitaban una y otra vez, incluso al mismo tiempo que se reproducían en el tocadisco o el grabador. La recitación es la forma más antigua de memoria ¿o lo será el dibujo? En fin, está visto que se recuerda lo que se reproduce, fundamentalmente. La idea moderna de la memoria como un registro de información se basa en la escritura, que es algo relativamente novedoso y hasta minoritario hasta ayer.
Pero estoy haciendo lo mismo que hacen los creyentes cuando quieren explicar el universo diciendo que lo creó dios: pateando la pregunta al córner.
El motivo de que sea tan memorable el chiste, no está en la inversión de roles, eso es apenas un efecto de comicidad revanchista. El chiste apunta, como bien deberían saber, a la verdad.
Hace tantos siglos que usamos el intercambio para acumular riquezas que perdimos de vista que eso de cambiar cosas es una institución fundamental y fundante de la cultura. 
Uno de los padres de la antropología, Bronislav Malinowsky, consagró su metodología con un estudio sobre un ritual que sostenía un circuito de intercambios que abarcaba todo un archipiélago en el sur del Pacífico. El tipo demuestra como dos y dos son cuatro que esta gente tenía toda su vida ordenada a base de cambiar pulseritas por collares de conchas. Y que ese orden es tanto mágico, económico y simbólico, sexual, arquitectónico y gastronómico.
Otro gran chistoso, Jonathan Swift, también aporta su granito de arena describiendo una sociedad de filósofos que renuncian a usar palabras y para poder conversar llevan a la espalda enormes mochilas cargadas de chucherías que intercambian en lugar de decirse cosas.
Hablando de filósofos, Heidegger empieza la discusión sobre la identidad afirmando que A = A. A = A! Cómo llega a decir algo partiendo de semejante nulidad es un verdadero homenaje a la función poética (el alemán es una lengua muy poética, aunque a nosotros todo nos suene a subenempujenestrujenbajen).
El intercambio hace que A = B, demostrando que el ser será lo que deba ser, pero para que a nosotros nos importe, primero tiene que ser otra cosa.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Cantar desafinado

Cada vez que escucho gente cantando el feliz cumpleaños me pregunto cómo hacen para entonar al mismo tiempo en notas tan diferentes. Sobre todo cuando son notas cercanas, parecidas. Si uno lo quiere hacer a propósito no puede. El cerebro se niega a afinar voluntariamente una nota disonante, quiere acomodarse y coincidir.
Es mucho más fácil hacer disonancias con un instrumento, porque la frecuencia se puede controlar mecánicamente. La garganta también es una máquina, pero una máquina viva que hace lo que quiere.
Cantar es como andar a caballo: el caballo tiene sus propios motivos, y uno puede conseguir que lo lleve casi a cualquier lado, si sabe cómo negociar con esos motivos.
Capaz que el secreto es que todo el mundo desafine al mismo tiempo, así se pierde la referencia de una nota. Si todos están en el mismo acorde, la fuerza inductiva es enorme, pero si cada uno va por su lado, la voluntad es un poco más libre.
Claro que son simples esquemas motrices: reflejos autónomos versus condicionados, respuestas neurológicas versus aprendidas. Pero debe haber por ahí algún estudio que en lugar de buscar la esencia de la libertad, hable de la proporción entre los acuerdos y el esfuerzo necesario para la desafinar.


martes, 10 de noviembre de 2020

Hacer malabares

El malabarismo es la metáfora favorita de todos para hablar de lo que en resumen es atajar pelotazos. El malabarista hace pases de manos, engaña la vista, hace que las cosas se mantengan en el aire cuando deberían caer. 
¿El malabarista es un mago? Casi, pero todo lo contrario.
Las cosas en el aire parecen violar la ley de la gravedad, como los aviones que no se caen, o los equilibristas que se suben a un palo. Pero nadie viola las leyes naturales.
¿El malabarista hace equilibrio? Casi, pero todo lo contrario.
¿Cuál es la diferencia?
La diferencia está en que todos descansan menos él.

lunes, 9 de noviembre de 2020

Probarse las pilchas que van a dejar

Nuestra cultura de consumismo predicha por Aldous Huxley hace que ponerse la ropa de un muerto sea un acto despreciable, una abominación que cualquier persona sana evita por todos los medios, lo que deja a quien lo hace con el estigma del intocable desposeído dispuesto y expuesto a cualquier extremo, sin amor propio, sin dignidad, sin derechos.
Pero como todo es vanidad, lo que reluce es oro y como te ven te tratan, comprar ropa de segunda mano en las ferias americanas es totalmente cool, porque las ferias están en lugares chetos, o porque son pocas, o porque son para entendidos, o porque al final, algo se paga.
¿Y de dónde se imaginan que sale esa ropa?¿De gente tacaña que vende la ropa usada?¿De la ropa que deja para el cartonero la gente que no es tacaña?
Es ropa de gente muerta, o de adictos que se roban las cosas de otros para transarlas, pero sobre todo de muertos. 
Y ahora, para qué tanto escándalo: si no hay como heredar chucherías.

domingo, 8 de noviembre de 2020

Pasar por tu casa

Ayer pasé por tu casa
buscaba hacerte caricias.
No quisiste abrir la puerta,
mucho menos las rodillas.

Ayer pasé por tu esquina
tenía el tiempo contado.
Si me dabas un minuto
yo te daba de parado.

Ayer fuí al centro a hacer compras
y traje una palangana.
Si la llenamos con agua
Te saco a pasear la rana.

viernes, 6 de noviembre de 2020

Salir al sol

Antes decíamos "me paso todo el día en la oficina, sentado en la compu, atrás del mostrador, encerrado en el taller... ¡No sabíamos de qué hablábamos! salvo por los trabajadores esclavos secuestrados en los talleres de Aguada y compañía, mal que mal uno salía de su casa y caminaba un rato al aire libre, se bajaba del colectivo y cruzaba una plaza... Hasta en el microcentro te llegan los rayos de Febo. Nosotros no tenemos ni noción del volumen de energía brutal que nos incide cuando nos exponemos a la radiación solar. Media hora de sol equivale a pasar una tarde trabajando de sparring de Mike Tyson, y es algo a lo que nos acostumbramos como si nada.
Sin hacer eso, estamos como los canadienses, medio año abajo del horizonte.
Y sobre todo, baja la libido, que era el verdadero problema de los tipos de la caverna de Platón: como ya no se calentaban con nada, se ponían a discutir huevadas ontológicas. Con una libido normal su hubieran pajeado mirando las sombras más pulposas.




jueves, 5 de noviembre de 2020

Encontrar el punto negro

Una noche tormentosa el ciego se acercó a la posada marcando el paso con su bastón, desde la puerta reconoció ese olor que sólo podía emanar uno que se pasó años andando la mar a bordo de un leño, bebiendo y fumando, hábitos que se mantienen constantes al retirarse. No le costó hacerse llevar hasta el capitán, y sabía que no había confusión posible. Puso su mano sobre la del otro marino y la retiró como si le quemara, alejándose del lugar como de la peste.
El capitán no tuvo que pensar mucho en su destino, ni tuvo tampoco oportunidad de hacer planes, porque el cuerpo le dijo basta ahí mismo y se quedó seco sin despedirse, menos de un minuto después de saber que tenía hasta las diez de esa noche.
Con los piratas era así: le daban a uno un papel marcado con tinta negra y todo estaba dicho. O sí? Ya saben que a todo se le encuentra la vuelta, porque al fin los marinos también están hechos de hombres comunes.


miércoles, 4 de noviembre de 2020

Cortarse las uñas

Pensaron que lo podían dejar para mañana!
Como le dijo Krishna a Arjuna antes de la batalla de Kuruksetra: "un hombre tiene que hacer lo que un hombre tiene que hacer". Frase enigmática apenas clarificada por el comentario ontológico del Libertador General San Martín en su carta a Merceditas: "serás lo que debas ser, y si no, no serás nada". Y como de alguna manera hay que salir de las tinieblas metafísicas pasando a la acción directa, no está de más recordar el precepto orillero inmortalizado por el poeta Germán Rienda "el hombre para ser hombre, no debe ser batidor".
Sus, y a ellas!

martes, 3 de noviembre de 2020

Hacer Auditoría

El Auditor es el personaje más antipático del mundo de la salud, es el William Bu del sanitarismo. ¿Y por qué, si es el que en definitiva cuida que todos tengamos la mejor calidad de atención posible? No se puede creer que sea una atávica aversión a las figuras de autoridad, a los emisarios de la interdicción. Una taradez así ni se contesta. Los policías son héroes en el cine aunque se cansen de joder al prójimo.
¿Habrá que poner a un clon de Eric Estrada en el papel de auditor, en vez de ponerlo de cirujano?
Todos quieren al cirujano, 
porque te mete la mano.
Y como todos quieren mano, 
viene el perro del hortelano.
En la escuela deberían explicar que la salud no es directamente proporcional a la medicina:
Te duele la cabeza
Tomás una aspirina
Nada
Tomás dos
Mejor
Tomás tres
Te dejó de doler la cabeza
Tomás cuatro
Sigue sin dolerte la cabeza
Tomás cinco
Tenés úlcera.
Ahí se ve clarito.
Es cierto que las coberturas siempre retacean la atención, el hospital público ni hablemos: porque los recursos son limitados y las necesidades son interminables.
Uno quizás como paciente, espera todo de cada tratamiento, y la verdad es que no, muchas veces no.
Y el que gestiona tiene que elegir: para darle a uno le saca al otro
LE SACA AL OTRO
A quién le sacamos, entonces.
Un día en la vida hay que auditar y sacarle la papa al loro.

lunes, 2 de noviembre de 2020

Sufrir de gusto

Una de las críticas más agrias que le hacen al psicoanálisis es por afirmar supuestamente que las personas se enferman porque quieren. El psicoanalista (que es varón, aunque sea mujer) le dice con tono displicente y canchero al pobre enfermo "usted sufre porque quiere". Lo loco es que para los psicoanalistas, los que dicen eso son los demás psicoterapeutas: porque decirle a la gente que si hace las cosas distintas se va a curar, es básicamente decirle "usted sufre por idiota".
La verdad es que para la mayoría está más que justificado sufrir, en un conjunto bastante amplio de situaciones donde se asume el dolor como una necesidad insalvable.
No hace falta llegar al extremo del catolicismo penitente donde "si no duele no sirve".
Piensen en el deporte, la universidad, el "derecho de piso" en el trabajo, en la envidia furibunda de los mediocres cuando un pobre recibe ayuda sin tener que humillarse a cambio...
En la vida de montones de parejas.
¿Está mal decirle a alguien que sufre por gusto?
Es... complicado...

sábado, 31 de octubre de 2020

Enterrar la batata

Los perros entierran los huesos, y yo tuve uno que enterraba sapos, los desenterraba podridos y se revolcaba con eso. 
Otros entierran tesoros, como un amigo de un amigo de mi viejo, que metió muchos dólares en latas selladas y las enterró en un terreno. Después de muchos años consiguieron ubicar algunas: las latas se habían podrido y los billetes se perdieron casi por completo.
Ahora nos dicen los diarios que el gobierno griego cubrió la entrada de la Acrópolis con cemento.
Escándalo.
Como pasó en su momento con el Ecce Uomo, y también el caso menos conocido del Castillo de Matrera, el sentido común dice que las antigüedades deben mantenerse en su forma original, conservarse, mantenerse libres de alteraciones debidas ya sea al tiempo o a la voluntad. Esto es pensar como un coleccionista, y los coleccionistas valoran la originalidad, porque la originalidad se paga bien. 
Les pediría que se metan un rato en ese mundo para que se entienda hasta qué punto es un microcosmos ajeno al devenir histórico. Y los museos, en su versión moderna, son eso mismo, grandes colecciones ordenadas de acuerdo a la potencia testimonial de sus ítems.
Lo que se hizo en Atenas nos puede gustar o no, pero sinceramente, en cuanto a conservación arqueológica, los europeos deberían hacer un respetuoso silencio.
Capaz que cubierta de concreto hasta se conservan mejor los mármoles.
Lo que crece bajo la tierra es raíz, por eso la batata no es una fruta.

viernes, 30 de octubre de 2020

Crear neologismos

Con el ánimo de ser prolijo, comento que los neologismos tienen una larga tradición literaria, pese a lo cual, la psiquiatría los mira con desconfianza y los cataloga como síntoma psicótico. A poco que uno compara, se va dando cuenta de la profunda diferencia que separa eso que en el habla de un delirante funciona como un mojón, piedra de toque o lomo de burro del discurso, de los neologismos verdaderos que proliferan por ejemplo en las publicidades ¿Y vamos a dejar que nos digan que el lenguaje de la propaganda, con su tecnología de marcas y nombres de fantasía hechos para rebañar un rescoldo de atención del fondo de la indiferencia generalizada, es un fenómeno reciente, propio de la modernidad, la posmodernidad y sarasa? 
Siempre hay que sospechar de esas ideas tipo "esto no existía hasta ahora", porque son hermanas gemelas de "antes había respeto", "la vida era más sencilla", y todas esas estupideces.
Cuando la gente no tenía nada que inventar, porque todavía no tenían físico-química ni dibujo técnico, se pasaban todo el tiempo que podían (no tenían mucho, la verdad) inventando palabras, expresiones y giros para decir lo mismo de manera diferente.
La regla siempre es la misma: las expresiones tienen que ser lo suficientemente nuevas para que una vez dichas, se puedan entender en términos de las expresiones conocidas, y lo suficientemente nuevas para que no suenen demasiado como las expresiones conocidas. El receptor tiene que sentir que descubre algo, porque así siente que comparte el don del poeta.
El prejuicio hace que cuando nos dicen neologismos, pensamos en monstruosidades como "orlopro", "mboheio", "subtrenmetrocleta" o "infectadura". Neologismos son todas las palabras nuevas, que estén remachadas por un carpintero loco, traídas de las Islas de las Especias por un aventurero temerario o zurcidas de retazos por un hada madrina no cambia nada. 
Por empezar, toda palabra extranjera es un neologismo. Incluso hasta para la semiología psiquiátrica, donde una palabra conocida usada en un contexto atípico puede contar como formación neológica.
Hoy ya no podríamos vivir ni amar con dignidad sin palabras como "vals", "mambo", "puto", "stand-by".
Los buenos neologismos, como se ve, se adoptan de una, y dejan de ser neologismos. Los que siguen sonando raros, parecen neologismos, pero en realidad son palabras falladas, cacologismos, precarismos, palabroides.

jueves, 29 de octubre de 2020

Crecer a lo ancho

Dicen que el secreto de la juventud (¿y de la vida?) eterna es nunca dejar de crecer. Pero los seres humanos crecemos hasta los veinticinco años y no más. Por eso los antropólogos afirman que nuestro cuerpo está "programado" para vivir treinta años, porque a partir de ahí baja la capacidad de regeneración de tejidos y reservas energéticas, así que el organismo empieza a decaer, lenta e inexorablemente.
Si fuéramos como los tiburones, que en lugar de huesos tienen cartílagos, podríamos seguir creciendo muchos años, pero nuestro ADN decide que los huesos se solidifiquen y la cosa se termina.
Ahí está la respuesta del yoga: estirarse constantemente para que el crecimiento continúe. O la respuesta de los incas: tomar chicha para hincharse y borrar las arrugas.
Ahora, doblarse más de ciento ochenta grados no se puede, así como engordar más allá del círculo no es aconsejable. Las posibilidades son dos: o hacer un cálculo fino y repartir el crecimiento horizontal en los años que se aspira a vivir, o crecer y descrecer. Como engordar y adelgazar no se puede hacer sin daño, la solución para la juventud eterna es practicar yoga, pero mal, con inconstancia e irresponsabilidad.
¿Será eso a lo que llaman "tener espíritu joven"?

miércoles, 28 de octubre de 2020

Enamorarse de una caricatura

De una ficción literaria cualquiera se enamora, y ni que hablar de un personaje del cine o la tele. Con la literatura tenemos la ventaja de la imaginación que llena los huecos que deja la descripción, y los autores son los más interesados en dejarnos las pistas necesarias para que idealicemos. Así es como después todo el mundo quiere ser pirata y rescatar a la hija del Corsario Negro. 
La pantalla ataca por el lado opuesto: satura la retina y el oído para que se nos disparen las hormonas. Rulos, abdominales, caderas y pestañas a granel hacen de cualquier corazón un esclavo.
Todo esto nos decimos en realidad para justificarnos el vicio de engolosinarnos y recrearnos con hombres y mujeres inventados.
Algunas personas van más lejos, son personas que entendieron que lo mejor de enamorarse es nunca llegar a nada, y no tienen problema en ponerse como ideal romántico figuras animadas surgidas de las historietas. Ni siquiera hace falta que sean figuras humanas, todo vale mientras el personaje tenga suficiente carisma.
A mucha gente le resultan raros, los tachan de inmaduros, los convierten en chiste.
Separar el amor en una forma de amor noble y en otra vulgar es estúpido desde Platón en adelante, así que mejor es reconocer que al final todos tenemos algo de Pigmalión, y que ni siquiera hace falta que Galatea se parezca a Venus.

Marcar un billete

Cada tanto escucho que alguien dice que escribir en los billetes "es delito". No quiero ni entrar a considerar la irrelevancia de ese fetichismo de la integridad numismática, me parece más interesante la teoría de Borges sobre la moneda marcada que "en Buenos Aires" es un zahir.
¿Por qué hay un zahir válido para cada región?¿Qué pasa cuando se pierde el zahir de un lugar?¿El objeto que es zahir en Montevideo pierde su poder en Rosario?¿Puede haber zahires válidos para distintas personas, como los hay para distintos lugares?
Un billete con unos trazos puede convertirse en zahir, al menos para uno mismo. No cuesta nada hacer la prueba. El experimento está condenado al éxito, eventualmente.
A los psicólogos nada nos complace más que el aumento del índice de locura.

lunes, 26 de octubre de 2020

Hacer fierros

Desde la antigüedad se conocen distintas maneras de ejercitar el cuerpo. Como su nombre lo indica, el ejercicio es algo profundamente ligado al ejército. Los griegos son famosos por haber inventado el deporte, una forma de combate atenuado y atomizado en sus partes componentes. He leído mucho sobre la mutación simbólica de la guerra en los juegos, muy poco sobre el trabajo de análisis de las acciones que lleva a buscar la reproducción de sus elementos como forma de preparación.
¿Qué habrá venido primero? La estrategia o la disciplina. Estoy seguro de que los primeros en pasar de meras bandas organizadas a instituciones estables se contentaban con que la casualidad seleccionara a los afortunados que llegaban a ganar algo de experiencia. Eso de entrenar, de fabricar a los soldados desde los críos tuvo que venir mucho después.
Y las disciplinas... la primeras eran repeticiones de acciones sencillas: correr, saltar, tirar cosas. Lo que hizo Descartes viene a ser un atletismo de la mente.
Así se pasaron tres mil años, nota al margen para los indios que descubrieron la utilidad de la elongación y la capacidad respiratoria.
Pero el camino occidental sigue inexorable, buscando imitar los prodigios de algunos fenómenos de circo y de los campeones vascos del levantamiento de rocas.
Si el maestro Rammeau pudo hacer que cortes enteras se movieran con gracia gracias al recurso de dividir la danza en pasos elementales y hacer que los aprendieran en series progresivamente más complejas, bien podían los instructores de los deportistas ir un paso más allá de la gimnasia sueca de Sandow, la calistenia y demás: había que mover cada músculo por separado para llegar a convertir a cada alfeñique de 44kg en un patovica altanero y detestable.
No hay duda de que somos la cúspide de la edad del hierro, espero que falte poco para que se termine.


domingo, 25 de octubre de 2020

Sexo furtivo

Cuando se es adolescente (y pobre) se coje a escondidas, y cuando se es padre (y pobre) también. Alguna gente renuncia prematuramente a la intimidad y coje delante de los demás, o en público, o en la pieza de al lado, que es casi lo mismo: resignarse a naturalizar el que todo el mundo se entere. Acá entra el argumento trillado de que en realidad, el problema es que el sexo está prohibido y por eso se vuelve excitante y a la vez conflictivo.
Se repite tanto que nadie se pone a pensar ¿por qué prohibir algo lo iba a hacer interesante o tentador? Que si se impide tener sexo se acumulan ganas le debe bastante a una analogía caduca del deseo y la presión hidráulica. Pero también a una confusión inexcusable entre prohibir e impedir. Y tiene como consecuencia, solapadamente se naturaliza el supuesto de que las prohibiciones crean algo.
A ver si pensamos un poco: nada se prohíbe que no se hiciera antes. Si alguien trata de poner límite a algo, es porque ese algo ya existe y le molesta.
Con el sexo pasa eso: la tendencia a buscarlo es primaria, original, y no nace de las formas que le da la educación. Nace de que el cuerpo está hecho especialmente para cojer todo lo posible.
Después pasa que la cultura le pone formas y ocasiones, promoviendo algunas y obstaculizando otras.
Pero esto no tiene nada que ver con que nos dé pudor. El pudor es la respuesta displacentera a la excitación prevista del observador. Es el instinto de conservación que nos dice "si me ve, me va a querer cojer: mejor me escondo"
Por eso, cojer ordenadamente unos junto a otros es algo que no se hace sin un grado muy avanzado de "cultura"(v.g. de control de impulsos). 
De donde se entiende que hacerlo a escondidas, o hacerlo a la vista, es en realidad lo mismo: excita porque uno sabe que el otro no puede ver, o si puede ver, no puede tocar.
Pero cuando se tienen hijos, eso sería perverso. Mejor no hacer ruido.


viernes, 23 de octubre de 2020

Hacer pelotitas de papel

Pelotas chicas, pelotas grandes! Será la pelota la FORMA primordial manufacturada por el ser humano?
Si hacemos caso a la topología, sí. El elemento central de esta rama de la matemática es la "bola N dimensional", esto es: un segmento de espacio de una cantidad de dimensiones cualquiera, definido por la forma en sus límites interactúan entre sí.
Pero si ustedes quieren jugar al Escher de monoambiente, bien pueden usar un bollo para sostener el celular, balancear un estante o taponar una rejilla. O descubrir los principios formales de la seriación, ordenando pelotitas de menor a mayor. Esto que parece fácil, ya lo tenemos automatizado en tantos niveles, que no tenemos idea de lo que hacemos. De verdad, antes de empezar, ya hicimos tantas cosas con lo que tenemos ante los ojos, que si por una vez viéramos las cosas como son, creeríamos estar en otra dimensión.
Hacer pelotitas... hasta un escarabajo puede hace una bola, la gravedad puede hacer esferoides bastante parejos, y eso que no tienen manos.Por eso son cosas que hacemos medio distraídos: estamos pensando en el metegol, en el proyectil, en el huevo del avestruz. Tampoco es la idea ponerse a pensar pelotudeces, la idea es hacerlas.

Atar a la rata

Otra que ponerle el cascabel al gato. Por eso a las ratas no se las puede dominar. Para los chinos era sinónimo de prudencia, frugalidad, previsión y ahorro.
Una rata.
Y la usamos en laboratorios porque se parece mucho a nosotros, genéticamente, sólo que se desarrolla y envejece más rápido.
El ser humano es una rata lenta.
En nuestra iconografía pop, la rata nos representa frente al gato opresora. El origen de eso es la costumbre de los roedores de comerse sus crías. Y de los humanos de robar. siempre que pueden.
Por cada humano vivo, existen cuatrocientas ratas.
Rata suelta, ratero atado.




miércoles, 21 de octubre de 2020

Tirar balines

¿Se acuerdan de la vez que el Diego atacó a los paparazzi a balinazos?
Por supuesto, el espíritu de cuerpo del periodismo recalcó hasta el hartazgo el carácter salvaje del suceso. Para el pueblo, en cambio, tuvo el valor de un acto de protesta contra el acoso impune de los medios.
Dato marginal: en cierta medida este hecho parece convivir en la memoria colectiva lado a lado con la zambullida de nueve pisos de Charly, como ejemplos de arrojo (sic) y capacidad para llegar al extremo.
Yo no sé qué estaba pensando Maradona, no es probable que se haya tomado muy a pecho las advertencias respecto del daño que puede llegar a causar un arma de aire comprimido, creo que como la mayoría se ríen del cartelito que afirma "Esto es un arma, no un juguete". Aunque también es posible que se sintiera plenamente justificado para responder con agresión a quienes no respetaban límites bastante obvios.
Y desde ese punto de vista, podría haber planeado hacer un uso de la fuerza que minimice los daños. No salió a pelearse, no salió a atropellar con el auto, no los bajó a tiros, como acaso creía que estaba en su derecho, él y muchos más, entre ellos, al menos la mitad de los paparazzi congregados frente a la quinta, que seguro había muchos de los que afirman que al chorro hay que matarlo.
Tal vez si nosotros, que no somos Maradona, queremos hacer lo mismo nos sale mal. Pero todos sufrimos atropellos de gente que por "hacer su trabajo" se pasó nuestros derechos por el culo, y sabemos qué bien les hubieran venido unos balines.

martes, 20 de octubre de 2020

Obedecer al deseo

Hoy es el día ideal para meterse de lleno en la paradoja de la ética moderna, esa que mejor que nadie sintetizó el General San Martín con su famosa arenga "Seamos libres, que lo demás no importa nada".
Los burgueses nos olvidamos muy rápido lo que es no tener libertad, lo que es ser tratados como personas de segunda por los que son más fuertes. Y en seguida entramos en la cosa abstracta de preguntarnos si somos realmente libres cuando hacemos lo que queremos, y sobre todo cómo saber si lo que hacemos es lo que queremos.
Y salen las propuestas facilistas que sospechosamente alientan el capricho individual. Y vienen los psicoanalistas a decirnos que los deseos son ajenos, como las vaquitas. Y vienen los fundamentalistas y los fatalistas y los fetichistas.
Todos tienen algo para decirnos respecto a qué hacer. Bueno, los psicoanalistas justamente no, pero sí son de pretender que uno se pregunte, y eso también es hacer (no sólo producir es hacer).
La libertad no es hacer lo que dicta la conciencia, porque la conciencia tiene oscuras determinaciones.
Pero tampoco es obedecer al deseo si ese deseo es ajeno.
Tal vez la libertad tampoco sea sinónimo de controlar todo. Tal vez para liberarse de los amos no sea indispensable convertirse en uno. Tal vez el deseo de ser convertirse en amo sea sólo un deseo pasajero.


lunes, 19 de octubre de 2020

Andar por la sombra

Después de milenios en la oscuridad inventamos el sol. Y todo se vió. Y a casi nadie le gustó lo que vió. 
Pero hubo algunos que aprendieron a no pestañear, y siguieron mirando a casi todos.
Ahora es muy difícil que no se sepa quién anda por dónde y en qué compañías. 
Y aunque es lo que elegimos, y mucho lo pedimos, nos incomoda y nos inquieta.
Como los salvajes, tememos que la mirada ajena se lleve nuestra alma. Creemos estar condenados a perder la piel, como los habitantes de cierta isla, a causa de tanto exponer nuestra imagen.
¿Es necesario volver a vivir en cuevas?¿Está el futuro bajo la tierra?
¡Claro que no! No hace mucho más de medio siglo, nuestros abuelos y abuelas se paseaban bajo el sol sin miedo de insolarse. Llevando la sombra a donde fueran, una sombra propia a la medida.
Es un misterio que hayamos perdido esa costumbre, y es difícil que se vuelva a llevar, pero es innegable que si algo se hizo, se puede volver a hacer.
Está en cada uno hacerse una sombra para llevar y no mostrarse.
No cuesta nada y alivia mucho.




domingo, 18 de octubre de 2020

Desesperar

Nada de revisionismo autoayudista de la esperanza: a desesperar con los pelos al viento, corriendo a la deriva y gritando incoherencias.
A perder la calma y el sentido común.
A transpirar frío y tener palpitaciones, tomar de la botella y limpiarse con la manga.
Hoy es lícito golpear la mesa, las paredes, llamar a las ex y acordarse de las deudas. 
Ni que hablar de saqueos y autos incendiados en la madrugada.
Pero no tanto como se imaginan: para la mayoría la desesperación es miedo paralizante, no furia, ni mucho menos inimputabilidad.
Abandonados por los poderes terrenales y por el destino ¿qué pueden sentir que no sea culpa?
Hasta la culpa dura poco: es evidente para todos que no hay penitencia que valga.
Los actos de vandalismo se deben a los más duros y obstinados creyentes. Quedan pocos pero hacen mucho ruido, por contraste.
La esperanza no es un concepto a deconstruir, es un pilar del mundo cotidiano que sólo se puede derrumbar como las columnas del templo, aplastando a Sansón por gil. 

viernes, 16 de octubre de 2020

Tocar rapidito

Quién no se ha quedado alguna vez fascinado con uno de esos músicos virtuosos del piano, el violín o la guitarra, que parecen tener manos biónicas porque tocan notas tan veloces que el oído no llega a distinguirlas. Al margen de algunos trucos más o menos conocidos, como el glissando, los ligados o el tapping, los verdaderos virtuosos siempre de desembarcan con el numerito donde dejan de lado las trampitas y tocan todas las notas una por una a una velocidad diabólica.
Si tienen tiempo vean la película "Crossroads" donde el karate Kid hace lo suyo (derrotar al malo) con la guitarra. 
Una vez le preguntaron a Mark Knopfler qué les podía aconsejar a los jóvenes que lo admiraban y querían llegar a tocar como él, su respuesta fué: "qué toquen trece horas por día".
Una elegante manera de esquivar el bulto. Es cierto que para llegar a ciertos niveles de habilidad hay que practicar mucho. Pero no alcanza, hay que saber cómo practicar. Pero esto nadie lo dice porque es un secreto que permite a millones de profesores vivir de la ilusión de los que quieren llegar a virtuosos de un instrumento. Y es hora de terminar con eso.
En primer lugar, una regla muy importante: 
ANTES QUE TOCAR RÁPIDO HAY QUE TOCAR BIEN
Esto quiere decir que hay que empezar tocando pocas notas, pero haciendo que suenen musicales. Mejor tocar lento y expresivo que meter muchos dedos sin sentido.
También quiere decir que hay que cuidar la postura: algo que parece una molestia se convierte en una lesión grave cuando se llega a practicar durante horas.
Ahora viene lo bueno. Ustedes ya conocen las notas, saben algunas escalas y melodías, las repiten y repiten pero llegan a un límite, hay un ritmo más allá del cual no se puede pasar. En este punto lo que tienen que hacer es agrupar las notas, no tocar todas en un ritmo parejo, sino en series más rápidas. Primero haciendo pares, ej. LA-SI... DO-RE... MI-FA... Después en grupos de tres, después en grupos de cuatro. Lo importante es que vayan cambiando los intervalos que se hacen cortos y los que se hacen largos. (en el ejemplo, pasar a LA... SI-DO... RE-MI...).
Por último, para lograr continuidad en ciertas partes "difíciles", cambios de notas que según la digitación quedan incómodos, no caen naturales, la forma de superar esto es practicarlos AL REVÉS: tocar primero la nota de llegada y hacer el camino inverso (no de toda la melodía, sólo las notas posteriores al punto conflictivo). Después hay que hacerlo otra vez al derecho, eh. Una vez al revés y otra al derecho.
Con estos tres consejos pueden llegar a tocar todo los que quieran, sorprender a sus amigos, ser el alma de las fiestas.

jueves, 15 de octubre de 2020

Tirar piedras

Allá por los '90 se dió que en varios pueblos del interior llovían piedras. Bochas bastante grandes, capaces de hundir un techo en un descuido. Caían de noche en los patios de las casas.
Los noticieros mandaron equipos a inspeccionar y entrevistar a los lugareños. Los porteños nos decíamos que eran bolazos de la gente del campo.
Pero yo me enteré la verdad, es una de esas cosas que te hacen valorar el hecho de tener muchos amigos, o en mi caso, lamentar ser poco sociable. El hecho es que mi viejo tenía amigos por todos lados, uno de ellos vivía en el pueblo vecino a donde se dieron los piedrazos, y muerto de risa nos contó que todo se debió al desempleo. En sus palabras "los vagos estás sin trabajo, y como andaban aburridos y con mucho tiempo al pedo, se hicieron una catapulta con un elástico de camión".
Ya ven lo importante de combatir el desempleo.

miércoles, 14 de octubre de 2020

Encanutar

"Los que no saben guardar
Son pobres aunque trabajen"
Así lo dice el Martín Fierro, y vale tanto para abstenerse de consumir todos los recursos propios, como para guardar nuestros bienes de la codicia ajena.
No es que nos guste generalizar acerca de los malos instintos de la especie humana, pero un porcentaje definitivamente significativo de nuestros congéneres no tiene problema en tomar todo lo que esté a su alcance sin pararse a pensar siquiera en el principio de reciprocidad.
¿Y por qué iban a hacerlo? La reciprocidad no es natural, no es un instinto sino una regla de conducta social.
Lo podemos mirar por el otro lado ¿podemos garantizar la universal inclusión de todo el mundo en un colectivo regido por el principio de reciprocidad, cuyo colectivo sea capaz de responder a las necesidades de sus integrantes en forma recíproca a los sacrificios que les exige?
Claramente no. Luego, cada cual tiene que cuidarse el culo.
Está muy bueno compartir el conocimiento, por ejemplo: los datos, las noticias, la bibliografía, los yeites. Pero saben qué, a veces no. A veces hay que encanutarse algunos trucos y darse ventaja.

martes, 13 de octubre de 2020

Consultar a un abogado

 Creo que estamos de acuerdo en que la profesión peor vista es la abogacía, se los vé a un tiempo como aves carroñeras, parásitos y embrolleros. En general, se concibe a la abogacía como la profesión innecesaria por excelencia, algo que nadie pidió y se instaló en nuestra sociedad con el recurso de autolegitimarse.
Por supuesto, los más intensos denostadores de la abogacía suelen estar más a favor de las formas "expeditivas" de resolución de conflictos. Sintetizando, están a favor de la violencia, que en la práctica es la ley del más fuerte.
"Pero con los abogados reemplazamos la fuerza por la plata: el que tiene más consigue los mejores representantes".
Perfecto, pero las críticas nunca pasan por la desigualdad del sistema, sino que apuntan a quienes sacan un provecho de la abogacía. Curioso: los primeros parásitos en imponerse a las sociedades no fueron los hombres de leyes, sino los hombres de armas: ellos empezaron robando y luego se alquilaron como seguridad. 
Al final, el problema con los abogados parece una mera cuestión de envidia.
La envidia de los perdedores.

Con mucho hacer poco

Es un viejo dicho que se usa cuando se tienen insumos o herramientas grandes y poco precisas.
El tiempo es así: hay mucho, y se precisa tomarlo de a poco.
Para eso hay que ir encontrando diferencias, comparar tardanzas que son amplias, pero no iguales. Caminatas que llegan a veces lejos, y a veces no tanto. Cosas así.
Y de esas imprecisiones se van haciendo medidas más precisas.
También en el arte se llega al refinamiento de la técnica por repetición de los errores: la primera nota fué un golpe, el primer trazo una herida, la primera danza un tropiezo.
Volviendo al tiempo, decía que hay que tomarlo de a poco, como un trago fuerte, y hacerlo ritmo, antes que nos imponga su viscosidad.
A nadie le caen bien los babosos.

domingo, 11 de octubre de 2020

Pensar en todo

Vieron ese personaje de Los Premios que se entretenía tratando de ser consciente de todo' Normalmente hacemos ese tipo de experimentos cuando estamos fumados (curiosamente el alcohol no induce ese tipo de cosas). 
Para los que tienen la suerte de no haber caído en esa porción de Cortázar, la cosa va más o menos así: 
Considere el lugar donde está, su estructura, lo que lo rodea, los materiales que lo componen. 
Fije su atención en los objetos e individuos que comparten su espacio. Luego tome en cuenta los espacios adyacentes y quienes los ocupan. Recuerde que los demás tienen existencias complejas como la suya, recuerdos, ideas y puntos de vista propios. 
Repase los edificios las infraestructura, la flora y fauna parásita que convive con la civilización (donde sea que esté está la civilización, no se haga).
Examine el subsuelo, la corteza, las corrientes de aire y los meteoros.
Todavía no ha salido del microcosmos y la la imaginación tiende a simplificar las cosas. No se puede enfocar un aspecto del mundo sin que el fondo se vuelva genérico y estereotipado.
Cuando los fumados tratan de pensar en todo, fantasean desde el vamos una esfera de colores y resumen la vida en esa burbuja. Por eso sienten euforia.
El experimento consciente apunta a lo contrario, a la modestia.

viernes, 9 de octubre de 2020

Entrar a una sociedad secreta

Las sociedades secretas son el blanco constante de todas las conspiranoias, que no contentas con achacar cuanto evento adverso se cruza en el camino al accionar de las sociedades existentes, inventan sectas nuevas para poder cubrir todas las regiones de la existencia. 
Si miramos el papel que estas sociedades tuvieron en la historia de las luchas contra el poder y la opresión en todas sus formas, es claro que no hubo movimiento importante que no haya tenido su etapa clandestina.
Si nos muestran a las sectas como antros de perdición, círculos perversos que sólo quieren cojerse a los reclutas o inducirlos a prácticas sexuales aberrantes y denigrantes que los reducen a un estado de decadencia moral y pérdida de identidad, si es tan constante el empeño en demonizar a toda forma de asociación que carezca del visto bueno del estado ¿no tenemos que sospechar de la incomodidad que generan las agrupaciones de personas que simplemente pretenden proteger su privacidad?
Todos tenemos algún punto en conflicto con la representación oficial del mundo (entiéndase la versión de curso legal), todos sabemos que hay algún aspecto de la normalidad con el que no encajamos. Luego, todos tenemos un rincón en el que nos quedamos solos, aislados del resto, y cada tanto pasamos por ahí, es inevitable. Cuando estamos ahí sentimos la impotencia de ser el loco del pueblo, y ya sea que reaccionemos con vergüenza, ira o temor, terminamos evitando esa porción de nuestro ser.
Las redes sociales nos vienen ofreciendo una alternativa amigable: buscarse y conectarse a la distancia con quienes supuestamente compartimos esos elementos disidentes. Una jugada magistral: en lugar de correr atrás de las sociedades secretas para espiarlas y tenerlas mínimamente bajo control, les ofrecen la sala de reuniones. Quien quiera soñar que de ahí pueda salir algo útil, que siga soñando.
En resumen: nada puede reemplazar la potencia de las personas que se ponen de acuerdo al margen de cualquier otra pertenencia. Y mientras más profundo sea el alcance de los medios de control, con más seguridad se seguirá conspirando en secreto, y más necesario será.