jueves, 10 de enero de 2019

Calor

Hoy toca hacer trámites y recados varios. Que de Belgrano me voy a Palermo, vuelvo a Belgrano, de ahí a Congreso, Caballito, parada en Once a retirar una compra, vuelta a Belgrano y, por último, Retiro.
Y con este día pesado, pegajoso, de calor sólido que se mete en todos lados y me transforma en un ser líquido que va dejando charcos donde quiera que toca. En el subte, mi líquido se confunde con los líquidos de los otros. Unos más espesos, otros menos oscuros, aquellos son dulces. Pero todos líquidos. El subte es como un caño que transporta miles de gotas líquidas.
Salgo a la superficie y comienzo a caminar. Cada paso es una parte de mí que se desprende en forma de gota. Ya perdí tres pestañas, un dedo y el mentón goteó con fuerza cuando pasó esa bicicleta a los piques.
Sigo caminando. Ya no se distinguen mis facciones, soy un líquido denso que va desplazándose por el asfalto hirviente. Poco a poco siento cómo mis partes se separan, ya no soy líquida, llegué a mi punto de ebullición y voy subiendo en libertad, liviana. Mis gotas microscópicas ascienden y formarán una nube que lloverá sobre Belgrano esta noche. Espero, porque quiero volver a casa...

DSC_0044

3 comentarios: