
—Hay cosas de mi pasado que preferiría olvidar —me dice el viejo escritor de Florida—. Cosas desagradables, tristes. Infamias. Pequeñas infamias, lamentablemente, nada digno de mención; pero preferiría olvidarlas. También hay momentos felices que sospecho que no me merecía. A veces, esas cosas pesan, son como un lastre. Pero sin ellas, ¿quién soy? Otro viejo escritor en una mesa desvencijada, reventándose el hígado con ginebra fiada. Entonces, cargo el pasado a cuestas, sin dejar nada atrás. Sólo así soy la figura que buscás retratar. Brindo por eso.
Pero no hay más ginebra.
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