miércoles, 29 de enero de 2020

Aguantar

No hay una razón en particular, ni tampoco es algo que tenga sentido o que traiga consecuencias. A veces simplemente toca, y hoy toca. Hay días en que se hacen cosas, o se piensan, y días en que pasan cosas. Y de las cosas que pasan, algunas se aprovechan, otras se reciben como muy esperadas, otras se evitas, y las de hoy se aguantan. Cada uno como puede, es cierto, mejor o no tan bien.
No falta quien pretenda hacer un arte de aguantar, o un motivo de orgullo, un don natural como chiflar fuerte o dar vuelta los ojos.
Yo creo que no debe haber cosa más fácil que aguantar, al punto que a veces pierdo al empatía por las personas impacientes, quejosas y mal sufridas.
Vamos: es una cuestión de termodinámica. Se trata de no hacer nada, necesariamente tiene que ser más fácil que hacer algo. Hasta quejarse consume energía y voluntad.
No acepto las justificaciones basadas en el principio de acción y reacción: uno no es un resorte. Si se recibe un golpe, la energía se disipa y para devolverlo, hay que poner más.
Si hay una "descarga" tiene que ser que hay energía acumulada de antes, por uno mismo, que no tiene nada que ver con lo que está pasando en el momento. Lo que pasa tiene que ser a lo sumo como un gatillo, que dispara algo ya preparado. Pero volvemos al problema de antes ¿por qué estaríamos acumulando energía, siempre tomando impulso para cuando nos pase algo?
Ah, pero aguantar duele, y el dolor, etc. El dolor es un misterio, pero nunca puede exceder nuestra medida, cuando eso pasa te desmayás, no reaccionás.
Si fuera posible desmayarse a voluntad...

No hay comentarios:

Publicar un comentario