lunes, 20 de enero de 2020

Soñar despierto

Esto es algo que ya hicieron muchas veces. Claro que a veces se exagera y se presenta como un proceso casi alucinatorio.
También se menosprecia su valor por su falta de objetividad, y hasta se llega a ver como un vicio el hábito de fantasear en horas laborales.
Para poner las cosas en su lugar, sí es problemático cuando el ensueño diurno usurpa el lugar de la planificación más estricta. Y les pasa a todos: en cuanto se encuentra una porción de realidad de la que nos falta información, la fantasía la cubre. Incluso le ocurre a las personas con demencia, o como se dice ahora "con Alzehimer": el fenómeno se llama "fabulación" y no tiene nada que ver con la mitomanía, sino que la persona no tiene posibilidad de identificar un recuerdo falso, y lo percibe como real.
Pero el ensueño diurno tiene una función importantísima: nos provee de placer gratuito y sin daño. Y a la policía moral le decimos que justamente las personas caen en "vicios" porque no tienen suficientemente desarrollado el recurso de soñar despiertos.

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