miércoles, 25 de marzo de 2020

Darse la cabeza contra la pared

Otra vez, porque el ser humano no aprende.
Hace unos años, unos de estos científicos locos que experimentan con ratas hizo la siguiente prueba: las ratas resolvían un laberinto para encontrar su pedacito de queso. Una vez que lo aprendían, les cambiaba el queso de lugar -no, no era Piaget, Piaget hacía este experimento con sus hijos, no con ratas. Las ratas iban al lugar acostumbrado, y al no encontrar alimento, empezaban a buscar de nuevo, como al principio, hasta encontrar el queso. La próxima vez que tenían hambre, iban directo al nuevo lugar.
Entonces nuestro científico quiso ver qué hacían las ratas si les realizaba una pequeña lobotomía, reduciendo su capacidad cerebral. La ratas operadas buscaban su queso, aprendían el lugar, y al cambiarles de lugar la recompensar volvían a buscar, pero en adelante, cada vez que sentían hambre volvían al primer lugar, donde ya no había nada.
Nosotros somos iguales, sólo que nunca hubo queso.

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