jueves, 26 de marzo de 2020

Ser grandilocuente

Es como una especie de borrachera del sentido. Dejar que explote el superlativo, el término ampuloso, la comparación faraónica. Lejor de la exageración obscena, la grandilocuencia asume desde el vamos la separación entre el símbolo y la realidad -la exageración la encubre, sustituye ésta por aquel como condición.
Pero sin caer en la vulgaridad, hay algo impúdico en el hecho de llevar la adjetivación por encima de su límite razonable. Es un jueguito un poco perverso que deja a los demás preguntándose "¿a éste qué bicho le picó?" y no saben si seguir la corriente o quedar como amargos.
Más confusión, justo lo que hacía falta.

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