lunes, 2 de marzo de 2020

Separar el artista y la obra

Cada tanto me cruzo con recidivas de este planteo. Soy muy de acotar medio en broma que la mejor manera de separar un artista de su obra es comprarla.
Lo cierto es que me sorprende que sigamos sosteniendo semejantes dosis de animismo. Sí, sí, la mitología del arte exige que algo de la esencia, del "alma del artista" se infunda en la obra como para que nosotros podamos consumirla. Todo bien con la eucaristía pero ya, maduren.
No sé si será por no haber sido criado en ninguna religión que esas prácticas de banquete totémico siempre me parecieron curiosas.
Para que se vea lo ridículo hagamos un ejercicio mental:
Supongamos que un cirujano le salva la vida a un bebé con un problema congénito. Pero después nos enteramos que el sorete obligó a la madre a entregarle el culo como condición para salvar al hijo. Incluso la filmó, y tiene una colección de tangas de "mamis" de sus pacientitos.
¿Qué hacemos con la obra de este tipo?¿Cómo la cancelamos?
Ven que no se puede cancelar: la obra que es buena es buena. No le pertenece al autor sino a nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario