miércoles, 11 de noviembre de 2020

Cantar desafinado

Cada vez que escucho gente cantando el feliz cumpleaños me pregunto cómo hacen para entonar al mismo tiempo en notas tan diferentes. Sobre todo cuando son notas cercanas, parecidas. Si uno lo quiere hacer a propósito no puede. El cerebro se niega a afinar voluntariamente una nota disonante, quiere acomodarse y coincidir.
Es mucho más fácil hacer disonancias con un instrumento, porque la frecuencia se puede controlar mecánicamente. La garganta también es una máquina, pero una máquina viva que hace lo que quiere.
Cantar es como andar a caballo: el caballo tiene sus propios motivos, y uno puede conseguir que lo lleve casi a cualquier lado, si sabe cómo negociar con esos motivos.
Capaz que el secreto es que todo el mundo desafine al mismo tiempo, así se pierde la referencia de una nota. Si todos están en el mismo acorde, la fuerza inductiva es enorme, pero si cada uno va por su lado, la voluntad es un poco más libre.
Claro que son simples esquemas motrices: reflejos autónomos versus condicionados, respuestas neurológicas versus aprendidas. Pero debe haber por ahí algún estudio que en lugar de buscar la esencia de la libertad, hable de la proporción entre los acuerdos y el esfuerzo necesario para la desafinar.


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