domingo, 19 de abril de 2020

Madrugar

Para muchos es parte de la rutina, algunas veces normalizada, otras padecida. Hasta hay un montón de gente que defiende las ventajas de levantarse antes que el sol.
Seguramente hay una mutación genética que te hace madrugador, pero eso no importa acá.
Hay una vivencia que corresponde a salir, tener que salir, de casa al trabajo o la escuela cuando todavía es de noche, caminar por las calles sombrías, esperar un colectivo adivinando las luces del tránsito, viajar mientras el cielo se aclara de a poco. Cuando pasa esto, es como si el resto del día quedara manchado de noche.
Pero hay otras madrugadas, que tampoco son las que se encuentran esperando despierto. Son los dían en que uno arranca antes de hora porque quiere, porque sin necesidad puso el despertador a las tres y salió a ese mundo a contrapelo que comparten los repartidores de diarios y las panaderías.
Algo así se hace un par de veces en la vida, si no se arruina.

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