lunes, 4 de mayo de 2020

Meterse en camisa de once varas

Uno es amo de lo que calla y esclavo de lo que dice. Pero nadie es amo para siempre, y po más que se esfuerce termina abriendo la boca y hablando de más.
Es como en el dilema del prisionero y el carcelero: si el carcelero se duerme, el preso se escapa. Luego, en la medida en que la motivación del preso es una fuerza absoluta, y la del guardia es relativa, porque es un tema entre otros, en algún momento va a fallar la vigilancia, y el impulso hacia la libertad, que no falla nunca va a liberar al prisionero.
Así, la dialéctica del amo y el esclavo nos condena a meter la pata.
Otro impulso que nunca duerme es el de alguna gente por endilgarle tareas al prójimo. Créanlo: son como aves de presa, detectan a kilómetros al gil que está a boyando al pedo y a punto de ofrecerse para dar una mano. Se precipitan como el destino sobre el desdichado y lo convierten en su sirviente.
Es inútil resistir, contenerse, no se cura con psicoanálisis, pastillas, PNL, mindfulness, mindblowing, blowjobbing, ni con TCC, TEC, CCCP o reforma del pensamiento.
Si acaso nos queda juntarnos a lamentar y comparar.
Y vos ¿en que quilombo te metiste hoy?

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