domingo, 17 de mayo de 2020

Repasar

Hay cosas que uno sabe desde siempre. Cada tanto uno se encuentra con personas equivocadas y casi siempre, salvo que uno sea un pedante insoportable, se deja que sigan con sus ideas, a menos que se trate de un asunto de interés directo.
Pero al fin, es inevitable pisar el palito y confrontar. Hay gente que también está muy segura de lo que piensa, y tiene sus motivos. Y en este grupo, no falta quien insista en querer corregirnos.
Y acá empieza el problema: de las cosas que se saben hace mucho, ya se ha olvidado el fundamento, porque el saber se automatiza y el conocimiento pasa a funcionar como un prejuicio.
No está mal, los prejuicios ahorran muchísimo tiempo y energía.
Pero cuando se quiere argumentar, nos quedamos cortos ¿quién necesita argumentar que dos y dos son cuatro? Creo que todo ser honesto se siente en falta cuando toma conciencia de que tiene incorporado un prejuicio.
Bueno, un camino es reafirmarse y reduplicar el prejuicio, sentenciando el tema a cerrarse para siempre. Y el camino largo, que es repasar, reconstruir cómo se llegó a tal saber, y buscar nueva información.
De paso, entre que uno investiga, se pasa el momento de contestar, y la discusión se olvida.

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