domingo, 3 de mayo de 2020

Navegar

Un día ocioso, el aire tibio, la brisa leve. Las aguas calmas en todo el orbe.
Las naves están aparejadas y llenas las bodegas esperando la orden de levar anclas.
Sólo falta que tomes impulso y abordes.
No hace falta más que cruzar la pasarela y acomodar el equipaje en algún rincón.
La sed de viajar no nace de la falta de raíces, sino de la oportunidad.
No ha habido ni habrá en la historia un día como hoy para subirse al velero, gomón, yate oceanográfico o tabla de barrenar. Es el día en que está escrito que todas las aventuras llegarán a buen puerto.
Es como el San Martín de los días predestinados para salir a navegar, pero nadie puede hacerlo.
Vas entendiendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario