viernes, 1 de mayo de 2020

Sentir autocompasión

La moralina del heroísmo vecinal dice que una persona madura no debe sentir lástima de sí misma. No hay que darle muchas vueltas, es siempre la misma arenga de las clases de educación física "levantate y seguí corriendo". Lo que todas esas frases motivadoras dicen es claramente, por más que se esfuercen en maquillarlo, "no seas mariquita".
Está muy bien que tengamos objetivos, y que nos identifiquemos con ideales, bueno, es inevitable. Pero una cosa es que algo pase, y muy otra que nos dejemos llenar la cabeza, o peor, hacerse militante del lecho de Procusto.
Curiosamente, y no tan curiosamente, son estas mismas doctrinas las que promueven que se impulse a los niños a autoconsolarse ¿En qué quedamos? ¿Hay que arreglarse solo pero no se puede sentir lástima por uno mismo?¡No hay forma de hacer eso!
Sí que hay, y casi todos la encuentran: convertirse en su propio verdugo, identificarse con esa voz que te exige ser maduro, ser tu propio sargento.
Realmente hay que tomarse un día, mirar todo el daño que nos hemos hecho a lo largo del crecimiento, y sentirse muy apenado, porque ya está hecho y no hay vuelta atrás.

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