lunes, 21 de diciembre de 2020

Aparentar calma

En la película Beau Geste hay una escena donde están en un fortín de la legión extranjera, en medio del desierto, sitiados por un montón de argelinos rebeldes que los van matando de a poco. Con la moral por el suelo, llegan a la noche reventados, ya tiene ganas de no despertarse. El comandante del fuerte, que durante el día acomodaba a los muertos en las aspilleras para que pareciera que tenían tropas de repuesto, al ver que están cagados de miedo los obliga a reírse, uno a uno les ordena que se rían... El asunto es quue al final se ríen todos, de verdad. Esto está en la película, pero funciona en la realidad. Es como el chiste de "jabón no, radio". Los griegos lo sabían y por eso juntaban a todo el pueblo para hacer sus comedias. La magia del teatro es esa: que el motor de la emoción es la masa del público, no la obra. La obra es la chispa, el fulminante. 
La risa grabada de las comedias de TV nunca sirvió para lo mismo, es solamente un sucedáneo para que no nos sintamos culpables de ver el teatro en la soledad de nuestra casa.
Bueno, eso respecto de la risa, algo que se puede exigir únicamente si sos un soldado.
A nosotros no nos hace falta tanto.

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