viernes, 4 de diciembre de 2020

Podar los frutales

"¿Por qué podan los árboles? -Porque si no, se van en vicio." 
El hombre llama vicio a todo lo que no puede vender: el "vicio" son las ramas sin frutas. Y los árboles que no dan fruta ¿para qué los podan? Porque más allá de ese resabio inquisitorial de "limpiar los pecados", la poda sigue una lógica de contradicción, de desafío y revanchismo: lo que se corta crece luego con más fuerza, con más ímpetu. La naturaleza es un caballo que se excita cuando cuando lo sofrenan.
También se cree que el pelo crece más fuerte después de cortarlo.
De las podas decorativas no vale la pena hablar, ni siquiera toman al arbusto como un ser vivo: se lo trata como un bloque indistinto y se aplica lo que los tanos llamaban la "vía di levare".
El podador de frutales sabe que se mete con un ser vivo. Con algo que tiene sus propias intenciones y que responde en su propio idioma cuando él le habla con sus argumentos hechos de fierro.
"Para que puedas crecer yo tengo que herirte", como dice la canción.
Claro que todo esto pasa en otra época del año. Pero la poda es de por sí tan contradictoria...




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