miércoles, 29 de julio de 2020

Motores

Existe un capítulo de la física que se llama "máquinas simples", que a todos nos parece una estafa, porque no hay máquinas ahí. Palancas, poleas y planos inclinados no son máquinas, a lo sumo herramientas. Recién con una boma de agua, una prensa o un tornillo elevador sentimos que podemos hablar de máquinas.
Y es que una máquina tiene que hacer algo, producir un efecto, más allá de mover algo. Y por hacer algo queremos decir algún trabajo.
Nuestra imagen de lo que es un verdadero trabajo seguramente coincide con lo que el shabbat les prohíbe a los judíos.
Por más difuso que sea el límite entre las máquinas propiamente dichas, las verdaderas máquinas, y las herramientas, con los motores ya no nos quedan dudas: estamos hablando clara y definitivamente de máquinas.
Ya sea que se alimentan con electricidad o combustible, casi todos los motores que conocemos son giratorios (la rotación es la moneda de cambio universal de la mecánica). Y el motor por antonomasia es el motor de combustión interna. 
En esta era que estamos a punto de ver morir, el motor a pistón, con su refinada relojería, dejará su lugar al motor eléctrico, tanto más simple. 
La máquinas evolucionan inexorablemente hacia la inmovilidad, la máquina definitiva será una donde nada se mueve y todo se realiza a base de información.
¿Cómo vamos a saber entonces qué es un motor?
No es cierto que las máquinas vayan a dominarnos, ellas simplemente nos abandonarán a nuestra suerte.

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