domingo, 26 de julio de 2020

Fijarse en los demás

Cada vez que alguien manifiesta envidia, se siente ofendido, inferior, frutrado, menospreciado, recibe la recomendación de "no fijarse en los demás". Diría que es de esos consejos imposibles, si no fuera por la cantidad de testimonios de personas que "decidieron" no prestar atención al resto, desoir opiniones ajenas, ignorar maltratos o dejar de lado estándares alienantes.
De la mano de algún orientalismo trasnochado, este solipsismo new-age viene siendo la panacea burguesa desde los tiempos de los hippies.
No importa que estas "decisiones" sean ilusiones a posteriori de un movimiento de introversión que obedece a determinantes inconscientes.
Lo que importa es que vamos naturalizando de a poco la idea de que la influencia de los otros en el mal.
La influencia de los otros es el vehículo de muchos males, porque casi todo lo que hacemos los humanos, lo hacemos como parte de un grupo o sociedad, y porque muchas de las cosas que hacemos son malas, dirigidas a perjudicar al prójimo ( o a beneficiarse a sus expensas).
Lo que a veces hay que aprender es a no obedecer, que es otra cosa. Pero sí es indispensable fijarse en los demás. 
Si uno va en auto por la cale y no se fija en los demás, choca.
Si uno va a recolectar hongos y no se fija en lo que hacen los demás, se intoxica.
Si uno va a saltar de un trampolín y no se fija si hay gente en la pileta, se rompe los dientes contra el cráneo de alguien. el cráneo es un hueso muy duro.
Si uno sale a cazar y no se fija en los demás, les dispara a sus amigos.
La vida es como cantar en un coro: hay que escuchar al de al lado. No por altruismo, sino en interés propio.
Toda acción tiene algún determinante, una guía. Si la guía no está al costado, a nuestra altura, seguro está más arriba.

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