miércoles, 25 de marzo de 2015

Día de inventar una religión

Marvel
Marvel via photopin (license)
Dicen algunos que para admirar el poder de la Bestia en toda su inmensidad es necesario salir de las ciudades: acudir a los parques erigidos sobre Su poderoso vientre, visitar los santuarios llenos de gaviotas, a los que acuden peregrinos en busca de algo que los ayude a sobrevivir. Yo prefiero estar aquí en el centro de su devoción, aquí donde recibe diariamente las ofrendas.Cada uno aquí sirve a la Bestia a su manera, y a todos valoro: los que escrutan los cielos, los que organizan grandes festejos en su honor. Me emocionan las fiestas de fin de año, en las que todos hacen esfuerzos para superar la ofrenda diaria. Estremece ver tanto amor, sentir el latir de una ciudad unida por la Bestia. Millones unidos en Su alabanza, millones iguales frente a Su inmensidad.

Confieso, no obstante, que mi investidura me hace sentir afortunado, distinto, incluso —¿osaré decirlo?— superior. No creo que peque de soberbio: hay otros superiores a mí, al fin y al cabo. Los que administran Sus pseudópodos; mi Principal, que nos lleva por el Recorrido noche a noche, recogiendo las ofrendas, alimentando Su prodigioso apetito. Nada de eso impide que sienta la importancia, la fortuna de subir con mi compañero a los flancos de la Bestia, sentir el viento en mi cara mientras recorremos las calles, atentos a las ofrendas que los fieles colocan cuidadosamente frente a las casas al caer el sol. Nosotros las levantamos amorosamente, encerradas en sus bolsas verdes y negras, y alimentamos a la Bestia cada noche, después de las nueve, salvo que los Hermanos meteorólogos presagien tormenta.

76 palabras de yapa

Tras ponerse los anteojos limpios, me mira y se sonroja. Las señoras de los changuitos buscan como disculparse y culparnos al mismo tiempo. Él se levanta y me tiende la mano para levantarme. Es más bien flaco y bastante alto; me siento como izada por una grúa. Me pregunta si estoy bien y asiento con la cabeza. "Menos mal", concluye y sigue corriendo. Lo veo alejarse. Hubiera querido decir algo más, pero no sé qué sería.

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