viernes, 13 de marzo de 2015

Día de prestar el cerebro

3 kringlass
3 kringlass via photopin (license)
Los artistas mueren menos que otras personas. Físicamente, sí, se van como todos; pero lo que hay de ellos en su obra queda a la espera de ser tomado y reproducido en los cerebros de otras personas. Así, de alguna manera, uno puede pensar "uy, esto lo hubiera dicho Terry Pratchet" o "parece un cuento de Bradbury". Hacer eso, ponerse en el lugar del artista, o al menos en el lugar en el que se ponía a crear el artista, es una forma de revivirlo.

Hofstadter, en "Yo soy un extraño bucle", lleva esta idea un poco más lejos: si nuestros cerebros son máquinas de representar lo que venga, en particular esa cosa ilusoria que llamamos "yo", también pueden servir para simular otros yoes, como los de Pratchett o Bradbury, sí, pero también (y más) los de nuestros amigos y familiares. Cuanto más conozcamos a la persona, más fiel será esa representación, mayor la capacidad del cerebro de recrearla. Ahora bien, si de una recreación se trata, ¿es uno el que piensa como la otra persona, o es la otra persona, otro yo que está tomando nuestro cerebro prestado? Hofstadter se inclina por lo segundo, y me encanta pensar que tiene razón, que puedo a veces correrme a un costado para dejar que mi abuelo, mi tío, mi padre, aquel profesor de la facultad con el que charlé tantas veces, pueden estar un rato pensando en mi lugar, hablándome, tomando mi cerebro prestado por un rato.

65 palabras de yapa

—Ah, ¿sí? ¿Vos sabrías qué hacer si Juan te abandonara?
—Buscar un abogado, porque lo mato.
—Qué linda es mi chica. Terror y fidelidad, ese es el lema.
—Ani, si te ofende que no se los contara, me disculpo. Tenía que procesarlo antes.
—¿Y, cómo lo llevás?
—Igual que hace un mes.
—Te anda mal la procesadora, hermano.
—Por eso vengo a manguear la tuya.

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