domingo, 13 de septiembre de 2020

Leer una novela romántica

Cuando te enterás de que "Bésame mucho" fué compuesto por una adolescente, y que habla estrictamente de besos, porque en eso pensaba, en besarse, parece claro que sólo desde el punto de vista de la falta de experiencia tienen sentido todas esas historias de amor que se resuelven a través de obstáculos.
Las leemos para volver, no tanto a la "inocencia" como a la curiosidad, a la época en que había cosas por descubrir, y las buscábamos en los libros. 
De las historias románticas, las mejores son las comedias, claro. Los dramas tienen el defecto de querer parecer realistas, queriendo resultar creíbles apuntan que el lector haga el menor esfuerzo posible para alcanzar la complicidad con la ficción. Es una práctica que embota los sentidos, la inteligencia y la capacidad para el ridículo.
Por otro lado, el paso de comedia está en que nunca termina de pasar nada, pero no como en los Dublineses de Joyce, sino como en las historias del Chapulín Colorado. No es raro que las series se hayan asimilado el formato que tan buenos servicios le puede prestar a la continuidad indefinida. Todo es un gran tropezón.
También existe la posibilidad de que historias como las de Dublineses no sean más que un largo y elaborado chiste. 

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