viernes, 18 de septiembre de 2020

Pensar mal

Gracias a los protocolos de prevención, los centros de internación están cerrados a las visitas. Si les parece duro que un paciente pase quince, veinte días sin ver a sus seres queridos, les comento que un tratamiento de adicciones en modalidad de internación implica como mínimo tres meses de internación sin salidas, que según el tipo de tratamiento pueden ser seis o doce, y que si en tiempos normales los pacientes suelen pasar luego a tener permisos de fin de semana, actualmente no se permite que un paciente salga y vuelva a ingresar sin antes hacerse un hisopado.
Esto hace un poco más comprensible para la gente común el hecho de que más pacientes abandonen los tratamientos, o simplemente se fuguen (los centros de internación no son cárceles, ni siquiera las clínicas psiquiátricas, las personas pueden irse en cualquier momento ¿qué creían?).
No piensan lo mismo los familiares de los pacientes: sus hijos, hermanos y parejas no van corriendo a casa porque los extrañan, sino que llegan amanecidos y con resaca, después de haberse colocado minuciosamente.
La verdadera causa de la correlación entre la falta de visitas y las fugas de los adictos es muy obvia: las visitas les llevan droga.
Si les parece duro que un paciente pase quince veinte días sin ver a sus seres queridos, imaginen pasar seis meses sin drogarse.

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