viernes, 25 de septiembre de 2020

LLamar al Pompero

Cuentan los pibes tumberos que cuando alguien silba de noche, se aparece el Pomperito.
Es un petiso de patas cortas y brazos largos, te mira y te pide cigarrillos. Si no tenés cigarrillos para darle, te da a elegir entre golpearte con el puño de plomo, o con el puño de hierro.
Es un gran estímulo para promover la generosidad y el desprendimiento. Y para hacer el hábito de tener una reserva de cigarrillos.
Los que no fumamos nos enfrentamos a duras consecuencias, pero sólo si no resistimos la tentación de silbar en medio del silencio nocturno. Ya sea para entretenimiento, como argucia de seducción, o como señal a un cómplice, el silbido es una herramienta filosa, una gillete que deja sangrando la noche.
¿Y quién hace eso? Los tumberos, cuando andan sueltos.
¿Y quién el es Pompero? Un duende bromista que nunca consigue divertirse.

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