sábado, 19 de septiembre de 2020

Romper los juguetes

El que no rompe sus juguetes nunca llega a tener cosas de verdad. Que no te engañe la metafísica que quiere hacer de todo un juguete: fué redactada por los que nunca pusieron las manos en algo más pesado que una pluma.
Para el fatalismo, nosotros mismos somos juguetes del destino, de los dioses.
Es la misma doctrina paralizante que patrocina el más allá, la eternidad, para que la gente se quede en el molde.
No. Nada real se consigue mientras estén los juguetes en funciones. 
Por eso los viejos envidiosos pretenden que los juguetes de antes duraban un montón: lo que les molesta es que ahora se cambiar por otros nuevos.
Esos también hay que romperlos.
Y seremos como dioses.

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