martes, 25 de agosto de 2020

Parar las balas

No todo en la vida es fluir y esquivar. Eso es algo que se aprende y se puede poner en práctica sobre uno mismo, sobre lo que se puede sujetar a la voluntad propia, nada más. Formar parte de un equipo que sea como la selección del '86 es algo que no va a pasar de nuevo, entonces nos pasa que no esperamos que los demás corran, suban o bajen con uno. Las telecomunicaciones nos distancian desde hace mucho sin que hiciera falta pandemia, la modernización es, por sobre todo, números grandes, todo en grandes cantidades.
Por mucho que sueñen los fundamentalistas, las cantidades cambian la lógica de las cosas.
Todo se desordena, y como todos corren es muy fácil que atropellen.
Cuando estás en la cancha hace un tiempo, ves venir el pelotazo de lejos. Es OBVIO que si tenés alguien nuevo al lado, parte de tu responsabilidad es que pueda tomarle el ritmo al baile.
En un mundo ideal, se forja una relación de compañerismo, un lazo de aprendizaje y superación que cae una granada y ni nos vimos.

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