lunes, 17 de agosto de 2020

Predicar en el desierto

Para la filosofía, la normalidad nos constituye desde el vamos. El logos sigue siendo esa causa primera en la que necesitan creer. Para el psicoanálisis, la norma es secundaria, un ideal aglutinante. Sí se habla de la ley del padre como un mito fundacional, pero se trata de un mito, que de todas maneras funciona como una fuerza centrífuga en el origen. Lo que cohesiona del padre es su retorno en la ilusión que se cimenta con el ceremonial del banquete.
No es casual que sea en un banquete donde el filósofo escenificó su discurso sobre la fuerza de cohesión de la sociedad.
Para la normalidad, lo diferente se aglutina de alguna manera en identidades alternas. Todo lo asimila. La normalidad no deja de imaginar la contracultura como un enemigo astuto que no deja de conspirar.
Para los diferentes, la única identidad es el desierto.

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