domingo, 16 de agosto de 2020

Poner todos los huevos en una misma canasta

El tío Roberto, el mismo que decía que una casa de construye desde adentro hacia afuera, era un jugador empedernido, capaz de jugarse en la ruleta el sueldo de los albañiles y salir del casino con suficiente plata para terminar la obra. Su técnica era la de hacer varias apuestas simultáneas: a varios números, a la docena, al color. El tipo trataba de aparentar una actitud calculadora mientras se jugaba la plata ajena, queriendo pasar por ingenioso porque esa vez le salió bien. Los jugadores siempre recuerdan las veces que ganaron, nunca las que se enterraron.
Al final, nunca me queda claro si el jugador es valiente o no, inspirado o ciego. Toma riesgos que para nosotros son temerarios, pero lo hace obedeciendo a pálpitos indubitables. Juega en contra de las probabilidades, pero tiene un sistema.
Está dispuesto a perderlo todo, pero la experiencia le ha demostrado que siempre consigue rehacerse.
No tiene empacho en defraudar a sus amigos, pero pocas veces sobrevive a perderlos definitivamente.
Y es posible que todo lo pensado y sentido sea un espejismo creado a posteriori del impulso irresistible de jugar.
En todo caso, nunca hay que seguir los consejos de los jugadores. Mejor poner los pocos huevos que tenemos en una canasta que podamos tener siempre a mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario